Framers
TURNER NOEMA
Framers
La virtud humana en la era digital
Kenneth Cukier Viktor Mayer-Schönberger Francis de Véricourt
Traducción DE Marta de Bru de Sala
A mi esposa Heather
K. N. C.
A Hans Kraus
V. M.-S.
En memoria de Hervé Raynaud
F. V.
Ya que siempre hay luz,
si somos lo bastante valientes para verla,
si somos lo bastante valientes para personificarla.
amanda gorman, 20 de enero de 20211
1 Cita del poema de Amanda Gorman: Recitado en la investidura del presidente Joe Biden. GORMAN, Amanda (20 de enero de 2021): “The Hill We Climb: The Amanda Gorman Poem That Stole the Inauguration Show”, The Guardian. Disponible en https://www.theguardian.com/us-news/2021/jan/20/amanda-gorman-poem-biden-inauguration-transcript [consultado el 21/06/21].
Título:
Framers. La virtud humana en la era digital
© Kenneth Cukier, Viktor Mayer-Schönberger y Francis de Véricourt, 2021
Edición original: Framers. Human Advantage in an Age of technology and Turmoil, by Kenneth Cukier, Viktor Mayer-Schönberger, and Francis de Véricourt
All rights reserved including the right of reproduction in whole or in part in any form. This edition is published by arrangement with Dutton, an imprint of Penguin Publishing Group, a division of Penguin Random House LLC
De esta edición:
© Turner Publicaciones SL, 2021 Diego de León, 30 28006 Madrid www.turnerlibros.com
Primera edición:
octubre de 2021
De la traducción:
© Marta de Bru de Sala, 2021
Diseño de la colección:
Enric Satué
Ilustración de cubierta:
Diseño TURNER
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ISBN: 978-84-18428-81-4
eISBN: 978-84-18895-84-5
DL: M-20305-2021 Impreso en España
La editorial agradece todos los comentarios y observaciones:
ÍNDICE
una guía para trabajar con marcos
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Decisiones
El poder de la humanidad no proviene ni de los músculos ni de la mente, sino de los modelos
Algunas amenazas son repentinas e inesperadas. Otras llegan más despacio y se van cociendo a fuego lento. Pero todas son un punto ciego cognitivo para el cual la sociedad no está preparada. Tanto si se trata de pandemias o de populismos, de nue- vas armas o de nuevas tecnologías, del calentamiento global o de las enormes desigualdades, lo que marca la diferencia entre la supervivencia y la extinción es la respuesta de la humanidad. Y nuestras acciones dependen de lo que visualicemos.
Cada año mueren más de setecientas mil personas en todo el mundo debido a infecciones que antaño podíamos curar con antibióticos, pero que actualmente no reaccionan al tratamiento. Las bacterias han desarrollado resistencia a los fármacos.1 El número de muertes está aumentando rápidamente. A menos que encontremos alguna solución vamos camino de los diez millones de muertos al año o, dicho de otro modo, de una muerte cada tres segundos.2 Incluso la tragedia del COVID-19 palidece en comparación con estas cifras. Además, se trata de un problema provocado por nuestra sociedad. Los antibióticos son cada vez menos efectivos porque los hemos utilizado en exceso: el mismo fármaco que antaño era capaz de contrarrestar las bacterias ha acabado convirtiéndolas en superbacterias.
Vivimos en un mundo en el que damos por hecho la existencia de los antibióticos, pero antes de que se descubriera la penicilina en 1928 y se empezara a producir en masa más de una década después, la gente moría habitualmente por culpa de un hueso roto o de un simple rasguño. En 1924, al hijo de dieciséis años del presidente estadounidense Calvin Coolidge le salió una ampolla en un dedo del pie mientras estaba jugando al tenis en el césped de la Casa Blanca.3 Se le infectó y acabó muriendo aquella misma semana, ni su posición social ni su fortuna consiguieron salvarlo. Hoy en día casi todos los procedimientos médicos dependen de los antibióticos, desde las cesáreas hasta las cirugías cosméticas, pasando por la quimioterapia. Si su efecto sigue disminuyendo, todos estos procedimientos serán mucho más peligrosos.
Desde su colorida oficina repleta de plantas en Cambridge, Massachusetts, Regina Barzilay, una profesora de inteligencia artificial (IA) del MIT, esbozó una solución. Normalmente el desarrollo de medicamentos se centra en encontrar sustancias con una “huella” molecular similar a las que ya sabemos que