3. André Picard, «Canada Needs to Clear the Air—and Wipe Away Records for Marijuana», Globe and Mail, 15 de enero de 2018, theglobeandmail.com/cannabis/article-canada-needs-to-clear-the-air-and-wipeaway-criminal-records-for/
1. Mejorar el sueño
caso práctico: guilherme falcão
Guilherme Falcão ha tenido toda la vida (es decir, desde los siete años) problemas para conciliar el sueño por las noches.
«Desde que soy niño he tenido problemas para concentrarme y ansiedad», me dice Falcão, que ahora tiene veintinueve. Añádele un cerebro joven que parece carecer de interruptor para apagarse y tienes la receta perfecta para infinitas noches de insomnio que uno pasa despierto contemplando el techo. Ni el momento ni el lugar parecían cambiar las cosas: incluso si Falcão se acostaba más tarde, el sueño lo eludía hasta las dos o tres de la madrugada.
Tener que luchar contra el insomnio de adulto es una cosa, pero cuando le pregunto sobre los efectos del insomnio en su juventud, baja la voz y puedo percibir su sensación de frustración.
«Cuando era niño siempre estaba cansado», dice. «Nunca quería levantarme para ir al colegio, porque tan solo había dormido dos o tres horas». E incluso cuando llegaba el sueño, el descanso que obtenía era de mala calidad.
No fue hasta que Falcão se convirtió en un joven adulto cuando el medicó le recomendó que tomara pastillas para dormir.
«La medicación hacía fácil irse a dormir», me dice, «pero me era increíblemente difícil levantarme. Cada día sentía unos horribles efectos secundarios. Siempre estaba cansado, mareado o con náuseas. Por eso no la tomaba cada noche. Solo cuando realmente no me podía dormir».
Una noche con treinta y pocos años en la que había salido con un amigo, Falcão probó por primera vez el cánnabis. Disfrutó de la ola de relajación que sintió que bañaba su cuerpo, pero ignoraba los efectos potencialmente terapéuticos de la planta. Regresó a su casa y se metió en la cama y lo que sucedió a continuación le cogió absolutamente por sorpresa.
«Esa noche tuve uno de los mejores sueños reparadores de toda mi vida», dice. «Desde entonces he estado usando hierba para que me ayude a dormir.»
Falcão dice que, desde que cambió las pastillas por el cánnabis, aún no ha experimentado un efecto secundario negativo, salvo un ajuste a su tolerancia al cánnabis, efecto con el que se encuentra cualquier consumidor habitual de cánnabis o, de hecho, cualquier consumidor de drogas farmacéuticas.
Hoy en día duerme por las noches de cinco a siete horas ininterrumpidas, una diferencia abismal en calidad y cantidad en relación a las dos o tres míseras horas que conseguía dormir cuando era niño. Falcão dice que los efectos positivos de un sueño de calidad cada noche han repercutido en todos los aspectos de su vida.
«Tengo muchísima más energía porque duermo mucho mejor. Y creo que ahora, además, soy más feliz. Como puedo dormir una noche entera, me puedo concentrar por la mañana y hacer mi trabajo de forma eficaz, algo que antes no podía hacer, porque siempre estaba cansado o bajo los efectos de una pastilla para dormir.»
¿por qué hay tanta privación de sueño?
Cuando estamos en la cola de un supermercado, nos suelen llamar la atención las revistas sobre la salud que promueven la mejora personal en aspectos como la dieta, el ejercicio y la productividad, pero tengo que la impresión de que el sueño no suele aparecer en ellas. Pero no hay que llevarse a engaño: un sueño de mala calidad es el elefante en la habitación cuando se trata de saber la causa de muchas de las enfermedades más comunes en América del Norte, incluidas la obesidad, las enfermedades cardiovasculares, la diabetes de tipo 2, la depresión y la reducción del bienestar general.
