Usted posiblemente haya escuchado enseñanzas que combinan los nueve dones de manifestación en 1 Corintios 12:7-10, los cinco dones ministeriales en Efesios 4:11, los siete dones motivacionales en Romanos 12:6-8, y también otros dones, como el “don” de celibato (soltería). ¿El resultado? ¡Confusión!
Quizás usted hasta haya realizado una evaluación para averiguar cuáles de los 26 dones tenía. Sin embargo, después de terminar la evaluación, todavía se sentía inseguro acerca de sus dones. Muchas veces nos encontramos con personas que están tan confundidas por tales enseñanzas que han desistido indagar acerca de sus dones.
Es muy importante tener una clara enseñanza acerca de los dones que Dios nos ha dado, para que podamos identificarlos y utilizarlos para la gloria de Dios y para servir a los demás. El Cuerpo de Cristo sólo puede aprovechar plenamente los dones motivacionales en Romanos 12:6-8 si entiende que estos son los dones que poseemos.
Sin embargo, aun cuando tenemos conocimiento pleno de los dones y entendemos cuáles son los nuestros, es posible que no veamos ninguna evidencia de su operación en nuestra vida.
OBSTÁCULOS QUE BLOQUEAN EL FLUIR DE LOS DONES MOTIVACIONALES
1. Puede ser que usted tenga ataduras que obstaculizan el fluir de sus dones.
Así como los escombros que se encuentran en un río pueden obstaculizar el fluir de la corriente de agua, así también las ataduras en su vida pueden bloquear el fluir de los dones motivacionales que Dios le ha dado.
La atadura más común que vemos es la del temor. El temor es algo que nos incapacita e impide que desarrollemos nuestros dones a plenitud.
Generalmente, las ataduras surgen como resultado de un acondicionamiento negativo en la niñez. Desafortunadamente, no todos los niños son criados en un hogar donde hay un ambiente positivo. Divorcio, peleas entre los padres, alcoholismo, drogadicción, prácticas ocultistas, problemas mentales, padres que abusan de sus hijos con palabras y acciones... todo esto limita la libertad que experimentará la persona en su vida adulta.
En una encuesta en la que pedimos a las personas que comentaran cómo fue su niñez, recibimos muchas respuestas como, “Lo siento, pero no pude completar la encuesta. Los recuerdos de mi infancia son demasiado dolorosos.”
Afortunadamente, las personas pueden ser libres de tales ataduras cuando se les ministra y aconseja en el nombre de Cristo.
2. La ira puede obstaculizar el fluir de los dones.
La ira es la respuesta del ser humano ante el abuso, las heridas y el rechazo. Si la ira no se resuelve, esta puede ser expresada (lo cual produce rebelión, venganza, resentimiento, odio, violencia y en algunos casos, asesinato) u reprimida (lo cual produce autocompasión, odio hacia sí mismo, depresión y hasta suicidio).
En ambos casos, la persona vive en una prisión creada por sí misma. Jesús describe esto de manera muy gráfica en Mateo 5:21-26 cuando dice que cuando abrigamos ira en nuestro corazón contra alguien, es como si asesináramos a la persona. Según nuestra experiencia, hay tres pasos necesarios para destruir el obstáculo de la ira: Debemos: 1) perdonar completamente a todos aquellos que nos hayan hecho enojado de una manera u otra, 2) recibir liberación, y 3) recibir oración por sanidad interior.
3. Si usted ha tratado de ser otra persona y no usted mismo, eso también impide la expresión natural de su don motivacional.
Muchas veces, otras personas nos presionan para que nos ajustemos a cierta imagen. O bien nosotros mismos tratamos de imitar a alguien a quien admiramos. A menos que por casualidad, la persona que hemos estado imitando tiene el mismo don motivacional que nosotros, esto puede obstruir el fluir de nuestros dones.
