En este contexto podemos ver la importancia de utilizar nuestros dones motivacionales para la gloria de Dios, puesto que esta es la única forma en que encontraremos satisfacción. Estos dones – cuya existencia hemos ignorado en gran parte – son lo que motivan nuestra vida, y si no son canalizados debidamente, indudablemente nos sentiremos frustrados. Pero al descubrirlos, descubrimos un gran potencial para ser felices.
Este libro le mostrará no solamente cómo identificar sus dones, sino también cómo usar estos dones de manera eficaz. Notará cómo sus dones particulares han sido evidentes en sus acciones, inclusive desde la niñez. Entenderá que sus dones son lo que motivan todas sus acciones, y que también afectan la manera en que las lleva a cabo. También descubrirá que cuando utiliza sus dones especiales únicamente para sus propios fines egoístas, estos tenderán a contaminarse. Pero cuando utiliza sus dones para beneficiar a otras personas, cooperando con el plan de Dios para su vida, estos producirán el gozo más grande de su vida.
Existe también otra lista de dones en la Biblia. No es una lista nueva, sino una compuesta de las tres listas que ya hemos mencionado. La encontramos en 1 Corintios 12:28-30 (NVI):
En la iglesia Dios ha puesto, en primer lugar, apóstoles; en segundo lugar, profetas; en tercer lugar, maestros; luego los que hacen milagros; después los que tienen dones para sanar enfermos, los que ayudan a otros, los que administran y los que hablan en diversas lenguas. ¿Son todos apóstoles? ¿Son todos profetas? ¿Son todos maestros? ¿Hacen todos milagros? ¿Tienen todos dones para sanar enfermos? ¿Hablan todos en lenguas? ¿Acaso interpretan todos?
Aquí Pablo utiliza como ejemplo dones de cada una de las tres categorías:
MOTIVACIONALES | MINISTERIALES | DE MANIFESTACIÓN |
Ayuda (servicio) | Apóstoles | Milagros |
Administración | Profetas | Sanidades |
Lenguas | Interpretación |
El famoso “capítulo del amor”, 1 Corintios 13, le sigue directamente a este pasaje. Aquí Pablo señala un punto importante: ya sea que estemos usando los dones motivacionales, ministeriales o los de manifestación, si no lo hacemos en amor – el amor ágape de Dios – no estamos haciendo nada. Es una advertencia apropiada que siempre debemos recordar.
¡TODOS TENEMOS UN DON!
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Buenas noticias: ¡Todos tenemos un don motivacional! Dios no ha excluido a nadie. Con mi esposo hemos evaluado a miles de personas y cada uno ha descubierto su don específico; a veces las personas tienen uno de los siete dones, y a veces descubren que tienen más de uno. (Nunca hemos encontrado a nadie que tenga un don “octavo”, es decir, otro don que no sea uno de los siete que se mencionan en la Biblia. De hecho, no existe un don octavo.) Pero que no sea nuestra palabra la que valga. Veamos mejor la Palabra de Dios:
Cada uno según el don que ha recibido, minístrelo a los otros, como buenos administradores de la multiforme gracia de Dios.
1 Pedro 4:10
De manera que, teniendo diferentes dones, según la gracia que nos es dada, si el de profecía, úsese conforme a la medida de la fe; o si el de servicio, en servir; o el que enseña, en la enseñanza; el que exhorta, en la exhortación; el que reparte, con liberalidad; el que preside, con solicitud; el que hace misericordia, con alegría.
Romanos 12:6-8
¿Lo ve? Hay siete dones motivacionales (es decir, dones motivadores). Y cada uno de nosotros recibe uno (o más de uno). Entonces, ¿qué hacemos con ellos?
SE NOS MANDA A UTILIZAR NUESTROS DONES EN BENEFICIO DE OTROS
Las Escrituras destacan que nuestros dones motivacionales se nos han dado para beneficiar a otros. No se deben utilizar para fines egoístas. En primer lugar, es únicamente por la gracia de Dios que los tenemos; por lo tanto, debemos utilizar nuestros dones para ayudar y bendecir a los demás.
