Garrod examinó varios pacientes adultos y encontró que el compuesto que se almacenaba, el alcapton, no era tóxico y eventualmente se acumulaba en las articulaciones produciendo artritis. También observó que los padres eran normales y no excretaban ácido homogentísico en cantidades apreciables.
Antes de adentrarnos en las teorías de Garrod conviene examinar los precedentes en el estudio de la genética, estudios que se habían realizado muchos años atrás en plantas y que permanecían en el olvido.
Mendel. El padre de la genética
Por el año 1865, el monje Gregor Mendel estableció los fundamentos de la genética. Mendel nació en 1822 en Heinzendorf, un poblado del entonces Imperio austrohúngaro,I en el seno de una familia campesina pobre y fue bautizado con el nombre de Johann. Su padre, un agricultor, le enseñó a cultivar árboles y a hacer injertos entre diferentes especies de plantas (1).
Asistió a una escuela rural ubicada cerca de su casa, hasta la edad de once años. Uno de sus maestros, impresionado por su capacidad para aprender, recomendó a su familia enviarlo a la escuela secundaria en Troppau, una localidad un poco distante de su casa donde se graduó con honores a los dieciocho años. Luego estudió dos años en el Instituto de Filosofía de la Universidad de Olmutz, a casi 40 millas de su casa natal, siendo un estudiante aventajado, especialmente en física y matemáticas. Alternó sus estudios con la enseñanza para cubrir sus necesidades económicas. Durante esa época sufrió quebrantos de salud que después fueron diagnosticados como lo que se conoce hoy como depresión.
En 1843, contra los deseos de su padre, quien quería que regresara a ayudar con las labores de la finca, comenzó a estudiar para ser monje. Se afirma que Johann, además de su vocación, quizá tuvo como gran motivación para entrar al convento su deseo de tener ayuda para continuar sus estudios. Una vez se hizo monje en el convento agustino de Brno, adoptó el nombre de Gregor y fue enviado a estudiar a Viena para que se cualificara en la carrera docente. En la Universidad de Viena estudió química, física y biología. Mendel reprobó dos veces los exámenes orales para graduarse como profesor de enseñanza secundaria. A su regresó a Brno, ocupó el cargo de profesor de física durante 16 años.
El convento de Brno era en ese entonces un centro cultural de la región. Allí, Mendel disfrutaba de una biblioteca y de un huerto que había iniciado el monje superior. Se dedicó en ese huerto de dos hectáreas a hacer cruces, usando más de 28 000 plantas de guisantes en experimentos que duraron cerca de ocho años. Dicha escogencia se debió a que hay muchas variedades de guisantes y sus plantas son fáciles y rápidas de reproducir. Llegó a cultivar hasta 22 variedades diferentes de guisantes; cruzó plantas con características opuestas: las de tallo corto con las de tallo largo; lisas con rugosas; unas de semilla color verde con otras de color amarillo, encontrando que la pigmentación amarilla de las semillas aparecía en todas las plantas de la primera generación, en tanto que el verde no lo hacía.
Al darse cuenta de que el color que desaparecía en la primera generación reaparecía en la segunda, Mendel propuso que el color estaba determinado por dos factores:II uno que era el responsable del color verde y otro del amarillo. También observó que una de las coloraciones aparecía en todas las generaciones, en tanto que la otra aparecía y desaparecía. Al rasgo que era intermitente en su aparición lo llamó recesivo y al que permanecía en todas las generaciones lo llamó dominante. Otro tanto sucedía con siete características que podían diferenciarse bien en sus experimentos, como el tamaño de la planta, el color de la flor, la forma de la vaina, la superficie lisa o rugosa de la semilla. Basado en sus observaciones, Mendel propuso tres leyes que se conocen como las leyes de la herencia.
La primera ley establece que: si se cruzan dos individuos, un homocigoto dominante con uno recesivo para un determinado carácter, los descendientes de la primera generación serán todos iguales fenotípicamente al progenitor de genotipo dominante.
La segunda ley establece que durante la formación de los gametos, cada alelo se separa del otro miembro. Mendel dedujo esta ley al cruzar individuos heterocigotos (diploides con dos variantes alélicas del mismo gen): Aa, y pudo observar que en la primera generación obtenía muchos guisantes de piel amarilla y otros de piel verde; comprobó que la proporción era 3/4 de color amarilla y 1/4 de color verde (3:1). Aa X Aa = AA, Aa, Aa, aa.
En la tercera ley, Mendel postuló que diferentes rasgos son heredados independientemente unos de otros, no existe relación entre ellos, por lo tanto, el patrón de herencia de un rasgo no afectará al patrón de herencia de otro. Esta tercera ley se manifiesta con más claridad en la segunda generación de individuos.
Para estar más seguro de sus hallazgos, Mendel envió sus resultados al botánico suizo Karl von Nageli, uno de los biólogos más importantes de la época, quien le sugirió repetir sus experimentos en plantas del género Hieracium.III Sin embargo, estas se reproducen por partenogénesisIV y, por tanto, su reproducción es distinta a la reproducción sexuada de las plantas de guisantes, impidiendo que Mendel pudiera reproducir en las plantas Hieracium los experimentos hechos con guisantes.
Posteriormente, Mendel fue nombrado superior del convento; abandonó sus experimentos y, según algunos biógrafos, murió un poco desencantado de sus resultados experimentales con plantas e ignorado por el mundo científico. Sus trabajos fueron citados solo tres veces durante los treinta años siguientes.
En 1902, Carl Correns, Hugo de Vries y Erich von Tschermak, experimentando con plantas, creyeron haber encontrado algo nuevo, pero según el mismo Correns: “Me convencí a mí mismo de que el monje Gregor Mendel en Brno, durante los años sesenta, había obtenido los mismos resultados en experimentos muy extensos llevados a cabo en guisantes y había dado las mismas explicaciones hasta donde era posible en 1866”(2).
Garrod. El padre de los errores innatos
Archibald Garrod vivió entre 1857 y 1936. Fue pionero de la medicina científica. Desde muy temprana edad mostró su vocación por la ciencia. Estudió ciencias naturales y química en la Universidad de Cambridge y luego medicina en St. Bartholomew Hospital, en Londres. Posteriormente, vivió un año en Viena, donde aprendió técnicas científicas modernas en medicina. En 1885 obtuvo su grado de Medicina y un máster en Ciencias de Oxford; fue aceptado como miembro del Royal College of Physicians. Trabajó por veinte años en los hospitales Marylebone General Dispensary, West London Hospital, St. Bartholomew’s Hospital, Great Ormond Street Hospital for Children y Alexandra Hospital for children with Hip Disease.
En el ámbito personal, se casó con Laura Elizabeth Smith en el año 1886. Tuvo cuatro hijos: tres hombres, dos de ellos murieron durante la época de la guerra, y una mujer, Dorothy Garrod, eminente arqueóloga y primera mujer en ser profesora en Cambridge.
Frederick Gowland Hopkins (1861-1947). Bioquímico inglés. Trabajó junto a Christiaan Eijkman, con quien recibió el Premio Nobel en Fisiología o Medicina en el año 1929 “por su descubrimiento de elementos esenciales necesarios en la dieta animal para mantener la salud”, o vitaminas, término acuñado después por Casimir Funk, un bioquímico polaco. La mayoría de su carrera académica la realizó en Cambridge, en química fisiológica, cuando aún la bioquímica no era reconocida como una disciplina propia.