En este ciclo de novelas alrededor de la figura de Simplicissimus (la presencia o alusión a este personaje es lo que justifica englobarlas, como era la intención del autor, en un ciclo), Grimmelshausen pretende hablar en primer lugar de la Gran Guerra Alemana y de su monstruosidad, como él mismo afirma.3 Y al igual que indica en el título de su pícara Coraje, pretende hacerlo de forma amena, cómica y útil. Narrar de manera cómica los horrores de la guerra es una paradoja que sólo se puede resolver desde la literatura y marca la frontera entre la literatura y la crónica. Grimmelshausen se ve a sí mismo como un literato, no como un cronista, y es su modo irónico y satírico de describir el horror de la guerra lo que convierte sus novelas en monumentos de la literatura alemana.4 Grimmelshausen, además de haber vivido la guerra en primera persona, se documentó a fondo mediante el material entonces disponible –Relationis historicae Continuatio; el compendio Theatrum Europeum, de Matthäus Merian (1633-1738), y el Ernewerte Teuscher Florus (hasta 1647) de Eberhard von Wassenberg, entre otros–, y la novela ofrece una cronología bastante completa de los acontecimientos más importantes de la guerra. Es más, éste es uno de los casos en los que la literatura también ejerce como fuente de la historia. No existe un tratado de la historia alemana del siglo XVII que en algún momento no haga referencia especialmente al Simplicissimus, pero también a la Coraje, y los contemple como una descripción realista de los horrores de esta guerra. Podemos pues decir que esta obra es documento y monumento a un tiempo, lo que la hace esencial para la historia de la cultura alemana.
La pícara Coraje narra en primera persona, y a lo largo de 28 capítulos, las aventuras de su protagonista en la Guerra de los Treinta Años. La joven Libuschka, de 13 años, debe disfrazarse de chico para evitar ser violada cuando su ciudad natal, Bragoditz (Bohemia), es conquistada (1620). Los soldados se la llevan y ella se convierte, ahora bajo el nombre de Janco, en mozo de un capitán de caballería. Aprende a comportarse como cualquier otro soldado, a maldecir y a beber, participa en saqueos y gamberradas; sin embargo, su cuerpo se desarrolla, al tiempo que se enamora de su capitán, quien, descubierto su verdadero sexo, le pone el apodo de Coraje. La joven se convierte en su amante, asegurándose así su protección, y éste, en su lecho de muerte y creyéndola embarazada, la hará su esposa. Tras su muerte, Coraje abandona el ejército y se dirige a la imperial Viena. Durante un tiempo lleva una vida honorable como viuda de un capitán, pero poco a poco aprende las artes de la seducción y se convierte en una prostituta de lujo. Cuando intuye que se le va a acabar el negocio, pone tierra de por medio y decide volver a Bragoditz, haciendo parada en Praga.
En el camino de Praga a Bragoditz es asaltada y violada por unos soldados. Algo más tarde es liberada por un capitán de infantería que se convertirá en su segundo marido. En esta etapa lucha como cualquier soldado, hace prisioneros y consigue más botín que algunos reputados caballeros. Lleva una vida honorable, le es fiel a su marido y sus ingresos aumentan considerablemente. Y esta situación ideal se podría haber perpetuado de no haber caído su marido en Wiesloch (abril de 1622), lo que la vuelve a convertir, por un corto período de tiempo, en viuda. Sigue luchando y marchando con el ejército y se casa por tercera vez, en esta ocasión con un joven teniente, quien al no poder imponer sus deseos de dominación a su esposa huye avergonzado y abandona el campamento. Coraje sobrevive entre la prostitución y el saqueo hasta que su marido es tomado prisionero y ahorcado por desertor (octubre de 1622). Según el título del capítulo siguiente, a partir de ahora su buena estrella deja de brillar. Coraje, culpada de la muerte de su marido y despreciada por todos, decide abandonar no sólo aquel regimiento, sino el ejército y hasta la guerra. Vuelve a Bragoditz junto a su aya y juntas se dirigen a Praga para llevar una vida cómoda y sin sobresaltos. Allí conoce a otro capitán que se convierte en su cuarto marido y que será pronto llamado a filas. Con él lleva una vida ejemplar, dentro y fuera del campo de batalla, pero éste muere poco después a manos de las tropas danesas en el castillo de Hoya. En su huida de este escenario es capturada por un coronel y violada una y otra vez, por él, por otros oficiales y, finalmente, por los sirvientes y mozos de cuadra.
