Como dice Un Curso de Milagros, no podemos aprender el significado del amor porque eso es algo que no se puede enseñar. Lo que sí podemos hacer es quitar los obstáculos que nos impiden experimentar la presencia del amor.
De igual manera, en mi experiencia, los seres humanos estamos en conexión con nosotros mismos y con los demás de manera natural. Estamos unidos a nuestros hermanos y hermanas seres humanos, nos guste o no.
Vivir la conexión que tenemos con ellos y ellas de manera consciente es una de las experiencias más ricas que conozco y que reporta resultados observables que podemos experimentar como cercanía, deseo de contribuir, empatía, comprensión, aceptación, respeto, afecto, cariño, amor y buena voluntad. Y una vida con este tipo de vivencia es una vida que se acerca a eso que llamamos felicidad.
Cuando no vivimos esta conexión no es que no esté, sino que hemos perdido consciencia de ella.
Y de esta pérdida de consciencia de nuestra conexión surgen todo tipo de problemas: malentendidos, conflictos dolorosos y todo aquello que nos aleja de los demás.
Esta aparente desconexión es el resultado de un complejo y profundo problema de la consciencia que es el de la fragmentación. La fragmentación de la consciencia es un amplio tema que no voy a abarcar en el presente libro. Lo que sí voy a abarcar es el problema de la comunicación. En nuestra forma de pensar y comunicar se ponen de manifiesto muchos aspectos de la fragmentación de la consciencia y de la vivencia que Erich Fromm describe como sensación de separatidad, que, según él, es fuente de toda angustia.
Yo he encontrado en la Comunicación NoViolenta (CNV) una vía para volver a la consciencia unificadora de la conexión con nosotros mismos y con las otras personas. La CNV me ha mostrado que hay principios que están en armonía con esa consciencia de conexión, y prácticas concretas que podemos llevar a cabo para vivirla. He experimentado sus beneficios cuando pongo en práctica dichos principios. También me percato, a través del dolor y el sufrimiento, cuando dejo de tenerlos en cuenta y caigo en la inconsciencia o me dejo influenciar por los mecanismos de fragmentación de mi mente.
Mi intención es hablar de algunos de estos principios de una manera muy práctica con ejemplos y ejercicios para que vayas teniendo una mejor idea de aquello que fomenta la conexión con nuestra propia persona y con los demás, y puedas también ir experimentando sus beneficios.
Para empezar, me gustaría proponerte un breve ejercicio de auto-conexión, o auto empatía, como se le suele llamar en CNV, que te va a mostrar de una manera muy sencilla qué es eso de conectar con uno mismo.
Ejercicio: vamos a comenzar echando un vistazo a nuestra vida y ver de qué “está hecha”. Para hacer esto, vamos a imaginarnos en el centro de un espacio rodeado de círculos: Estos círculos representan aspectos o contextos los cuales “hacen” mi vida. Por ejemplo, un círculo puede representar a “mi familia de origen” (padre, madre, hermanos, etc.), otro, a mi familia actual (pareja, hijos, etc.); otro círculo puede representar “mi trabajo” o “mis estudios”; otro, “mi casa”; y aún otro, “mis amigos” o “mi pareja”. Incluso, si lo consideramos importante, podríamos tener círculos para “mi coche” o “mi cuerpo”, o para cosas o situaciones como “mi enfermedad”, “mi situación económica” o “mi país”, siempre que estas situaciones estén presentes para nosotros de manera importante en este momento de nuestra vida.
Cada uno de estos contextos tiene un significado en tu vida.
¿Cómo sabemos qué significado tiene cada uno de estos contextos en nuestra vida? Eso lo podemos empezar a descubrir si nos damos cuenta de cómo nos sentimos con respecto a cada una de esas partes que conforman lo que llamamos “nuestra vida”. Cuanto más fuerte sea el sentimiento que experimentamos con respecto a estas áreas de nuestra experiencia, más significativa será. Estos sentimientos pueden ser, como solemos llamarlos, “positivos” o “negativos”.
De cualquier manera, hay una relación proporcional entre la intensidad de emoción experimentada y la importancia que esta área tiene en nuestra vida. Aquellas experiencias hacia las cuales no sentimos demasiada intensidad emocional son aquellas experiencias que no significan mucho para nosotros, son más bien neutras y no vemos que tengan demasiada importancia.
Esto tiene implicaciones importantes sobre todo con lo que tiene que ver con lo que llamamos sentimientos negativos.
Culturalmente se nos enseña a que es “malo” tener sentimientos “negativos”. También vivimos en una cultura en la que no se nos enseña el significado del dolor. Luego, cuando los tenemos, lo que queremos hacer instintivamente es huir de ellos, apartarlos, intentar que desaparezcan. Sin embargo, los sentimientos incómodos, así prefiero llamarlos y no negativos, nos dicen que hay algo importante para nosotros que tenemos que mirar. Si huimos de ellos no podemos descubrir eso a lo que señalan y que es importante. Hablaremos más en profundidad sobre los sentimientos más adelante.
¿Qué importancia tienen estas áreas para mí?
Ejercicio: indica en una escala del 0 al 10 tu grado de satisfacción general con respecto a cada uno de los contextos que hacen tu vida que identificaste anteriormente, 0 = nada satisfecho y 10 = totalmente satisfecho.
Es probable que dentro de cada uno de estos contextos haya personas específicas con las que estoy en relación habitualmente: dentro de la “familia de origen” probablemente estoy en relación con personas como “mi padre”, “mi madre”, “mi hermano”, etc.
Considero que estamos en relación aún con aquellas personas importantes con las que no estamos en contacto porque no están cerca de nosotros físicamente (por distancia, muerte o distanciamiento). Por ejemplo, aunque mi madre murió hace más de cuarenta años, es una persona importante y sigo estando en relación con ella; hay algo de ella que está vivo en mí. También estoy en relación importante con personas que forman parte de mi vida actual, personal o laboral, con las que estoy en contacto habitualmente y cuyos comportamientos y presencia me afectan, para bien o para mal. En este espacio podría estar alguno de mis compañeros de trabajo, mi jefe, mis amigos, etc.
Ejercicio: para cada círculo en el dibujo de “tu vida” encuentra una, dos o tres personas importantes, para bien o para mal, cuyo comportamiento o presencia te afecta, para bien o para mal.
Las personas que están en mi vida hacen cosas que me gustan y cosas que no me gustan. Cuando digo que alguien me cae mal, es porque tiene ciertos rasgos de carácter que no me agradan, o que, quizá, hace muchas cosas que no me gustan y pocas, o ninguna, que sí me gustan. Por el contrario, cuando aseguro que alguien me cae bien es porque encuentro que su carácter me resulta agradable y que posiblemente hace muchas cosas que me gustan y pocas que no me gustan. Asimismo, las cosas que pasan en mi vida, sucesos y acontecimientos, también me pueden gustar o no.
Estamos acostumbrados a reaccionar ante estos comportamientos de los demás o ante las diferentes situaciones que se presentan en nuestra vida con aprobación, rechazo, juicio, crítica, diagnóstico o alabanza, pero no estamos acostumbrados a ver lo que dichos comportamientos y situaciones SIGNIFICAN para nosotros.
El propósito del sencillo ejercicio anterior era ponerte en contacto con tu sentir. No somos capaces de poner un número o de calificar cómo estamos con respecto a algo o a alguien sin entrar en contacto con nuestro sentir. Si has puesto “8” en tu trabajo significa que tienes más sentimientos placenteros que dolorosos en esa situación. De manera intuitiva hay algo en tu interior que te lleva a poder decir “a mi trabajo le pongo un