5:3.8 (66.4) La experiencia de la adoración consiste en el sublime intento del Ajustador asociado para comunicar al Padre divino los anhelos inefables y las aspiraciones inexpresables del alma humana: la creación conjunta de la mente mortal que busca a Dios y del Ajustador inmortal que lo revela. La adoración es, por lo tanto, el acto de consentimiento de la mente material al intento de su ser espiritualizante, bajo la dirección del espíritu asociado, de comunicarse con Dios como hijo de fe del Padre Universal. La mente mortal consciente en adorar; el alma inmortal anhela e inicia la adoración; la presencia del Ajustador divino dirige tal culto en nombre de la mente mortal y del alma inmortal evolutiva. El culto verdadero, en último análisis, se convierte en una experiencia llevada a cabo en cuatro niveles cósmicos: el intelectual, el morontial, el espiritual y el personal: la conciencia de la mente, el alma y el espíritu, y su unificación en la personalidad.
4. Dios en la Religión
5:4.1 (66.5) La moralidad de las religiones de evolución impulsa a los hombres hacia adelante en la búsqueda de Dios, por el poder motivado por el temor. Las religiones de revelación atraen a los hombres a buscar a un Dios de amor porque anhelan hacerse semejantes a él. Pero la religión no es meramente un sentimiento pasivo de «absoluta dependencia» y «certidumbre de supervivencia»; es una experiencia viviente y dinámica de logro de la divinidad, basada en el servicio de la humanidad.
5:4.2 (66.6) El grande e inmediato servicio de la verdadera religión es el establecimiento de una unidad perdurable en la experiencia humana, de una paz duradera y de una confianza profunda. En el hombre primitivo, hasta el politeísmo es una unificación relativa del concepto evolutivo de la Deidad; el politeísmo es monoteísmo en proceso de formación. Tarde o temprano, Dios está destinado a ser comprendido como realidad de los valores, substancia de los significados y vida de la verdad.
5:4.3 (67.1) La relación de Dios con el individuo Dios no es sólo el determinador del destino; es el destino eterno del hombre. Todas las actividades humanas no religiosas procuran someter el universo al deformante servicio del yo; el individuo verdaderamente religioso intenta identificar el yo con el universo y luego dedicar las actividades de este yo unificado al servicio de la familia universal de sus semejantes, humanos y sobrehumanos.
5:4.4 (67.2) Los dominios de la filosofía y el arte, están entre las actividades no religiosas y las actividades religiosas del ser humano. A través del arte y la filosofía el hombre de mente material es inducido a la contemplación de las realidades espirituales y los valores universales de significado eterno.
5:4.5 (67.3) Todas las religiones enseñan la adoración de la Deidad y alguna doctrina de salvación humana. La religión budista promete salvación del sufrimiento, paz sin fin; la religión judía promete salvación de las dificultades, prosperidad basada en la rectitud; la religión griega prometía salvación de la falta de armonía, fealdad, mediante la realización de la belleza; el cristianismo promete salvación del pecado, santidad; el mahometismo ofrece liberación de las rigurosas normas morales del judaísmo y del cristianismo. La religión de Jesús es salvación del yo, liberación de los males del aislamiento de la criatura en el tiempo y en la eternidad.
5:4.6 (67.4) Los hebreos basaban su religión en la bondad; los griegos, en la belleza; ambas religiones buscaban la verdad. Jesús reveló un Dios de amor, y el amor abarca la totalidad de la verdad, la belleza y la bondad.
5:4.7 (67.5) Los zoroástricos tenían una religión moral; los hindúes, una religión de metafísica; los confucionistas, una religión de ética. Jesús vivió una religión de servicio. Todas estas religiones son valiosas en la medida en que son aproximaciones válidas a la religión de Jesús. La religión está destinada a convertirse en la realidad de la unificación espiritual de todo lo que es bueno, bello y verdadero en la experiencia humana.
