Cuando una hembra está lista para reproducirse, suele acercarse a los territorios vigilados por los machos donde es inmediatamente asaltada y tomada en tándem (posición en la que el macho agarra a la hembra por el “cuello” parte posterior de la cabeza o protorax, fig. 15). Una vez sometida, la hembra solo podrá liberarse de este “abrazo” por fuerza propia o después de acceder a la cópula. Dentículos, filamentos, ganchos o pelos pueden ser encontrados en la llamada lígula genital (Zygoptera) o aedeagus (Anisoptera), estas estructuras tienen un doble propósito: el primero, transferir las bolsas con esperma producidas en las gónadas (genitales primarios), ubicadas al final del abdomen, y el segundo, inspeccionar las cavidades sexuales de la hembra como la espermateca y la bursa copulatrix en busca de bolsas de esperma depositadas previamente por otros machos. Estas bolsas de esperma son removidas, pues las hembras suelen copular con varios machos (poliandria). Esta capacidad ha creado una serie de complejos comportamientos, como vigilar a la hembra mientras pone los huevos para que ningún otro macho pueda tomarla o simplemente no liberar a la hembra del tándem hasta que oviposite (fig. 16), incluso al punto de sujetarla cuando ella se mete por debajo del agua (fig. 17a y 17b).
Enemigos naturales y mecanismos de evasión
Los odonatos juegan un importante papel en el flujo energético de los ecosistemas y en la estructura de las comunidades acuáticas porque, además de controlar poblaciones de otros organismos, sirven como fuente de energía para larvas de ácaros acuáticos (Wirth, 1956, fig. 18a), ceratopogónidos (Clastrier y Legrand, 1990; Huerta, 2006, fig. 18b), tritones, peces, arácnidos (figs. 18c y 18d), plantas insectívoras, aves (Kennedy, 1950), anuros (Buskirk, 2001), roedores y otros pequeños mamíferos. Incluso, existen reportes de avispas que aguijonean a las libélulas y remueven su cabeza para succionar la hemolinfa o insertan sus huevecillos dentro de los huevos de estas, buscándolos en los tallos debajo del agua (Silsby, 2001).
Las principales estrategias de protección de las larvas de las libélulas contra sus depredadores incluyen la inmovilidad de la larva aparentando estar muerta, el uso de colores del cuerpo como camuflaje o de sus formas para mimetizar ramas y otras estructuras, el uso de escondites bajo el lodo y en el caso de ser atrapadas, el desprendimiento de una de sus patas o agallas que puede ser reemplazada en una muda posterior. Las larvas de Anisoptera (fig. 9c) pueden expulsar agua por el recto a manera de propulsión a chorro, lo que les da velocidad suficiente para escapar. Los adultos por su parte, acuden a estrategias de camuflaje, percha en sitios ocultos (fig. 19) y maniobras de vuelo para evadir a sus depredadores (Silsby, 2001).
Diversidad, taxonomía y aspectos filogéneticos
El linaje que agrupa a libélulas y caballitos del diablo recibe el nombre científico de Odonata (del griego odontos= diente y ato= dotado de…), debido a la presencia de poderosas partes bucales modificadas para destrozar sus presas. Este orden cuenta con 6000 especies descritas aproximadamente (Dijkstra et al., 2013) y es considerado un grupo monofilético y basal dentro del linaje de los insectos alados; sin embargo, sus relaciones con los otros grupos no son claras, pues no es fácil establecer si está más emparentado con el orden Ephemeroptera o con el grupo de los Neoptera (Misof et al., 2014). Dentro de Odonata encontramos dos subórdenes: Zygoptera (del griego zygos = yugo y pteros = alas; llamados comúnmente caballitos del diablo) y Epiprocta, este último comprende Anisoptera (del griego anisos = diferentes y s = alas; llamados comúnmente libélulas) y Anisozygoptera (que parece ser una mezcla entre Anisoptera y Zygoptera, este es exclusivo del continente asiático).
Los zigópteros o caballitos tienen las alas anteriores y posteriores casi de la misma forma, sus larvas son delgadas y poseen tres agallas para respirar, las cuales se ven como “hojitas” al final del abdomen (fig. 9b). Dentro de este suborden se encuentran 18 familias, 308 géneros y cerca de 3000 especies. Los epiproctos o libélulas tienen las bases de las alas anteriores más angostas que las posteriores, sus larvas son robustas (fig. 9c) y poseen agallas rectales que no son visibles en el ápice abdominal. Dentro de este suborden se encuentran 11 familias, 344 géneros y aproximadamente 3000 especies a nivel global (Dijkstra et al., 2013).
En el Neotrópico se encuentra la mayor diversidad de odonatos del mundo y Colombia es uno de los países que más especies aporta con casi 400 (FPR, CABS, datos no publicados), lo cual hace que su identificación se vuelva una tarea realmente complicada en muchos de los casos; sin embargo, presentaremos a continuación información clave para aproximarse a este fascinante grupo. Los primeros registros para la fauna odonatológica del Meta fueron realizados por Calvert (1898, 1909) y Ris (1918). Desde entonces, la fauna ha sido muestreada, especialmente en la zona noroccidental del departamento. Recientemente, muestreos sistemáticos en varias localidades registraron el 40 % de las especies del país y una diversidad que se concentra en sistemas lénticos de la sabana. No obstante, más estudios deben desarrollarse para reconocer la diversidad del departamento, por ejemplo, es poco lo que conoce de la parte suroriental y de La Macarena, para la cual se registran apenas unas veinte especies, desde las recolectas de Leopold Richter en 1945.
Conservación de libélulas en el Departamento del Meta
Meta es uno de los departamentos más extensos y diversos del país, no obstante, la economía regional y el sostenimiento de las comunidades locales se basan en la explotación intensiva y cada día más extendida de actividades agrícolas, pecuarias e industriales, a lo que se suma la urbanización para asentamientos humanos. Dichas actividades vienen modificando irreparablemente los hábitats y generando un paisaje fragmentado (figs. 20a y 20b),