El ejemplo de los dos mares en Israel nos muestra que para que haya vida, es indispensable que haya una corriente de agua que fluya hacia fuera. El Mar de Galilea tiene corrientes de agua que llegan a él y otras que salen de él. Por lo tanto, el agua del lago se mantiene fresca y útil; sustenta la vida. Pero el Mar Muerto no tiene salidas de agua. Este retiene toda el agua que recibe. Debido a la evaporación, este lago se ha convertido en el lago más salado del mundo: en él no existe vida de ningún tipo.
Así pasa con los dones motivacionales: fueron diseñados por el Creador para que salieran de nosotros hacia aquellos que están a nuestro alrededor.
DIOS PUSO EN NOSOTROS NUESTROS DONES CUANDO NOS FORMÓ
Nuestros dones no fueron una idea de último momento. Dios nos creó con nuestros dones particulares para que pudiéramos desempeñar nuestro papel en la edificación de su Reino.
Uno de los pasajes más hermosos sobre la creación lo encontramos en el Antiguo Testamento, específicamente en el Salmo 139:13-16:
Porque usted formaste mis entrañas; Tú me hiciste en el vientre de mi madre. Te alabaré; porque formidables, maravillosas son tus obras; Estoy maravillado, y mi alma lo sabe muy bien. No fue encubierto de ti mi cuerpo, bien que en oculto fui formado, y entretejido [como si hubiera sido bordado de varios colores] en lo más profundo de la tierra [una región de oscuridad y misterio]. Mi embrión vieron tus ojos, y en su libro estaban escritas todas aquellas cosas que fueron luego formadas, sin faltar una de ellas.
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¡Qué magnífica declaración del diseño y del desarrollo de una criatura en el vientre de su madre! En ese proceso Dios utiliza lo que los científicos ahora llaman el ADN. Cuando un niño es concebido, la mitad de su ADN lo hereda de su padre y la otra mitad de su madre. En ese microscópico huevo fertilizado, el ADN se une formando una escalera genética con forma de espiral que literalmente mide seis pies (1.75 metros) de largo. Sin embargo, se compacta maravillosamente dentro de un diminuto huevo. ¡Qué increíble!
Cada detalle de nuestro cuerpo está programado por el ADN. El funcionamiento de nuestro cuerpo es mucho más complejo y minucioso que la computadora más sofisticada que exista hoy día. El color de su cabello estaba preprogramado por su ADN. La forma de su nariz, su peso, la forma de su cuerpo, todas sus características físicas fueron determinadas en el momento de su concepción.
Si Dios ha planificado tan cuidadosamente el desarrollo de nuestro cuerpo físico, el cual se va desgastando y finalmente muere, cuánto más cuidado habrá tenido al planificar nuestros dones. Nosotros creemos que nuestros dones motivacionales nos son dados en el momento de la concepción. De la misma forma que el ADN produce con el tiempo nuestras características físicas, así nuestros dones motivacionales van produciendo nuestras habilidades, y crean interés y entusiasmo en nosotros por hacer ciertas cosas. Esto a su vez nos lleva a desempeñar ciertas acciones, y así llegamos a ser miembros útiles del Cuerpo de Cristo.
Una de las cosas que nos ha convencido de que los dones motivacionales son parte de nuestra creación inicial es nuestro estudio de los gemelos.
La primera vez que evalué a hermanos gemelos fue hace varios años atrás en Montana. Judy, una joven madre que tenía unos treinta y pico años de edad, comentó en aquella ocasión que lamentaba que su hermana gemela Jane viviera tan lejos que no podría asistir a nuestro seminario. El resultado de la evaluación de Judy mostró que ella tenía muy marcadamente el don de exhortación. Pero otra mujer que estaba en el grupo dijo que conocía a ambas gemelas e insistió que la evaluación de Jane probablemente daría el mismo resultado.
Un año después, fui invitada a enseñar sobre los dones motivacionales en otro pueblo de Montana y sucedió que era el pueblo donde vivía Jane. Aunque ella había escuchado a su hermana Judy hablar sobre el seminario, no había visto la hoja de evaluación ni el perfil de su hermana. “Pensé que sería mejor no ver los resultados de la evaluación de mi hermana