Recordemos que las emociones elegidas por las líderes para describir su comunicación con el equipo están en sintonía con los aspectos mejor evaluados: “motivación”, “entusiasmo” y “compromiso”. A su vez, resaltan como cualidades propias la “claridad”, la “transparencia” y la “honestidad”.
En cuanto a la gestión de sus comunicaciones en función del desarrollo de un modelo de liderazgo enfocado en la motivación de sus equipos, podemos aseverar que promueven equipos de alto desempeño, inspiran la motivación, así como también el desarrollo de los talentos de sus colaboradores.
Las líderes se autoperciben fuertes en la dimensión liderazgo, específicamente en su capacidad de motivar al equipo; mientras que su autoimagen se debilita en la dimensión comunicación, impactada por la subdimensión de comunicación no verbal.
Asimismo, se encontró una conformidad entre las autoevaluaciones de las líderes mujeres y las calificaciones otorgadas por sus colaboradores directos. Sin embargo, cabe destacar que en todos estos aspectos en los que hay una distancia entre una y otra, estas diferencias son positivas; es decir, los colaboradores presentan mejor imagen de sus líderes que la que perciben sus propias líderes de sí mismas.
Podemos afirmar que corroboramos nuestra hipótesis de trabajo, por la cual sostenemos que las líderes mujeres en las organizaciones de la República Argentina tienen una gestión de sus comunicaciones enfocada en un liderazgo motivador e inspirador de equipos de alto desempeño.
Podemos afirmar que las líderes mujeres en las organizaciones de la República Argentina tienen una gestión de sus comunicaciones enfocada en un liderazgo motivador e inspirador de equipos de alto desempeño.
La comunicación en el liderazgo está en transformación. Si antes era la voz el comandante en jefe, hoy el líder es parte del equipo, trabaja en conjunto con sus colaboradores buscando aportes y haciendo sinergia con sus ideas. Las personas son tenidas en cuenta y las decisiones se coconstruyen.
Este es el desafío más importante que tienen los líderes en la actualidad: cómo reaprender a gestionar, no ya basándose en lo aprendido por las experiencias pasadas, sino comprendiendo qué valores necesitan inspirar para lograr el compromiso y el mejor desempeño de sus equipos.
Pasamos de una comunicación vertical, formal y estructurada a una comunicación horizontal, espontánea, con más brainstorming, donde hay menos reglas y más espacio para las ideas. No es casual que las líderes empáticas, informales y “Equipo en el centro” son las que hoy reciben mejor evaluación de sus colaboradores. Se adaptan, son flexibles, espontáneas, naturales, abiertas y escuchan.
Esta transformación aún está en proceso y los colaboradores más jóvenes nos retan a desafíos constantes. La flexibilizacion del liderazgo y la comunicación necesitan continuar desarrollándose en pos de lograr mayor cercanía y reconocimiendo entre los equipos. Los jóvenes exigen un liderazgo empático, flexible, a demanda, requieren que los conocimientos y la información se compartan y que la comunicación sea de ida y vuelta, con un feedback constante en ambos sentidos.
Según un estudio de Michael Page (2019), la generación Centennials prefiere los beneficios emocionales y considera que la retribución meramente económica no es suficiente. Según la firma, uno de los puntos más importantes que consideran los jóvenes es la comunicación directa que puedan sostener con sus jefes.
En el mismo sentido, Gallup (2017), en su estudio sobre el sentir del empleado norteamericano, refuerza la relevancia: “Si los empleados no tienen grandes gerentes, si no saben lo que se espera de ellos o si no están en roles que coincidan con sus talentos, entonces la lista más larga posible de beneficios no será una panacea”.
Como podemos observar en el presente trabajo, el colaborador valora y reconoce cuando es liderado por una persona que gestiona eficazmente su comunicación haciéndolo sentir parte, de un modo colaborativo, escuchándolo e involucrándolo en sus desafíos. La comunicación es esencial para un liderazgo motivador.
El colaborador valora y reconoce cuando es liderado por una persona que gestiona eficazmente su comunicación haciéndolo sentir parte, de un modo colaborativo, escuchándolo e involucrándolo en sus desafíos. La comunicación es esencial para un liderazgo motivador.
