REPUBLICANAS
IDENTIDADES DE GÉNERO EN EL BLASQUISMO
(1895-1910)
Luz Sanfeliu
UNIVERSITAT DE VALÈNCIA
2005
El trabajo que ha dado lugar a esta obra, titulado originalmente «Republicanismo y modernidad. El Blasquismo (1895-1910): proyecto político y transformación de las identidades subjetivas», ha obtenido, ex aequo, el I Premio de Investigación «Presen Sáez de Descatllar», en su primera edición (2003), con un jurado integrado por M. Luisa Moltó Carbonell, Silvia J. Caporale Bizzini, Asunción Ventura Franch y Anastasia Téllez Infantes, bajo la presidencia del Excmo. Sr. D. Francisco Tomás Vert, Rector Magfco. de la Universitat de València.
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© Luz Sanfeliu Giménez, 2005
© De esta edición: Universitat de València, 2005
Producción editorial: Maite Simon
Fotocomposición y maquetación: Inmaculada Mesa
Corrección: Isidre Martínez Marzo
Cubierta:
Diseño: Celso Hernández de la Figuera
Ilustración: Cartel de propaganda del periódico El Pueblo (Joaquín Sorolla)
ISBN: 84-370-6237-3
Realización de ePub: produccioneditorial.com
A mis mujeres:
mi madre, Ana, Encina, Emilia
PRÓLOGO
El momento en el que se encuentra el debate historiográfico internacional en torno a la historia de las mujeres y la historia del género pone de relieve, cada vez más, que no estamos tratando de una historia aparte –como, quizás, desde un cierto desconocimiento del tema, alguien hubiera podido pensar en algún momento– de una especialidad que trata sólo de un colectivo particular. Por el contrario, se puede ir constatando, progresivamente, el desarrollo teórico y la producción científica de una historia –historia, sin más, o mejor incluso, más historia, por ser más matizada y más compleja–, que incorpora en su análisis las relaciones de género como relaciones sociales entre mujeres y hombres, construidas cultural y socialmente. Y lo hace para poder explicar históricamente a las mujeres como sujetos históricos, y poder explicar, igualmente, por qué y cómo hombres y mujeres han ocupado lugares asimétricos dentro del conjunto social, en las diversas sociedades y en los diversos momentos históricos.
La progresiva teorización en torno al género realizada desde los pioneros trabajos de J. Scott, definiéndolo como «elemento constitutivo de las relaciones sociales basadas en las diferencias que distinguen los sexos» y también como «forma primaria de relaciones significantes de poder», ha permitido el análisis histórico de diferentes elementos interrelacionados: símbolos, conceptos normativos, instituciones sociales e identidad subjetiva; dentro de los cuales los significados de lo femenino y lo masculino se construyen culturalmente y se reelaboran en cada momento histórico, dentro de los procesos de cambio social.
Partiendo de esta reflexión teórica y metodológica, que incorpora la conceptualización del género como categoría de análisis histórico, se han generado en la historiografía especializada líneas de investigación diversas, en un amplio abanico que ha planteado desde análisis abiertamente postestructuralistas, centrados fundamentalmente en las construcciones discursivas; hasta la valoración histórica de las experiencias y prácticas sociales diferenciadas y/o enfrentadas a las definiciones normativas. Paradójicamente, los análisis exclusivamente deconstruccionistas, a pesar de las fructíferas aportaciones que representaron en un determinado momento, resultaban parciales y limitados al centrar su análisis exclusivamente en el discurso, y por tanto, eran quizás susceptibles de la reproducción tácita de la ideología androcéntrica contenida en los discursos, por ser culturalmente la hegemónica.
Por el contrario, frente a la pretendida acción totalizadora de los discursos normativos respecto a la realidad, en la historia real y concreta, en la vida de las personas, en sus experiencias, en los acontecimientos y en los procesos de cambio social, se dan continuas lecturas, apropiaciones y reelaboraciones de los mismos. Reelaboraciones que evidencian y muestran que la experiencia no se genera exclusivamente dentro de los significados normativos. Desde las diversas posibilidades abiertas en el devenir histórico, los significados y las relaciones de género se transforman constantemente, de forma interrelacionada con otros procesos sociales y políticos, a los que connotan a su vez.
Es esta dinámica histórica la que es objeto de este trabajo, como territorio propio de la historia, porque, como señala su autora, definir los esquemas teóricos de este estudio significa, en primer lugar, cuestionar las ideologías institucionales –aquellas que se evidencian y expresan en los ámbitos públicos– como las únicas que conforman y transforman las sociedades. Por ello, este análisis se hace desde dentro, y en, la historia política, la historia social, o la historia cultural. Y se hace integrando diversas influencias epistemológicas e historiográficas, para analizar la construcción de identidades de género, a través de las representaciones y a través de las prácticas sociales, tanto en el espacio privado como en el espacio público.
Más concretamente, desde esta nueva mirada, integradora de la historia de las mujeres en la «historia política», se puede comprender la cultura política como espacio para la configuración de identidades; de tal forma que puede reformularse, en clave de género, la historia de la formación de las diversas culturas políticas, la historia de la ciudadanía, la del republicanismo, o la historia de los feminismos como movimientos sociales y teorías críticas transversales a diferentes ideologías. En definitiva, puede construirse una historia más afinada en su análisis y comprensión de los procesos de cambio social, al dirigir la mirada hacia más variables explicativas.
En este caso, una historia más compleja tanto del feminismo como del republicanismo. Respecto al primero, a partir de la incorporación a su estudio de las reformulaciones más recientes respecto a las definiciones clásicas del feminismo que lo identificaban tradicionalmente con el modelo sufragista anglosajón, centrado en la reivindicación de derechos políticos. En los últimos años se está formulando una mejor explicación del mismo, desde la relectura de las diferentes formas en que se desarrolló este movimiento social en España –y también en el resto de Europa– a partir de experiencias desarrolladas dentro de diversos movimientos e ideologías, como ocurrió con el republicanismo en el ejemplo estudiado, aunque otro tanto podríamos decir, en el mismo sentido, del socialismo, del nacionalismo o del catolicismo social. Experiencias en las que las mujeres fueron creando una conciencia feminista que, sin oponerse necesariamente a algunos de los roles de género hegemónicos, sin embargo, ponían en cuestión de facto su exclusión de la esfera pública.
Y respecto al republicanismo, este trabajo incorpora el estudio del mismo en el período de la Restauración, desde su comprensión no sólo como una alternativa política, sino sobre todo y fundamentalmente –como ha señalado acertadamente M. Suárez Cortina– como un movimiento social y cultural, como una forma de vida, como una interpretación de la vida humana y de las relaciones entre el individuo y la sociedad. El republicanismo blasquista valenciano fue, sin duda, una de las mejores demostraciones de esta cultura política que, en la Valencia de cambio de siglo logró movilizar –y no sólo movilizar, también culturizar– a amplios sectores populares en un bloque social en el que estaban presentes desde las clases trabajadoras a la pequeña burguesía. Un movimiento, por primera vez, de masas, las masas del nuevo siglo XX, articuladas en torno a un ideario modernizador, ilustrado, democratizador y laico. Y en él y dentro de él, las mujeres republicanas fueron articulando a su vez un progresivo cuestionamiento