Hoy, más que nunca, necesitamos líderes conscientes y espirituales en los espacios de decisión, y en cada rincón y eslabón de las organizaciones. Y si bien personalmente estoy convencida de que somos las mujeres las grandes aliadas como catalizadoras de esta transformación, también estoy convencida de que es una tarea de todos, hombres y mujeres, de la sociedad en su conjunto, de la humanidad entera.
Ese día, que Andrea se sacó sus zapatos antes de entrar a casa, después de una amena y apasionada charla sobre empoderamiento de las mujeres, evolución, liderazgo consciente y espiritual, me pidió que escribiera este prólogo, me sentí honrada y para mí era una invitación irresistible siempre que fuera para promocionar el desarrollo de las mujeres.
Siendo que una de las claves del empoderamiento de las mujeres es el mentoreo, leer y bucear por las historias y reflexiones de estas dieciséis mujeres extraordinarias me resulta una pieza de empoderamiento magistral para conectar, aprender, refrescar y apropiarnos de nuestro poder, no solo en el mundo de los negocios, sino en todas las esferas de la vida pública y privada.
Espero que te sumerjas en estas líneas y que absorbas como esponja todo lo que Andrea y sus entrevistadas tan generosamente nos comparten, y en especial deseo que con cada palabra, oración, párrafo, recuperes tu propio poder y recuerdes quién eres verdaderamente.
Me permito soñar que al terminar este libro te encuentres con tu propia luz, brillante, poderosa, que todos tenemos dentro pero no muchos recordamos frecuentemente. Al apropiarte de tu propia luz, sin darte cuenta, autorizas a los demás a hacer lo mismo, y eso nos conduce hacia un mundo cada vez más amoroso, justo y equitativo.
Más arriba, dejé una pregunta abierta. ¿Dos caras de la misma moneda? Según Carl Jung, nuestra misión en la vida es un proceso de individualización y de integración, quizá podamos inferir que no se trata de una cara de la moneda o de la otra, sino de un proceso de integración y alineación. En este caso, la integración de mujeres y negocios + consciencia y transformación.
Para mí, el empoderamiento auténtico es la alineación de la personalidad con los anhelos del alma, ejerciendo un liderazgo consciente, integrando mente y corazón, y desde allí contribuir al mundo. Celebro este libro de mujeres, negocios y empoderamiento, y abogo por más integración, consciencia y sanación en el mundo.
Me despido con una de mis frases favoritas de la psiquiatra jungiana Jean Shinoda Bolen: “La compasión, la espiritualidad, la preocupación maternal y el deseo y la necesidad de paz son, combinados con el feminismo, la fuerza que puede salvar el mundo”.
Miami, enero de 2021
María Gabriela Hoch1
1 Mentora en liderazgo consciente, sanadora energética y empoderamiento de mujeres. Miembro de Vital Voices Global Leadership Network. Cofundadora y presidenta honoraria de Voces Vitales Argentina. Fundadora y directora ejecutiva de WE Evolution | Vital Voices Miami. Autora del libro Diario de una mujer vital. Empoderamiento, liderazgo y mentoreo para tu evolución personal y profesional.
Parte I
El aporte diferenciador de la líder mujer en la gestión organizacional
Capítulo I
Los estereotipos sociales como limitantes en el desarrollo de la líder mujer
El trabajo es considerado la actividad por excelencia que deben y necesitan realizar para sobrevivir tanto hombres como mujeres. Sin embargo, no a todos los individuos que realizan esta vital labor se le otorgan las mismas actividades, y por lo tanto los mismos beneficios.
Históricamente al hombre se lo ha considerado más apto y capacitado para desempeñar determinadas tareas, sobre todo en el ámbito gerencial, ya que socialmente se entiende que posee cualidades que lo distinguen, tales como su autoritarismo, entendido en sentido positivo al momento de otorgar puestos de poder, su razonabilidad, su capacidad de enfrentar riesgos y acertar, entre otros atributos.
Paralelamente, a la mujer se la suele entender como sensible, emocional y empática, en un sentido en el cual conectar emocionalmente con ciertas personas del ámbito laboral o asuntos que se suceden en el día a día afecta al resultado de sus acciones, ya que verter demasiada emoción es considerado negativo para los negocios.
Estas características negativistas y estereotípicas han sido, y siguen siendo en gran medida, limitantes para su desarrollo en los cargos en cuestión. Esto nos indica que al momento de juzgar el desempeño de una tarea, muchas veces lo primero que se juzga es el género de quien está en el cargo o aspira a estarlo.
Profundicemos algunos pilares fundamentales para examinar por qué las mujeres no han llegado aún a la cima en igual proporción que los hombres en sus respectivos ámbitos laborales, intentando brindar una explicación de carácter abarcativo al respecto.
Particularidades del hombre y de la mujer
Partamos por diferenciar las categorías sexo y género. El primero es dado de manera biológica dividiendo a la población en hombres y mujeres. Mientras que el género corresponde a una construcción social sobre las expectativas, características y comportamientos que se esperan y ejercen. En pocas palabras, el género refiere a las diferencias psicológicas, sociales y culturales de los individuos.
Las características, predisposiciones y cualidades de las personas en muchas ocasiones, la gran mayoría, aún hoy siguen marcando las bases y pautas para ser referenciadas y contratadas para ocupar un puesto o ejercer un rol dentro de las empresas y organizaciones en búsquedas de líderes gerenciales. Es por eso que entender cuáles son las cualidades que se les atribuyen a los distintos géneros nos permitirá entender cuál es la situación de ellos en el mundo gerencial.
Mucho se escucha sobre algunos de los rasgos que caracterizan al hombre en las organizaciones, considerándolo como la mejor opción para liderar. Algunas de sus facetas, tales como la ambición, el cinismo, el autoritarismo, su alto nivel de competencia, la soberbia, la falta de escucha y su gran capacidad en la toma de decisiones efectivas, suelen identificarlo.
Francoise Contreras Torres estudia a la mujer en su función de líder describiéndola como insuficiente en lo que concierne a las habilidades de toma de decisión o a la competencia agresiva necesaria para triunfar en los negocios, ya que son percibidas como demasiado emocionales (Torres, 2012).
A su vez, podemos decir que hay un acuerdo tácito por el cual se le atribuyen a las mujeres como propias las habilidades blandas, como la empatía, la tendencia al compromiso y la inclusión de otras voces en el momento de tomar decisiones. Si bien hoy estas características tienen una mayor relevancia a la hora de ejercer el liderazgo gerencial, las mujeres siguen siendo percibidas como más sensibles y débiles, a diferencia de sus pares masculinos.
En este sentido, las mujeres estarían facilitando las relaciones interpersonales, serían más afectivas, emocionales y sensibles, mientras que los hombres acudirían más al control, a la agresividad, a la dominación, a la ambición y al individualismo (Torres, 2012). Además, llegado el momento de resolver problemas complejos, mientras que los hombres utilizan el razonamiento, las mujeres recurren más al uso de estrategias verbales.
Llegado el momento de resolver problemas complejos, mientras que los hombres utilizan el razonamiento, las mujeres recurren más al uso de estrategias verbales.
Por otra parte, a la mujer se la suele asociar a la familia, lo que conlleva pensar que no está preparada para enfrentar el desafío que plantea la contraposición de la conjugación familia-trabajo. Si consideramos que ser mujer implica tener hijos y/o una familia de la que ocuparse, entonces las responsabilidades que se suman al ocupar un puesto gerencial parecieran obnubilar la eficacia que debiera ser el fin último