El descubrimiento del enlace para el tránsito a zona nacional y el del propio Mendizábal se realizaron cuando este último estaba llevando a cabo una de las labores más delicadas: radiotransmitir información secreta al bando nacional. Como hemos comentado, Mendizábal contaba con dos emisoras, una en Almería capital y la otra en Albox. La propia construcción de las emisoras fue todo un logro, ya que el Estado republicano puso mucho empeño en controlar las ondas radiofónicas. En la declaración de Domingo Liria Valls se puede ver cómo Mendizábal hizo uso de su amistad para pedirle que «estuviese a la escucha de los radiogramas que dirigían a Almería desde Granada y Málaga, la mayor parte de los cuales eran dados en cifra». La cosa no acabó ahí; con el tiempo, y aprovechando que Liria Valls era un técnico en radio, Manuel Mendizábal trató de comprometerle para que fabricara
... una emisora y a comunicar con ella a zona nacional, prestándose el declarante, con todos los medios de que disponía. No pudo conseguir fabricarla, pero sí dio cuantas piezas tenía al Sr. Mendizábal, enterándose luego que la emisora llegó a construirse y la manipulaba D. Adelino Martínez ignorando con qué resultado y para qué fines.115
Tanto para trasladar a gente como para desplazarse él mismo para transmitir información, utilizaba los vehículos del servicio agronómico. También usaba la propia comunicación escrita de ese servicio escribiendo con tinta simpática «al respaldo de comunicaciones de carácter oficial». El 16 de diciembre de 1938 Red Hataca era descabezada.116
Como se ha visto para los quintacolumnistas, contar con medios de transmisión y recepción de información era fundamental. En un contexto político de fuerte propaganda y manipulación, contar con vías de información alternativas a la oficial era muy importante, máxime cuando una de las principales misiones que se tenían encomendadas era la propagación de bulos y rumores contra la República. Otro cometido fundamental de la clandestina era pasar información al campo enemigo, de manera que disponer de una radio era fundamental.
En esta tesitura el Gobierno de la República se dispuso a controlar férreamente las emisoras de radio. La orden emitida el 19 de julio de 1937 que disponía que en todas las localidades se realizara un censo o relación, con la marca y modelo de todos los transistores y altavoces existentes en cada núcleo de población, así como con el nombre de cada propietario, es fundamental. Esa misma orden, dispuesta por el socialista Cayetano Martínez, instaba a los propietarios a que depositaran sus emisoras en el Centro de Telégrafos de su localidad. Un año más tarde, en mayo de 1938, se envió una nueva orden-circular que instaba a las autoridades locales a que se hiciesen cargo de los aparatos de radio. Las autoridades realizaron eficazmente su labor enviando los correspondientes listados. Los resultados de esos informes se pueden ver en la siguiente tabla.
El proceso no iba a estar exento de complicaciones. Muchos ciudadanos de a pie se quejaron de este control y de la apropiación de sus aparatos, ya que, en ocasiones, se realizó sin guardar las mínimas normas que garantizaran la propiedad. Por otro lado, la Quinta Columna estaba tan introducida en las entrañas mismas del Estado que iba a ser el propio Gobierno Civil quien dotara a esta de transmisores. A pesar de lo dicho, el Gobierno Civil comenzó a recibir las respuestas que esperaba. El 8 de mayo de 1938 el Consejo Municipal de Albox dirigía la siguiente nota al Gobierno Civil:
Conforme interesaba en su telegrama de fecha 30 del pasado mes de Abril y en cumplimiento del mismo, envío a VS relación detallada de los aparatos de Radio-Receptores que en la actualidad se encuentran depositados en este Centro de Telégrafos y otros, debidamente precintados sus locales, que pertenecen al Representante y Técnico de la Casa Phillips en esta población.117
TABLA 1.1 Relación de radios incautadas en la provincia de Almería (mayo, 1938)
Fuente: AHPAL. Gobierno Civil. Secretaría General. Orden Público/Derechos ciudadanos. GC-1923. Elaboración propia. * Se refiere a los aparatos intervenidos en la casa Phillips de la localidad.
