Trayectorias y Aprendizajes.. Marlén Rátiva Velandia. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Marlén Rátiva Velandia
Издательство: Bookwire
Серия: Académica
Жанр произведения: Социология
Год издания: 0
isbn: 9789586605045
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      Figura 2. Mujeres egresadas de la ENSST 1932-2019.

      Fuente: elaboración propia.

      Como se mencionó al inicio, en 1932, se gradúa la primera mujer egresada de la Escuela Normal, en compañía de 32 hombres. Este hecho evidencia las primeras manifestaciones de emancipación de la mujer en la sociedad boyacense, porque hasta ese momento, solo habían cumplido con su rol de ama de casa.

      En 1975, se evidencia el pico más alto en el registro de matrícula de mujeres, y la razón principal, es que se presenta una reestructuración general de la Escuela Normal, en la que se efectúa el primer convenio con la Universidad Pedagógica y Tecnológica, con el cual se facilitó el ingreso a la educación en carreras de licenciatura a los egresados del ciclo complementario, lo cual motivó a un buen número de mujeres a seguir la formación de maestras.

      Se considera entonces que, en la historia de egresados de la ENSST, se visibiliza la importancia de destacar a las mujeres maestras. Tanto así que: “en la enseñanza normalista se fortalecieron instituciones femeninas que proporcionaron el personal docente para las escuelas primarias; aspecto que se dio en virtud del rol formador y familiar que ofrecían las mujeres para atender a los infantes” (Herrera, 1997, citado en Tamayo, et al, 2015. p.24). La anterior aseveración permite inferir que, a lo largo del tiempo no solo se feminiza al Magisterio, sino que también se consolida una reescritura de la historia de la educación, al ser considerada la mujer en todo su potencial profesional.

      Figura 3. Hombres egresados de la ENSST 1872-2019.

      Fuente: elaboración propia

      Pico más alto: 1938-1942

      Pico más bajo: 1998-2019

      En el caso de los hombres, en 1887 se inaugura la Escuela Normal de Profesores. Es importante señalar, que esta escuela inicialmente sería exclusivamente para varones, a quienes se les ofrecían becas por estudiar en la escuela, resultando atractiva la oferta.

      Del análisis de los registros, se puede establecer que el 7 de mayo de 1887 se inscribieron 60 alumnos en la ENSST; sin embargo, la institución no cumplió con sus objetivos: en catorce años (1891 a 1905) se titularon solo 60 maestros de Primaria. Veintiséis años después, en 1926, siendo rector el pedagogo alemán Julius Sieber, se llevó a cabo una reestructuración de la Escuela Normal de Varones, consiguiendo el incremento de la matrícula de la época, y como se registra:

      Interesado en la Escuela Normal de Varones de Tunja, porque habría de formar los precursores de la educación nueva y la enseñanza activa en Boyacá, el Secretario de Educación de Boyacá, Rafael Bernal Jiménez, contrató los servicios del pedagogo alemán Julius Sieber, quien debía realizar una reforma a fondo del nivel educativo especialmente el normalista. Era necesario y así lo planteó el Dr. Sieber “iniciar los primeros cursos de profundidad y prácticas docentes con los mejores egresados de la Normal” Su meta: la formación de profesionales en el magisterio de acuerdo con la enseñanza activa, la disciplina de confianza y el espíritu de investigación y superación (UPTC. s.f. Licenciatura en Matemáticas).

      Por otra parte, el perfil sociodemográfico de las y los estudiantes normalistas difería: para la mayoría de los hombres, ingresar la Escuela Normal a formarse como maestros implicaba un ascenso social en un contexto dominado por hombres. En el caso de las mujeres de finales del siglo XIX, la realidad difería un poco:

      Las mujeres institutoras eran formadas en principio como maestras, no como bachilleres, es decir, se buscó en principio limitar los conocimientos al plano meramente funcional para poder profundizar en los aspectos pedagógicos que tendrían que aplicar en las diferentes escuelas primarias. En este sentido, se consideró que lo primero que tendría que aprender una joven para ser maestra era “la virtud cristiana” y “el buen ejemplo”. Sin embargo, hay que resaltar que esta era una metodología propuesta tanto para los jóvenes hombres como para las mujeres que eran formados en las escuelas normales (González, 2015).