Nos hemos dado cuenta de que cuando los adolescentes toman la evaluación de los dones motivacionales, se emocionan mucho al enterarse de quiénes son y al darse cuenta de que pueden ser ellos mismos y seguir el plan de Dios para su vida.
4. Una imagen negativa de sí mismo puede impedir la operación de los dones motivacionales.
La mayoría de las personas tienen una imagen de sí misma negativa hasta cierto punto, a raíz de problemas y presiones en su infancia.
El Creador ha diseñado a los niños para ser criados en un ambiente de amor por dos padres cariñosos que edifican en ellos una sólida base de confianza. Pero no todos los niños tienen la buena fortuna de haber sido creados de esta manera. Nuestra condición como seres humanos caídos deja mucho que desear. Muchas veces, los mismos padres nunca recibieron el tipo de amor que los habría hecho personas completas.
Sin embargo, pese a los daños que hemos sufrido, debemos estar agradecidos que estamos siendo transformados a la imagen de Cristo mientras permanecemos en Él.
5. La irresponsabilidad puede impedir el fluir de nuestros dones motivacionales.
¿Quién yo? ¿Irresponsable? Solamente usted puede tener la respuesta. Veamos un principio:
“Porque a todo aquel a quien se haya dado mucho, mucho se le demandará; y al que mucho se le haya confiado, más se le pedirá” (Lucas 12:48).
Aquellos que han sido dotados en gran manera tienen una gran responsabilidad de utilizar todo lo que tienen para ayudar a otros. Descuidar el uso de nuestros dones es ser irresponsable.
Al descubrir su don (o dones) motivacional(es) quizá se dé cuenta de que no los ha utilizado bien. No deje que eso lo desanime o lo haga sentir culpable. Es posible que no se haya dado cuenta de que tenía estos dones. Más bien, relájese, siga leyendo y descubra cuáles son sus dones. Cuando los haya descubierto, tendrá que esforzarse por ser responsable.
6. El pecado puede bloquear o distorsionar el funcionamiento de sus dones.
No hay duda de eso. El pecado contamina. Contagia cada aspecto de nuestra vida y esto incluye nuestros dones motivacionales.
De hecho, el grado al que somos capaces de utilizar nuestros dones depende del grado al que estamos sometidos a la voluntad de Dios. Esto quiere decir que mientras más entretengamos el pecado en nuestra vida, más será contaminado el uso de nuestros dones motivacionales.
El pecado significa no dar en el blanco. Dios tiene planes para cada vida, y nuestra meta debe ser descubrir y cooperar con ese plan. Algunas veces cometemos pecados de omisión porque no nos damos cuenta de la voluntad de Dios en una situación. Otras veces, pecamos a propósito, haciendo algo que sabemos que está mal. Sin embargo, el pecado es pecado, ya sea que se cometa a sabiendas o no.
El propósito de este libro no es hablar sobre el pecado, sino exhortarlo a que se libere del pecado que ya sabe que hay en su vida (y pedir a Dios que le revele cualquier pecado desconocido u oculto para que también se pueda liberar de él), si quiere que sus dones motivacionales fluyan libre y eficazmente a través de su vida para el beneficio de otros.
EL ESPÍRITU AVIVA LOS DONES
Puede ser que esté haciendo todo correctamente en su vida, pero si no está en contacto con el poder del Espíritu Santo, le falta la gran dinámica de la tercera persona de la Trinidad que está disponible para cada cristiano. Pablo lo expresó de esta manera: “...antes bien sed llenos de (y estimulados por) el Espíritu (Santo)” (Efesios 5:18 TAB). Esto es parte de nuestra herencia. Si lo pedimos, nos será dado.
Dios, el Espíritu Santo, quiere ser fluir libremente en nuestra vida para convertirse en ese manantial de agua viva, la savia que brota cuando permanecemos en la vid que es Cristo. Hemos observado que el fluir del Espíritu Santo en la vida de una persona siempre aumenta la ejecución eficaz de sus dones motivacionales.