Las quejas tampoco se hicieron esperar. En Cantoria fue José Padilla Sáez quien envío una carta al Gobierno Civil en la que se quejaba de los modos utilizados para apropiarse de su receptor de radio. Según Padilla,
... con fecha dos del corriente certifiqué un sobre a ese Gobierno Civil el que contenía una reclamación sobre aparato de radio como lo acredita el recibo que poseo de esta Administración de Correos n.° 3 del que hasta la fecha no he tenido el más pequeño aviso por este Ayuntamiento de devolución de dicho aparato.118
El gobernador civil no tardó en realizar gestiones para interesarse acerca de los motivos de la querella. Al parecer, el aparato de radio había sido requisado por la CNT y en los momentos de la reclamación estaba siendo utilizado por su directiva. El gobernador civil ya había decidido, previamente, ordenar al alcalde de Cantoria que hiciera «devolver a su legítimo dueño la radio descrita precintándola previamente en la forma ordenada»119 y, sin embargo, la reclamación del dueño continuaba vigente. Las razones para que la queja no hubiera sido satisfecha eran, en opinión de los anarcosindicalistas, más que claras. José Padilla era un derechista que no merecía ningún tipo de radio ni consideración. Según Manuel García, secretario del sindicato de oficios varios de Chercos, Padilla era un «individuo que no debía existir entre los vivos y tener inmuebles de este tamaño es la vergüenza de nuestra organización». De casta le venía al galgo, ya que no solo él, sino «toda su familia han sido toda su vida propagandista de derechas y usurpadores de la sangre del obrero».120
Esta opinión no era tan solo de la CNT; el resto de fuerzas obreristas de Cantoria tenían la misma opinión. En un escrito fechado el once de enero de 1938 y firmado y sellado por las JSU, la CNT, la UGT, el PSOE y el PCE, se emitían juicios completamente desfavorables a Padilla. Se trataba de un desafecto a la República y destacado derechista que no tenía por qué exigir ahora sus falsos derechos.121 Todas estas informaciones fueron remitidas al gobernador civil, que no dudó en cambiar su actitud ante el conflicto. El 21 de enero de 1938 enviaba un nuevo oficio al alcalde de Cantoria en el que le solicitaba que dejara las cosas como estaban.122
No todo serían protestas injustificadas e insatisfechas. En otras ocasiones nos hemos encontrado con protestas justificadas acerca de la manera en que se llevaron a cabo las incautaciones. En Cuevas del Almanzora, por ejemplo, el alcalde se había hecho con el transistor de Manuel Márquez Ocaña y lo había enviado al 884 Batallón de Guarnición de la localidad. Cuando el batallón abandonó Cuevas, el aparato desapareció, de modo que Manuel Márquez se quedó sin la posibilidad de que la radio volviera a sus manos. Presentada la queja correspondiente ante el Centro de Telégrafos, este organismo envió una misiva al gobernador civil en la que le instaba a que tomara cartas en el asunto, ya que era a Telégrafos a quien correspondían las requisas y el reparto de transistores.
El problema de Manuel Márquez era especialmente curioso y rocambolesco, ya que todavía se encontraba pagando los plazos de un aparato que no podía disfrutar.123 La represión por parte del Gobierno Civil estaba cantada, ya que la competencia en materia de radiodifusión correspondía a Telégrafos, de manera que instaba a la alcaldía a que anulara su determinación y devolviera a su dueño el aparato.124 Un caso similar le ocurrió al también vecino de esa localidad José Díaz Márquez, al que también le intervino la radio irregularmente el alcalde de Cuevas.125
Y es que el control de las ondas era una prioridad para el Estado antifascista. La radio, los periódicos, los carteles, las obras de teatro, las cartillas de lectura... Como ha mostrado Sandie Holguín, cualquier tipo de medio