Imagina una empresa en la que la mayoría de sus miembros no saben leer y escribir. Leer y escribir eliminaría errores y aumentaría la productividad. Además, hace unos días, los jefes de dicha empresa asistieron a una presentación en la que el ponente los convenció de que quienes no sepan leer y escribir estarán profesionalmente muertos en pocos años. Para colmo, temen que sus competidores estén aprendiendo a leer y escribir. Así, tras una junta directiva, deciden embarcarse en un proceso al que bautizan como «transformación comunicativa». Investigando cómo empresas similares han abordado tamaña tarea, se encuentran con tres alternativas:
•Contratar a un consultor que impartirá unas cuantas charlas: las primeras, a los jefes, y otra, al resto de la empresa. El consultor consigue mentalizar a todos de que, sabiendo leer y escribir, la vida es maravillosa. El público sale exultante, motivado, convencido de querer cambiar, sintiéndose parte de algo más grande que la suma de sus miembros. Cuarenta y ocho horas después la gente sigue sin saber leer y escribir, la motivación se ha difuminado y la rutina regresa.
•El director general no se altera lo más mínimo. Él sabía que este solo era el primer paso. Que sin inversión no hay cambio. Si la transformación comunicativa aumenta la productividad no tiene sentido ser tacaño, así que compra material de escritura para todo el mundo. Plumas para los jefes, bolígrafos para los subordinados, folios por doquier: los últimos juguetes, incluyendo portaminas con goma de borrar incorporada. «Habilitar el cambio», lo llaman. Los nuevos juguetes provocan una subida de moral. Alguno hasta tiene ganas de que llegue el lunes. Las semanas pasan y los pocos que siguen usando los novedosos cacharros lo hacen para obtener el mismo resultado que antes obtenían de otra forma, solo que ahora con un dispositivo 10 veces más caro. Al menos, algunos clientes quedan impresionados ante el despliegue de medios.
•«Estamos cerca», dicen. «Es necesario impartir formación en el uso de plumas y bolígrafos. Cuando la gente comprenda el potencial de estos dispositivos es imposible que se niegue a usarlos». Por fin, esta última forma de abordar la situación aumenta el uso de las nuevas tecnologías. Crece la productividad de más de uno. Para otros, las nuevas herramientas se hacen imprescindibles. Aunque nadie puede redactar un texto extenso, la mayoría es capaz de tomar breves notas de manera más o menos autónoma, lo que reduce errores y evita olvidos. Cierto es que esto se podría haber obtenido con los lapiceros que la empresa ya tenía antes, pero, en cualquier caso, algo ha cambiado.
Transcurre el tiempo y los bolígrafos pasan de moda. Hay que renovarse: la máquina de escribir ha llegado. Pero ¿de qué le sirve eso a alguien que hasta ahora garabateaba? Incluso si aprende a teclear, ¿de qué le servirá si no domina las reglas de la gramática y la ortografía?
Para comunicar mejor, debemos aprender las reglas del lenguaje. Adquirido ese conocimiento, la incorporación de herramientas que permiten sacarle provecho surgirá y evolucionará de manera natural. Por eso, la única «transformación digital» que funciona es aquella que convierte el uso de la tecnología en hábito, en algo instintivo, algo a lo que se le saca partido sin darse cuenta.
Lo mismo que te ocurre a ti con leer y escribir.
Cómo leer este libro
Para sacarle provecho a este libro debes asumir tres verdades absolutas:
1.Por más gente que contrates, para tener éxito en un proyecto tecnológico es imprescindible que tú sepas de tecnología.
2.La informática es una ciencia y, como todas las ciencias, es lógica y, por tanto, fácil de entender.
3.El motivo por el que la mayoría de las personas han tenido malas experiencias con la tecnología es porque quienes se la explicaron no la entendían, incluso si estos eran ingenieros.
«La informática es abstracta» es un oxímoron. Como ciencia que es, la informática se basa en leyes físicas, observables y comprensibles. Así que, si tienes miedo a la informática, entiérralo y, a partir de este punto, procede con confianza.
Durante la mayor parte del tiempo este libro te parecerá extremadamente simple. Hay una buena razón para ello: lo es. Te prometo que si entiendes el vocabulario y la gramática de un fragmento, es que has entendido el concepto que dicho fragmento explica. No te empeñes en creer que no entiendes un concepto solo porque no lo habías entendido hasta ahora o porque pensabas que era una cosa distinta de la que en realidad es. Aun así, subo la apuesta: si encuentras algo que no entiendes con la misma claridad con la que entiendes que dos más dos suman cuatro, cuéntamelo en [email protected] y te contestaré enseguida.
Si empiezas a leer este libro hoy, en unos días le habrás perdido el respeto a la mayoría de los ingenieros y, para cuando lo acabes, te habrás dado cuenta de que hablar de tecnología e innovación es, casi siempre, una pérdida de tiempo.
«La tecnología no es lo importante. La tecnología es lo que usamos para conseguir lo que sí es importante» —de la serie Halt and Catch Fire.
Quién soy
Soy Luis Monge Malo y en 2010 fundé, junto con mi socia y mujer, Paulina Malko, Clever Consulting, una empresa dedicada a la concepción y creación de herramientas para aumentar la productividad de nuestros clientes.
Soy Ingeniero de Telecomunicación, Ingeniero en Organización Industrial y Cátedra publicitaria, profesor habitual en universidades y escuelas de negocio. Puedes saber más de mi trayectoria en LinkedIn: http://www.linkedin.com/in/mongemalo. También puedes leerme en http://mongemalo.es, escucharme en http://mongemalo.es/podcast y verme en mongemalo.es/youtube.
Y si lo que quieres es advertirme de un fallo en este libro, que te resuelva una duda o contratarme para que te ayude con tu transformación digital o en la contratación de proveedores o perfiles técnicos, escríbeme a [email protected].
Tampoco olvides visitar el sitio web de Juan Merodio (juanmerodio.com), experto de referencia en transformación digital y compañero. Juan, gracias por haber revisado este libro y por llevar tantos años enseñándonos a sacarle el máximo partido a la tecnología
1 Glosario
Quizá conoces algunos de los siguientes términos. Si es así, mejor para ti, pero procede con precaución; puede ser que más de uno no signifique lo que pensabas:
Bit. Es la unidad mínima de información con la que trabaja una computadora. Se representa por un 0 o por un 1. Por ahora, imagina que un bit es, para una computadora, lo que un carácter para un humano.
Hardware. Dispositivos que componen la computadora o se conectan a esta: disco duro, procesador, pantalla…
Software. Son los programas, aplicaciones informáticas o apps que se instalan en una computadora, como: Microsoft Windows, Microsoft Word, Google Chrome…
Hardware es lo que golpeas cuando falla el software.
Sistema operativo. Software que gestiona el hardware. Sirve como soporte para el resto de los programas informáticos. Windows o macOS son sistemas operativos.
Interfaz. Es sinónimo de intermediario; por tanto,