5:4.8 (67.6) La religión griega tenía una máxima «conócete a ti mismo»; los hebreos centraban su doctrina en «conoce a tu Dios»; los cristianos predican un evangelio que tiene por objeto el «conocimiento del Señor Jesucristo»; Jesús proclamó la buena nueva de que «conoce a Dios y conócete a ti mismo como un hijo de Dios». Estos conceptos diferentes del propósito de la religión determinan la actitud del individuo en distintas situaciones de la vida y prefiguran la profundidad del culto y naturaleza de los hábitos personales de oración. Se puede determinar el estado espiritual de cualquier religión por la naturaleza de sus oraciones.
5:4.9 (67.7) El concepto de un Dios semihumano y celoso es una transición inevitable entre el politeísmo y el monoteísmo sublime. Un antropomorfismo exaltado es el nivel más alto de logro de una religión puramente evolutiva. El cristianismo ha elevado el concepto de antropomorfismo desde el ideal de lo humano hasta el concepto trascendente y divino de la persona del Cristo glorificado. Y éste es el antropomorfismo más elevado que el hombre puede concebir jamás.
5:4.10 (67.8) El concepto cristiano de Dios es un intento de combinar tres enseñanzas separadas:
5:4.11 (67.9) 1. El concepto hebreo: Dios como vindicador de los valores morales, un Dios justo.
5:4.12 (67.10) 2. El concepto griego: Dios como unificador, un Dios de sabiduría.
5:4.13 (68.1) 3. El concepto de Jesús: Dios como amigo viviente, Padre amante, la presencia divina.
5:4.14 (68.2) Debe por lo tanto ser evidente que la teología cristiana compuesta, encuentra gran dificultad en alcanzar consistencia. Esta dificultad se agrava aún más por el hecho de que las doctrinas del cristianismo primitivo generalmente se basaban en la experiencia religiosa de tres personas diferentes: Filo de Alejandría, Jesús de Nazaret y Pablo de Tarso.
5:4.15 (68.3) Al estudiar la vida religiosa de Jesús, visualizadle positivamente. No penséis tanto en su falta de pecado sino en su rectitud, su servicio amante. Jesús superó el amor pasivo comprendido en el concepto hebreo del Padre celestial por el afecto más alto y mucho más activo y amante de un Dios que es el Padre de todos los individuos, incluso de los descarriados.
5. La Conciencia de Dios
5:5.1 (68.4) La moral tiene su origen en la razón de la autoconciencia; es superanimal pero completamente evolutiva. La evolución humana abarca en su desarrollo todas las dotes que anteceden a la dádiva de los Ajustadores y al esparcimiento del Espíritu de la Verdad. Pero el alcanzar niveles de moralidad no libera al hombre de las luchas re-ales de la vida mortal. El ambiente físico del hombre acarrea la batalla por la existencia; el entorno social demanda ajustes éticos; las situaciones morales exigen hacer elecciones en los dominios más elevados de la razón; la experiencia espiritual (el haber concebido a Dios) exige que el hombre lo encuentre y sinceramente intente parecerse a él.
5:5.2 (68.5) La religión no se funda en los hechos de la ciencia, ni en las obligaciones de la sociedad, ni en las hipótesis de la filosofía, ni en los deberes implícitos de la moralidad. La religión es un ámbito independiente de respuesta humana a las situaciones de la vida y aparece indefectiblemente en todas las etapas postmorales del desarrollo humano. La religión puede penetrar los cuatro niveles de comprensión de los valores y del disfrute de la fraternidad universal: el nivel físico o material de autopreservación; el nivel social o emocional de fraternidad; el nivel moral o de deber de la razón; el nivel espiritual de la conciencia de la fraternidad universal a través de la adoración divina.
5:5.3 (68.6) El científico que investiga los hechos concibe a Dios como la Primera Causa, un Dios de fuerza. El artista emotivo ve a Dios como el ideal de la belleza, un Dios de la estética. El filósofo razonador a veces tiende a proponer un Dios de unidad universal, incluso una Deidad panteísta. El religioso de fe cree en un Dios que fomenta