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Prof. Juan Miguel Castell
Federal
Capítulo 2
Los pueblos originarios
“La muerte de cada una de estas culturas es la muerte de una parte del espíritu humano y arrastra consigo en el olvido a todo un mundo, es decir, a una experiencia de la realidad y de la vida irrepetible”1.
LOS CHARRÚAS
Los Charrúas son por excelencia, los pueblos originarios del Uruguay y ocuparon sus márgenes desde la latitud de Yapeyú aproximadamente, hacia el sur. Hacia el este ocupaban casi todo el actual territorio uruguayo, las tierras del Estado de Río Grande al sur del río Ybicuy y del Camacuán.
El Padre Salaberry opina que los Charrúas habitaban indistintamente los campos de Entre Ríos y la Banda Oriental 2. Su ubicación es en una amplia banda centro norte de la provincia de Entre Ríos, llegando a las inmediaciones de La Bajada (Paraná) 3.
Constituían una familia lingüística importante y se dispersaron por un extenso territorio, pero no abundan las excavaciones sistemáticas que permitirían un conocimiento amplio y cierto.
Innumerables datos de funcionarios, misioneros y viajeros que atravesaron esas regiones, a fines del Siglo XVI, hacen indudable su presencia en el litoral del Paraná.
Esta ubicación parece responder al tráfico de esclavos de guerra y al comercio que mantenían con los vecinos de Santa Fe.
El gentilicio Charrúa se aplica genéricamente a todos los grupos cultural y lingüísticamente afines.
Los detallamos: Guenoas al norte y oriente; Yaros, en el Litoral occidental del Uruguay entre el Río Negro y el Arroyo San Salvador, dominando la costa hasta Yapeyú; los Bohanes en la costa oriental, al norte de los Yaros y al sur de los Guenoas. En la zona meridional de Entre Ríos, los Minuanes4. Esta distribución es válida para los siglos XVI y principios del XVII.
Minuanes y Yaros son los grupos esencialmente entrerrianos del complejo Charrúa.
A posteriori de la conquista, la movilización que este hecho genera, provoca incursiones de los Charrúas, al ocupar su hábitat.
Guenoas ya reducidos, trabajan en las estancias jesuíticas del Mandisoví y los Bohanes, en el siglo XVII, viven en el centro de Entre Ríos sobre el Gualeguay.
“Los pueblos autóctonos de este continente nos llamamos indios porque con este nombre nos han sojuzgado por cinco siglos y con este nombre deberemos liberarnos”. (Aporte Resolución 1 del Primer Congreso Indio de Ollantaytambo, Cuzco–Perú, 1980).
Los misioneros jesuitas conocen al Charrúa en posesión del caballo, en lucha con el español y arreando ganado vacuno en vastas vaquerías en las campiñas entrerrianas y uruguayas.
De elevada estatura y robusta complexión, 1,68 para los hombres y 1,67 para las mujeres. Pero era usual, superar estas marcas.
Los Charrúas que se desplazaban por Entre Ríos eran esbeltos, altos y fuertes. Vivían desnudos. Un simple taparrabo de cuero de ciervo o puma para los hombres y una tela cubresexo para las mujeres.
Durante el invierno, se protegían con el clásico manto de pieles de pequeños mamíferos, cuyos cueros curtían con ceniza y grasa. Los pelos iban hacia el cuerpo y la parte exterior se decoraba con guardas y dibujos geométricos pintados, muy similares a los de Patagones y Chaqueños.
Cuando usaban este manto (quillango o quillapi) revestían una falda corta de cuero.
Al domar el caballo, hicieron los mantos con su cuero y los decoraron con su sangre.
Una suela en la planta de los pies, asegurada con correas a la altura de los tobillos, brindaba buen calzado.
Mucho les interesaba su estética. Ambos sexos se embellecían con vinchas, penachos de plumas, brazaletes de hueso, collares de pequeñas plumas coloreadas y valvas de moluscos.
Usaban el barbote (palo pequeño o barra de plata embutido en el labio inferior) como distintivo varonil, aunque, a partir de la conquista, su uso queda reducido al cacique.
Las