MI HISTORIA. Juan Adolfo Brumec. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Juan Adolfo Brumec
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Философия
Год издания: 0
isbn: 9789878722290
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muy pocas casas, y a un par de cuadras del Colegio, se hallaba la Iglesia, que en la actualidad está perfectamente conservada, y la pude visitar nuevamente cuando regresé, después de casi 40 años, a mis pagos natales. A dicha iglesia nos llevaba nuestra madre a Misa todos los domingos. Allí estudié catecismo y me prepararon para poder tomar la Primera comunión apenas unos meses antes de partir hacia la Argentina.

      El invierno, en esos lugares, es muy duro, pero igual nos íbamos al colegio, a veces – según me comentó mi madre –, las temperaturas llegaban a más de 20º bajo cero. Nos abrigábamos bien y listo… nadie se quejaba, …no había paros … huelgas ni piquetes, por ningún motivo se suspendían las clases… pero todos estábamos contentos de por poder ir al colegio. En pleno invierno nos divertíamos jugando en la nieve, hacíamos inmensos muñecos de nieve, bajábamos y nos deslizándonos por las pendientes de las montañas ó colinas, patinábamos sobre superficies heladas de los ríos y/o lagos, andábamos y compartíamos con los trineos, nos inventábamos patines y esquíes – “made in casa” – muy precarios, para poder andar sobre la nieve. Recuerdo que en una oportunidad, en vísperas de Navidad, estábamos jugando en la nieve, con algunos patines y/o esquís improvisados. En una de esas, yo me mando con un patín de madera por la bajada de una colina, a gran velocidad, con la mala suerte de que el patín se trabó con unas piedras, en un cruce de camino, y yo volé despedido por el aire, aterrizando con la cabeza contra el piso produciéndome, un gran corte en la ceja izquierda, con mucho sangrado y varios machucones. Le hice pasar un gran susto y muy mal momento a mi madre, al verme con la cabeza toda vendada, y justo en una Noche Buena de Navidad.

      En más de una oportunidad, cuando había grandes nevadas, quedábamos encerrados en la casa, sin poder salir. La intensa nevada nos tapaba la puerta de acceso y/o las ventanas ante ello debíamos “cavar” la nieve para podernos abrirnos un camino hacia afuera. En todo el contorno del techo de la casa se formaban las estalagmitas y estalactitas (puntas de hielo de distintos tamaños). Por mas abrigos que teníamos, era común tener sabañones en las manos y orejas (Se inflamaban y ponían rojas). La mayoría de la ropa que usábamos en invierno la preparaba mi madre, la reciclaba, hacia las reformas, la armaba y era muy buena costurera. Una vez pasado el crudo invierno, apenas comenzaba el deshielo con un sol radiante y las franjas con pasto verde con flores que aparecían, nuestro primer anhelo /objetivo era poder CAMINAR DESCALZOS.

      Siii … era totalmente normal caminar descalzo por una tierra y un pasto muy suave, asimismo, de esta manera la piel de planta de los pies, se hacia cada vez mas resistente y caminar en esas condiciones se disfrutaba mucho y era muy placentero… Recuerdo que, ya entrando en la primavera, cuando comenzaba a derretirse la nieve, comenzaban aparecer los nuevos pastizales, los campos verdes, los lugareños mandaban a sus animales, (vacas, caballos, etc.) a pastizar en esos campos ó praderas después de un largo y duro invierno, mientras que nosotros y la mayoría de los chicos, buscábamos la “bosta caliente”, reciente de esos animales, que quedaba en el lugar, para poder pisarla, (descalzos) y disfrutar del calor que de ellos emanaba.

      En breve síntesis, si lo comparo a los valores actuales, mi infancia fue muy difícil, y hasta muy dura. Pero la disfrutábamos con lo poco que teníamos. Los inviernos eran muy largos, cuando nos quedábamos encerrados en la casa por las intensas nevadas, jugábamos con lo que teníamos ó improvisábamos y/o estudiábamos. Cuando había buen tiempo salíamos a jugar en la nieve, patinar sobre hielo, hacer muñecos de nieve, andar en trineos y patines por nosotros improvisados para bajar, deslizando ó patinando, por las colinas nevadas. Fuera de la época invernal, recorríamos los campos, las praderas y los bosques. Personalmente me encantaba observar cuando los lugareños cosechaban el trigo siiii lo hacían en forma manual. con inmensas guadañas. trabajaban é Iban todos a la par, en filas de 4 ó 5 verlos como trabajaban en forma sincronizada, era impresionante. Ahhhh. En aquella época, No había maquina alguna ni para sembrar ni para cosechar, todo se hacía en forma manual, y con mucho sacrificio. En mi infancia nunca viajé en auto, colectivo ó tren alguno. Como no teníamos cámaras de fotos, lamentablemente no tengo fotos de mi niñez ni de mi infancia en Eslovenia (Salvo alguna sacada por terceros, previo a nuestra partida a la Argentina). Durante y después de la Guerra, mi madre jamás recibió, ni pidió del Estado, ningún tipo de Plan ó subsidio: por matrimonio, embarazo, nacimiento, por escolaridad, por desempleo, etc. … etc. (Como ocurre en la actualidad) … Siii… nunca le dieron nada… al contrario, el gobierno siempre se las ingeniaba para poder “sacarte” algo y por cualquier motivo. Ahhhh…, no se te ocurra a no cumplir con esas obligaciones. Tampoco se podía hacer reclamos: piquetes corte de caminos ó rutas manifestaciones, etc. … Muy simple, todos sabían las consecuencias, uno terminaba preso y/o ejecutado/ desaparecido. La harina, el azúcar, etc. era racionado por el Gobierno Local (Municipio), como máximo, una familia, recibía MEDIO kilo de Harina y/o azúcar por MES. Cada uno debía arreglarse con lo que podía y con lo que tenía. Había que hacer malabarismos y apelar al ingenio para poder sobrevivir… Está por demás decirlo, el gran esfuerzo y sacrificio que debieron realizar mi madre y mi abuela para poder subsistir, criarnos y educarnos, a mi hermano y a mí, en esas difíciles circunstancias que se vivía en Eslovenia después de la Segunda guerra mundial y sin la presencia de mi padre, que debió fugarse, e irse del país, simplemente por no compartir las ideologías políticas del régimen Dictatorial del Mariscal Tito.

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