La gran mayoría de los diseñadores generalistas es la que ocupa ese espacio central en el conjunto de la oferta. Desde el punto de vista económico, la amplitud de los servicios que ofrece el generalista tiene su repercusión en un mercado más numeroso, con lo cual accede a una mayor probabilidad de encargos. Pero, comparado con el especialista, este puede ser mejor retribuido, pues la especialidad se asocia a un más alto nivel de calidad.
3. EL GENERALISTA POLIVALENTE
Esta tipología profesional se diferencia de la anterior porque el polivalente desborda el marco del generalista. Mientras este permanece dentro de la disciplina exclusivamente gráfica: para decirlo brevemente el de la imagen y el texto sobre el soporte bidimensional (la hoja de papel, la pantalla), el polivalente desborda este cuadro tradicional y se interesa por abordar otras aplicaciones o mejor otras disciplinas de diseño e incluso de comunicación.
El polivalente se mueve con comodidad en el espacio tridimensional, colabora con la arquitectura, el interiorismo y el escenarismo. Diseña exposiciones, combina espacios y objetos con el juego lúdico de la luz, el happening y la intervención en eventos. Maneja la forma tridimensional y táctil, los volúmenes y las texturas. Incluso incursiona en el diseño estratégico de servicios, que requiere el estudio de procesos, los proyectos de comunicación por medios no convencionales, las soluciones audiovisuales, el diseño tecnológico (videojuegos, si es el caso), e incluso aborda a veces facetas de la comunicación visual, como el naming, la creación de marcas verbales y nomenclaturas.
El generalista polivalente presenta un perfil más innovador comparándolo con el especialista y el generalista.
4. EL DISEÑADOR GLOBAL
Primero se utilizó el término «holístico», que viene de las ciencias de la naturaleza y significa completo, integral (aquel que no olvida ninguno de los aspectos que inciden en un problema, incluso los efectos secundarios, no deseados). Pero la teoría general de sistemas o sistémica aportó el instrumento más avanzado para gestionar la complejidad. La sistémica considera toda realidad como un sistema donde todos los elementos que lo constituyen son especializados y diferentes; fuera del sistema no tienen valor y solo lo adquieren cuando son ensamblados y forman parte del sistema. El sistema es una estructura de relaciones entre las partes, y son esas relaciones las que activan la dinámica del sistema. Todas las partes coordinadas actúan hacia un mismo fin, que es la autonomía y la eficacia del sistema.
La ventaja de la sistémica sobre el pensamiento holístico es que la primera opera individualmente sobre las partes que conviene corregir, mientras el resto de las partes las sustituyen hasta que las disfunciones han sido reparadas, por lo cual no se interrumpe el funcionamiento del sistema.
Para el diseñador integral o global, la señalética, por ejemplo, es un «sistema en el espacio construido» cuya finalidad es guiar las decisiones de acción de quienes se mueven en ese espacio; y los guía de modo unívoco mediante el sistema de señales universales que todos entienden. Aquí intervienen no solo los condicionantes relativos a la propia arquitectura del lugar, a los trayectos (obligados y optativos del público) y a sus señales de orientación, sino también los distintos ángulos y distancias de visión, así como la importancia de la iluminación y los servicios informativos complementados por personas. Todo un sistema.
El diseñador global aprovecha y combina todos los recursos de las distintas disciplinas de diseño, y es más un consultor conceptista y director de proyectos que un realizador. El concepto de diseño toma aquí todo el sentido de proyecto. Este profesional ve «procesos de comunicación y de acciones» en lugar de «mensajes». Y ve las «interacciones» entre todos los elementos del sistema, así como las incidencias «contextuales». Puede decirse que no solo ha pasado del espacio gráfico al espacio físico tridimensional donde la base de la relación mensaje-público es la percepción, sino que lo supera y opera en la relación percepción-acción. Ha entrado así en una sociología del diseño.
PSICOLOGÍA DE LOS CREADORES
Veamos ahora los rasgos caracterológicos de los innovadores. Es posible deducir una psicología del investigador según sea el empleo de los métodos. Se han identificado doce tipologías bien diferenciables.
A. El espíritu crítico y el espíritu conformista
El espíritu crítico no acepta una idea sin haberla sometido a análisis. El crítico tiene una mentalidad exigente, a veces acerada, influida por su propia personalidad. Tiene relaciones casuísticas con el mundo cultural y es una mina de información. Es un eterno insatisfecho y curioso. Se obstina en pequeños detalles que acaban resultando ricos en consecuencias.
El conformista sigue la senda del universo reconocido: «Si lo dicen todos, será verdad» suele ser la expresión del conformista, que no cuestiona sino que acepta. El espíritu conformista es rutinario y se siente cómodo así.
B. El imaginativo y el tradicionalista
En realidad, el imaginativo es próximo al anarquista. Le gusta la subversión, provocar, crear desorden, transgredir, hacer algo escandaloso que nadie entiende. Los imaginativos no son nunca cómodos.
El tradicionalista no es un conformista, sino alguien que toma una fórmula o una experiencia ajena o propia, ya bien probada, la aplica con empeño y la exprime hasta que obtiene un resultado sólido.
C. El individualista y el social
El primero se mantiene al margen. De los problemas, extrae lo que él mismo puede tratar, de manera que circunscribe su terreno y, antes de devanarse la cabeza con problemas complejos, trata de valorizar como sea el fruto de su esfuerzo estrictamente personal.
El social es el que trata de hacer el trabajo en colaboración con los demás, lo cual no deja de ser menos pesado para él y más provechoso para todos. El social se opone al individualista, quien opina que el trabajo en equipo genera confusión y pérdida de tiempo. El social trabaja mejor en equipo y eso a la vez enriquece su trabajo.
D. El que tiende “contra” y el acomodaticio
En último término siempre está sistemáticamente contra… los colegas, la competencia, los clientes, el mundo. De hecho, está en contra en general sin estar en contra de algo particular. Hay en él una tendencia a la agresividad. Por principio, todo parece imposible o equivocado, si bien poco a poco acaba por entrar en la vía de la cooperación.
El acomodaticio lo acepta todo con buena voluntad. «Acabaremos por encontrar un resultado», dice, y aunque halle objeciones que hacer, siempre se adapta y está dispuesto a cooperar, incluso si tiene que modificar su parte de trabajo.
E. El teórico y el experimental
Se trata de dos sistemas caracterológicos fundamentales que suelen darse en cualquier problema, ya sea teórico o práctico. El teórico es el que pone por delante lo que dicen los libros, las teorías y los métodos, pues confía en la autoridad del texto y esa confianza le da una seguridad subjetiva que antepone a lo que sería su propio juicio, a lo que no se atreve, pues es poco imaginativo.