Claramente, con la opción Rincón de Arellano, el régimen optaba por un partidario acérrimo que incluso cuestionaba a su antecesor cuando se refería a él y a las circunstancias del desbordamiento del Turia en estos términos:
Riada del Turia no fue, propiamente dicha, aunque hubo una inundación en el centro y en el Marítimo. Lo que hubo fue una omisión municipal, de la que tengo noticia por el concejal Luis Merelo (sic). Las acequias quedaron conectadas con el alcantarillado y este no se conectó con el rio porque se olvidaron de levantar las compuertas. El alcantarillado de la ciudad se desbordó: salía el agua por los desagües.29
Para finalizar, la crisis de la riada marcó un antes y un después en la evolución de la institución municipal, lo que explica la larga duración del período de la alcaldía de Rincón de Arellano, la más larga de todo el franquismo en la ciudad. El ascenso de este falangista de primera hora, propiciado, como veíamos, por la crisis política y la búsqueda de un nuevo referente fiel y leal a los principios del Movimiento, vino seguida de la búsqueda de una solución para evitar un nuevo desastre natural. La gestión de la reconstrucción marcó la propia alcaldía de Rincón de Arellano que se rodeó, usando el procedimiento de las elecciones municipales, de viejos camaradas y amigos de estudios de su etapa en la Falange anterior a la contienda. Junto con ello, mantuvo estrechas relaciones con los gobernadores civiles con los que convivió: Jesús Posada Cacho y Antonio Rueda Sánchez-Malo, lo que también le permitió mantenerse en el poder largo tiempo, dando prioridad al peso del grupo falangista en la capital hasta 1969.
Para concluir, para el caso valenciano y por lo que respecta a la institución municipal, podemos hacer referencia a varios aspectos fundamentales en lo que respecta a la instauración del régimen a tenor de lo planteado en las páginas precedentes.
En primer lugar, encontramos una élite al frente del ayuntamiento en la posguerra que no es nueva, sino que más bien procede de grupos políticos anteriores y cuya legitimidad le viene dada por su papel activo en la Guerra Civil en apoyo al bando sublevado.30 Así, para la constitución de la gestora provisional en abril de 1939, se nombró a Joaquín Manglano, barón de Cárcer, que había sido regidor del Ayuntamiento de Valencia durante la Dictadura de Primo de Rivera –como la mayoría de regidores de la comisión– y diputado en la República. También existió una presencia numerosísima de personal político vinculado a Derecha Regional Valenciana, algo que se verá más claramente en el caso de la diputación. Ello contrasta con un peso relativo de la Falange, concretamente de afiliados antes de la guerra aunque encontremos figuras de peso político amplio como Rincón de Arellano. Por tanto, el personal político que instauró el franquismo en Valencia fue heterogéneo y poliédrico, de orígenes diversos, pero con una confluencia de intereses palpable en el seguidismo al Caudillo y en la implantación de las políticas de la victoria.
En segundo lugar, podemos encontrar en los primeros años de implantación del régimen a un importante sector de la aristocracia valenciana que ocupó puestos de poder en instituciones relevantes, entre ellos encontramos a los Trénor en el poder municipal auspiciados por la dictadura. Esa cooptación de la aristocracia de origen burgués tuvo su importancia en la instauración del régimen y se vio truncada por la ruptura acaecida tras los sucesos de la riada de 1957. En este año se optó por una élite falangista de «camisas viejas» representados por el nuevo alcalde, supuestamente más fidelizada al Movimiento y a su Caudillo.
Por tanto, el personal político del ayuntamiento, marcado por un peso de la aristocracia de viejo cuño y combinado con la presencia de un grupo joven de afiliados a Falange antes de la guerra, fue la característica fundamental del Ayuntamiento de Valencia hasta la llegada de Rincón de Arellano. La ruptura producida en 1957-1958 condicionó la propia evolución histórica del municipio en fechas posteriores.
1 Citado por M. Duch Plana: «Falangismo y personal político en los ayuntamientos españoles (1948-1954)», en VV.AA.: Comunicaciones presentadas al II encuentro de investigadores del franquismo, Valencia, Instituto de Cultura Juan Gil-Albert, 1995, pp. 117-126.
2 J. Paniagua Fuentes y B. Lajo Cosido: Sombras en la retaguardia: testimonios sobre la 5ª columna en Valencia, Alzira, UNED-Fundación Instituto de Historia Social, 2002.
3 El general Antonio Aranda Mata (1888-1979) luchó en la guerra en el bando de los sublevados donde destacó su papel en la defensa de Oviedo. Durante su mandato al frente del cuerpo del ejército de Galicia fue el encargado de la toma de Valencia a finales de marzo de 1939. De fuertes convicciones monárquicas, su trayectoria militar y política se vio truncada por las acusaciones vertidas contra él por el propio régimen que le acusó de traidor y conspirador.
4 P. Preston: «Franco y sus generales», El País, 20 de abril de 2008.
5 R. Brines Lorente: La Valencia de los años 40, los que salimos de la guerra, Valencia, Ayuntamiento de Valencia, 1999, p. 20.
6 Sobre la situación de Falange antes de la guerra en la ciudad haremos especial hincapié en el capítulo referido al período de la alcaldía de Adolfo Rincón de Arellano.
7 Según la obra de Rafael Valls, en gran parte de las primeras juntas gestoras que dirigieron Valencia tenemos personal político de la formación, pero también de un amplio abanico de instituciones como el Colegio de Abogados, el consejo de administración de la Caja de Ahorros y Monte de Piedad o la Asociación de la Prensa Valenciana. Véase R. Valls Montés: La Derecha Regional Valenciana: el catolicismo político valenciano (1930-1936), Valencia, Institució Alfons el Magnànim, 1992, pp. 248-249 e íd.: «València: institucions i govern local i provincial del primer franquisme», L’Avenç: revista d’història i cultura, 197 (1995), pp. 38-41.
8 Francisco Javier Planas de Tovar, militar que ostentó el cargo de gobernador civil después de la guerra, de la plena confianza de Franco, realizó una amplia carrera política en el ministerio de la Gobernación. Fue el responsable de las medidas depuradoras tras la guerra de forma sistemática y cruenta, situación que le valió la crítica de sus propios lugartenientes. Incluso fue apodado «ganas de estorbar» por su celo salvaguardando la moralidad pública. Falleció en 1964. Para más referencias de dicho gobernador civil véase A. Ginés Sánchez: «Francisco Javier Planas de Tovar, el gobernador de la repressió (Valencia 1939-1943)», en P. Pagès Blanch: La repressió franquista al País Valencià. Primera trobada d’investigadors de la comissió de la veritat, Valencia, 3i4, 2009.
9 Nacido en 1892, rico hacendado agrícola valenciano y concejal del ayuntamiento en la década de los veinte. Representante del sector carlista, fue presidente de la junta regional tradicionalista de la región y, durante la guerra, miembro de la Junta de Guerra de los Carlistas. Al llegar a la alcaldía, con 47 años, era también Jefe del Movimiento de la Región Valenciana, cargo en el que fue sustituido por Adolfo Rincón de Arellano. Véase F. Pérez Puche: 50 Alcaldes, El Ayuntamiento de Valencia en el siglo XX, Valencia, Editorial Prometeo, 1979.