      No obstante, las mujeres debían acatar estas disposiciones, de lo contrario, se les trataba con mayor severidad, todo producto del momento histórico, social y cultural de la época. Poco a poco, el Estado va desligándose de la iglesia y la instrucción para los maestros se orienta hacia un tipo de enseñanza laica; sin embargo, el enfrentamiento con la iglesia católica, que no deseaba perder su hegemonía, incide significativamente en la formación de las maestras en esa época.

      En lo referido al hombre, este necesita una educación viril, ideas de progreso de cierto orden y nociones científicas; mientras que, a la mujer, por considerarse débil y con el cerebro más pequeño, debe dársele una educación más diversa y diferente de los fines a los que se encamina la de los varones.

      Análisis del Registro de Matrículas en la ENSST por Titulación Durante 147 años

      La institución desde su fundación se proyecta el propósito de formar maestros, por ello, la primera promoción de graduados recibió el título de Maestro(a). El primer graduado en recibirlo fue Demetrio Cifuentes en 1873.

      Las titulaciones del egresado normalista son diversas. Desde 1925, en adelante, la titulación recibida fue la de Normalistas Superiores, posteriormente, desde mediados la década de los ochenta se inicia el Ciclo Complementario, y a estos estudiantes después de dos años, se les otorgaba el título de Bachilleres Pedagógicos. Desde inicios del año 2000, la ENSST, cambia el título de formación según los lineamientos establecidos por el MEN, recibiendo el nombre de Programa de Formación Complementaria y a partir de esa fecha el título recibido es el de Normalista Superior.

      Mientras que, en las Escuelas Normales Superiores a nivel mundial se presenta una transformación enfocada hacia lo específico, el salario y el trabajo siguen siendo el mismo. Por lo anterior, se puede determinar que, según las necesidades que había y, teniendo en cuenta las distintas etapas que se vivieron durante 147 años, los egresados recibieron su título (maestro, normalista elemental, superior, bachiller pedagógico, normalista superior), que fue cambiando con el paso del tiempo. Es importante mencionar, que dicha titulación se tuvo en cuenta para realizar la clasificación y desarrollar el análisis de los resultados producto de la revisión de los libros de matrículas consultados.

      Figura 4. Egresados con título SUPERIOR 1872-2019.

      Fuente: elaboración propia

      Inicio: se mantiene en 10% 1873 a 1885

      Pico más alto: 1977. Se mantiene entre el 10% y el 30%: 2001-2017

      En la anterior gráfica se muestra que en la década de 1940 baja el flujo de estudiantes, época en la que hubo una decadencia en las Escuelas Normales a nivel nacional. Según los registros, la primera de las Escuelas Normales, ubicada en la ciudad de Bogotá, sufrió las consecuencias de ese hecho histórico coyuntural, que se presentó debido a huelgas que exigían el pago de salarios y presupuesto para estas instituciones educativas. En Bogotá, esta huelga fue utilizada como excusa para que el gobierno cerrara la Escuela y durante los hechos del 9 de abril de 1948, se acusó a los normalistas de subversivos y responsables de las vicisitudes, porque adujeron que allí se estudiaban ideas de izquierda, que estos estudiantes estaban involucrados o eran instigadores de las revueltas. El Estado, entonces, desarticula la Escuela Normal en Bogotá, lo que significó una gran pérdida para el horizonte educativo de la época, porque así mismo, desaparecieron varias de las Normales en el país.

      Reyes (2012), quien retoma el estudio de Herrera y Low de 1994, manifiesta que “Julius Sieber, quien retornó al país junto con Rafael Azurra, culminaron el proceso de desmonte de la Escuela en Bogotá llevando la sección masculina a la Normal de Varones de Tunja y la femenina al Instituto Pedagógico Nacional” (Reyes, 2012, p.44). Pero debido a la situación política del país, la Normal de Varones, hoy ENSST, empezó así un proceso de reorganización tanto a nivel administrativo como a nivel de la pedagogía implementada.

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