Lo único que se requiere para calibrar el problema de los norteamericanos con el sueño es fijarse en su afición por los productos para dormir. El mayor estudio sobre los consumidores y el sueño que se realizó en Estados Unidos reveló en 2017 que el 50 por ciento de los adultos afirmaba usar una mezcla de dos o más productos para dormir, tales como medicación con receta, pastillas para dormir sin receta o remedios naturales y suplementos alimenticios. Incluso así, el 79 por ciento de los que contestaron afirmaron que dormían menos de las siete horas por noche recomendadas.1 En Canadá, el problema no es tan agudo, con aproximadamente un tercio de la población durmiendo menos del número de horas recomendado. Sin embargo, en una encuesta representativa de la población, casi el 50 por ciento decía que tenía problemas para conciliar el sueño o mantenerlo.2
Dadas las consecuencias de un sueño de mala calidad o insuficiente, la dependencia de productos para dormir tiene todo el sentido. Sabemos que, a la larga, la ausencia de sueño de calidad puede jugarnos una mala pasada y provocar enfermedades. Pero la privación del sueño también nos puede afectar a corto plazo. ¿Cuántas veces te has encontrado esforzándote en tu cubículo cuando un espesor mental te impide avanzar? Desgraciadamente, los problemas de concentración son solo la punta del iceberg: la privación de sueño también conduce a trastornos en el estado de ánimo, un sistema inmunitario debilitado, una presión sanguínea alta, incremento del peso, mal equilibrio y baja libido.
Incluso cuando pensamos que estamos durmiendo lo suficiente, los factores medioambientales como la luz, el sonido y el estrés pueden incidir en la calidad del sueño y reducir el valor de las horas que pasamos en la cama y, posiblemente, dejarnos más aturdidos que antes. Pocas cosas son tan frustrantes como prepararnos para acostarnos pronto y encontrarnos tumbados y despiertos contemplando el estado del mundo hasta las tres de la mañana. O puede que te duermas rápido, pero te vayas despertando una y otra vez, ya sea porque tu pareja ronca o porque tienes un dolor que no se va. Con independencia de lo que sea que te impide pasar una buena noche, un sueño con interrupciones puede ser profundamente exasperante y te puede dejar sintiéndote impotente y agotado.
Experimentar una mala noche de vez en cuando es habitual, pero algunas personas sufren trastornos del sueño que pueden arruinar sus vidas cotidianas. El insomnio, la apnea del sueño, el síndrome de piernas inquietas y la narcolepsia son solo unos pocos trastornos del sueño habituales que pueden ser causados por una combinación de elementos que van desde motivos físicos y médicos a trastornos psiquiátricos y factores medioambientales. También van acompañados de efectos secundarios brutales que incluyen depresión, ansiedad, fatiga, defensas bajas, perturbación hormonal y alucinaciones. Si bien los productos farmacéuticos ofrecen alivio para algunas de estas afecciones, suelen venir acompañados de sus propios efectos secundarios perturbadores.
El sueño de mala calidad puede potencialmente descarrilar por completo un estilo de vida saludable, así que corregir el patrón de un sueño defectuoso es la mejor manera de mejorar la salud en general y el bienestar. En mis conversaciones con médicos, estos me explican que uno de los primeros síntomas que buscan tratar es, con independencia de la condición o trastorno que sea, la fatiga y el agotamiento del paciente. Me dicen que es el paso más importante para restaurar sus niveles óptimos de salud porque, cuando el cuerpo tiene la oportunidad de descansar adecuadamente, puede curarse de forma más eficaz y eficiente.
Para corregir nuestros problemas de sueño de mala calidad es importante saber de dónde provienen y, para poder saberlo, debemos comprender primero las distintas etapas del sueño. La primera comienza cuando tomas la decisión de dormir y cierras los ojos. Durante este breve periodo puedes deslizarte hacia el sueño, pero también eres capaz de desvelarte si es necesario. Durante la siguiente etapa, tu ritmo cardiaco y tus procesos metabólicos se ralentizan y la temperatura corporal comienza a descender. Una persona con una privación de sueño grave puede saltarse