Liberada por un capitán, éste la aloja en su castillo y la convierte en su amante. Sin embargo, los padres del capitán no apoyan esta relación y mediante engaños la hacen dirigirse a Hamburgo, donde es abandonada. Coraje vuelve a ejercer la prostitución, pero como sabe que sólo le irá bien mientras los soldados permanezcan en la región, se casa una vez más. La guerra aún no ha llegado hasta allí y no le faltan dinero ni víveres. Sin embargo, su marido es ajusticiado por desobediencia a un superior que sólo pretendía aprovecharse de Coraje, que enviuda así por cuarta vez y es expulsada del regimiento.
Entonces conoce a un mosquetero y se dirigen juntos a su regimiento, que está dispuesto para partir a Italia. En una parada del viaje Coraje observa el oficio de un mercader y se da cuenta de que éste obtiene beneficios con regularidad, mientras que muchos oficiales tienen que compartir mesa con doña Hambre. Decide convertirse en mercader y viaja acompañando al regimiento a Italia. De forma paralela, sigue dedicándose al saqueo y a la prostitución, no tanto por dinero como por venganza. Recorren Italia, y tras el asedio de Mantua se establecen en una pequeña aldea hasta que la ciudad cae (julio de 1630). Con la firma de la paz parece que la guerra ha llegado a su fin, los franceses abandonan Saboya y los ejércitos imperiales vuelven a Alemania. Coraje se separa del mosquetero y una vez más es expulsada del ejército.
De vuelta de Italia se dirige con su aya a Passau, donde decide esperar el fin de la guerra. Sin embargo, su aya muere y Coraje se queda nuevamente sola. No sólo Bohemia, sino casi todas las provincias alemanas han sido invadidas ya por la guerra. Y como los suecos se encuentran cerca de Passau, Coraje se dirige una vez más a Praga, donde tiene el grueso de su capital. Sin embargo, pronto se da cuenta de que ni en las más importantes ciudades la pueden proteger y se une de nuevo al ejército. Vuelve a casarse con un capitán, quien muere al poco tiempo en la batalla de Nördlingen (1634).
Sigue marchando con el regimiento y se le presenta la ocasión de ir a la patria de uno de sus maridos, que le había dejado en herencia una casa en Baviera. Tanto le gusta a Coraje el lugar, que decide establecerse como campesina: hace traer todo su dinero y compra tierras y animales, toma criados a su servicio y actúa como si la guerra hubiera terminado definitivamente. Sin embargo, las tropas llegan a pasar el invierno y tiene que dar cobijo a todo el regimiento y su casa se convierte por unos años en cantina y mancebía:
Esta vida fue la mía durante algunos años, mientras no me fue mal. En ese tiempo, cada verano, cuando Marte salía de nuevo a campaña abierta, hacía cuentas de a cómo me había venido a salir la guerra el invierno anterior y, por lo general, me encontraba con que los beneficios superaban a los gastos que tenía por ella (184).
Entretanto, contrae la sífilis y se retira a curarse cerca del lago de Constanza, donde tiene lugar su aventura con Simplicissimus.
De vuelta a casa, inicia una relación adúltera que es pronto descubierta, y los honrados ciudadanos encuentran la excusa para echarla de la ciudad y despojarla de todos sus bienes. Coraje, de nuevo vagabunda, se vuelve a casar, esta vez con un mosquetero, y se dedica al tráfico de tabaco y aguardiente; sin embargo, a su marido no tardan en matarlo, por lo que queda viuda por sexta vez. Muerto su marido y sin nadie quien la acoja, busca refugio entre los gitanos que acompañan al ejército sueco y se convierte en esposa de uno