— No ha sido por amor al General, sino por el odio que los neos tienen a Napoleón.
— Sea por lo que fuese, Tarfe amigo, tenga usted por cierto que sería viable, como ahora dicen, un Ministerio de Progresismo tibio con tropezones de neísmo ilustrado. Me consta también que don Pedro Egaña no haría fu, y que se dejarían querer otros que han comido con Narváez, como Alejandro Castro, quizás Benavides… Ayer mismo, hablando con Carriquiri, hicimos un recuento de los moderados que están rabiando por deshacerse del Espadón… ¿Qué dice usted? ¿Se ha quedado lelo? La gramática política, que es parda como usted sabe, tiene por regla principal aprovechar las ocasiones… Recoger a los descontentos es otra regla muy práctica. Si usted no lo entiende, Prim, que es listo, lo comprenderá… Con que, ¿he dicho algo?
— Más de lo que yo esperaba, y todo substancioso, como de quien conoce a fondo la realidad de las cosas y ve en la política un arte culinario, no para dar de comer a los pueblos, sino para matar el hambre de cuatro vividores… No creo, amiga mía, que esté el país para esos pistos o bodrios indecentes. Cuando Prim sepa la comida que usted le prepara… creo que se le revolverá el estómago… Y hasta otra tarde, mi dulce amiga. Me voy: temo perder el tren».
Despidiéndole en la puerta, Eufrasia con fría serenidad sonriente le dijo: «El guiso que les ofrezco es el único. No hay otro, Manolito. Pruébenlo: no sabe mal. Todo es acostumbrarse… La cuestión es ir viviendo…».
Конец ознакомительного фрагмента.
Текст предоставлен ООО «ЛитРес».
Прочитайте эту книгу целиком, купив полную легальную версию на ЛитРес.
Безопасно оплатить книгу можно банковской картой Visa, MasterCard, Maestro, со счета мобильного телефона, с платежного терминала, в салоне МТС или Связной, через PayPal, WebMoney, Яндекс.Деньги, QIWI Кошелек, бонусными картами или другим удобным Вам способом.