Y justamente es aquí donde encontramos uno de los puntos más destacables del liderazgo transformacional: la motivación que inspira en sus equipos de trabajo. Como nos resaltan Choudhary, Akhtar & Zaheer (2013), los líderes transformacionales utilizan sus energías y la comunicación para atraer a los colaboradores hacia sus objetivos. Dicho en otras palabras: los motivan para el logro de las metas organizacionales.
Medina-Vicent (2014) resalta que la líder mujer se presenta mucho más abierta a la escucha de diversas opiniones. Su estilo horizontal de comunicación y su inclinación a participar a los miembros de su equipo en las discusiones y toma de decisiones la lleva a ser vista como una fuente de inspiración y motivación por parte de quienes están a su cargo. Estas características se ven reflejadas en el sentir de los colaboradores encuestados en el presente trabajo. Ellos mismos destacan que sus líderes los “Inspiran a hacer las cosas cada día mejor y a crecer” y “Conforman equipos de trabajo de alto desempeño”.
La comunicación como elemento de gestión juega un rol central cuando se intenta caracterizar un estilo de la líder mujer con sus equipos de trabajo. La motivación, la empatía, la inclusión, la confianza, el desarrollo de talentos y el feedback que impulsa a mejorar los desempeños son todos elementos que abonan a un liderazgo motivador y transformacional.
Este es el estilo de liderazgo que los negocios de hoy requieren, los cambios y la incertidumbre se gestionan exitosamente con equipos de colaboradores comprometidos y dispuestos a dar más de lo necesario para enfrentar con éxito las situaciones imprevistas que se presentan.
Los cambios y la incertidumbre se gestionan exitosamente con equipos de colaboradores comprometidos y dispuestos a dar más de lo necesario para enfrentar con éxito las situaciones imprevistas que se presentan.
Aquellos que creen que repitiendo recetas exitosas del pasado lograrán los resultados de esos tiempos no comprenden la complejidad en la cual hoy estamos inmersos.
No es cuestión de elección, sino de tener la humildad de reconocer que es el momento de generar un cambio, de revisar políticas y decisiones que nos llevan a que en la actualidad solo 3 de cada 10 posiciones directivas en nuestro país son ocupadas por líderes mujeres, y que el ingreso mensual de una mujer es 27% menor que el ingreso mensual que recibe un hombre en la misma posición (indec y cippec, 2017).
Por lo general lo pedimos, pero simultáneamente tememos el cambio. Nos quejamos de nuestra realidad pero a la hora de poner manos a la obra muchos sentimos que salir del terreno conocido es altamente incómodo. Si lo lleváramos a un extremo, parecería que el pedido central sería que cambien los otros, y sin embargo sabemos que solo nosotros y nuestras decisiones es lo que podemos cambiar. Las mujeres debemos asumir nuestra parte de responsabilidad y animarnos a cambiar nuestras acciones en pos de incrementar nuestra presencia en el liderazgo de las organizaciones.
Las mujeres debemos asumir nuestra parte de responsabilidad y animarnos a cambiar nuestras acciones en pos de incrementar nuestra presencia en el liderazgo de las organizaciones.
Humberto Maturana (2008) nos enseña que vivimos en un presente continuo cambiante, en un mundo al que modificamos y nos modifica segundo a segundo. Cada uno, en última instancia, elige la vida que quiere vivir, que siempre hay otra opción que finalmente desecha. La responsabilidad siempre es nuestra. La libertad de elegir es lo que define nuestra vida y el logro de nuestros objetivos.
Ante esto nos quedan dos opciones: la parálisis que el temor nos provoca o el deseo y las ganas de estar mejor y comenzar a andar caminos nuevos y desconocidos. Podemos compartir que lo desconocido es incómodo, pero no por eso es menos desafiante y sorprendente. El tema es animarnos y comenzar. Nunca vamos a llegar a lo que deseamos sin un poco de valentía y audacia. Seguramente si lo pensásemos así, el cambio luciría menos amenazante y más atractivo para