29:2.12 (321.4) 3. Centros de Havona. Antes de la creación de los universos espacio-temporales, no se requerían centros del poder en Havona, pero desde aquellos tiempos muy distantes, han actuado un millón de ellos en la creación central, cada centro encargado de la supervisión de mil mundos de Havona. Aquí, en el universo divino, hay perfección de control de la energía, una condición que no existe en las demás partes. La perfección de la regulación de la energía es el objetivo último de todos los centros del poder y de los controladores físicos del espacio.
29:2.13 (321.5) 4. Centros de los Superuniversos. Hay mil centros del poder de la tercera orden que ocupan una área enorme en la esfera capital de cada uno de los siete superuniversos. Tres corrientes de energía primaria con diez segregaciones cada una ingresan a estos centros del poder, pero siete circuitos de poder especializados y bien dirigidos, aunque imperfectamente controlados, salen de sus sedes de acción unida. Esta es la organización electrónica del poder universal.
29:2.14 (321.6) Toda energía está en el circuito que pertenece al ciclo del Paraíso, pero los Directores del Poder Universal dirigen las fuerza-energías y las energías del Paraíso bajo, tal como se las encuentran modificadas en las funciones espaciales del universo central y de los superuniversos, convirtiendo y dirigiendo estas energías hacia canales de aplicación útil y constructiva. Existe una diferencia entre la energía de Havona y las energías de los superuniversos. La carga de poder de un superuniverso consiste en tres fases de energía de diez segregaciones cada una. Esta triple carga de energía se desparrama por el espacio del gran universo; es como un vasto océano de energía en movimiento, que rodea y baña lo total de cada una de las siete supercreaciones.
29:2.15 (321.7) La organización electrónica del poder universal funciona en siete fases y revela una respuesta variable a la gravedad local o lineal. Este circuito séptuple procede de los centros superuniversales de poder y penetra cada supercreación. Estas corrientes especializadas del tiempo y del espacio son movimientos definidos y localizados de ener gía, iniciados y dirigidos para propósitos específicos, en forma semejante a como la Corriente del Golfo actúa como fenómeno circunscrito en el medio del Océano Atlántico.
29:2.16 (321.8) 5. Centros de los Universos Locales. En la sede central de cada universo local existen cien centros del poder de la cuarta orden. Funcionan para bajar y de otra manera modificar los siete circuitos del poder que emanan de la sede central del superuniverso, tornándolos así aplicables a los servicios de las constelaciones y los sistemas. Las catástrofes locales astronómicas del espacio son de preocupación pasajera para estos centros de fuerza; se ocupan del envío ordenado de energía eficaz a las constelaciones y sistemas subsidiarios. Son de gran ayuda para los Hijos Creadores durante los tiempos posteriores a la organización del universo y la movilización de la energía. Estos centros son capaces de proveer canales intensificados de energía, útiles para la comunicación interplanetaria entre importantes puntos habitados. Tal canal o línea de energía, a veces también llamado sendero de energía, es un circuito directo de energía de un centro del poder a otro centro del poder o de un controlador físico a otro controlador. Es un caudal individualizado de poder y contrasta con los movimientos libres en el espacio de la energía no diferenciada.
29:2.17 (322.1) 6. Centros de las Constelaciones. Diez de estos centros vivientes del poder están estacionados en cada constelación, funcionando como proyectores de la energía a los cien sistemas tributarios locales. De estos seres salen las líneas de poder para la comunicación y transporte y para la energización de aquellas criaturas vivientes que dependen de ciertas formas de energía física para el mantenimiento de su vida. Pero ni los centros de poder ni los controladores físicos subordinados se ocupan de esta manera de vida como organización funcional.
29:2.18 (322.2) 7. Centros de los Sistemas. Un centro Supremo del Poder está asignado permanentemente a cada sistema local. Estos centros de los sistemas envían los circuitos de poder a los mundos habitados del tiempo y del espacio. Coordinan las actividades de los controladores físicos subordinados y de otra manera funcionan para asegurar la distribución satisfactoria del poder en el sistema local. El relé del circuito entre los planetas depende de la coordinación perfecta de ciertas energías materiales y de la regulación eficiente del poder físico.
29:2.19 (322.3) 8. Centros no clasificados. Estos son los centros que funcionan en situaciones locales específicas pero no en los planetas habitados. Cada mundo está bajo la responsabilidad de los Controladores Físicos Decanos y reciben las líneas de poder en circuito, enviadas por el centro del poder de su sistema. Sólo aquellas esferas de las relaciones más extraordinarias de energía tienen centros de poder de la orden séptima, que actúan como ruedas de equilibrio universal o gobernantes de la energía. En cada fase de actividad, estos centros del poder son plenamente equivalentes a aquellos que funcionan en las unidades más elevadas de control, pero ni un cuerpo espacial en un millón contiene tal organización de poder viviente.
3. El Ámbito de los Centros del Poder
29:3.1 (322.4) Los Centros Supremos del Poder distribuidos en todos los superuniversos, con sus asociados y subordinados, llegan a más de diez mil millones. Y están todos en sincronización perfecta y coordinación completa con sus progenitores en el Paraíso, los Siete Directores Supremos del Poder. El control del poder del gran universo se confía de este modo al cuidado y dirección de los Siete Espíritus Rectores, los creadores de los Siete Directores Supremos del Poder.
29:3.2 (322.5) Los Directores Supremos del Poder y todos sus asociados, asistentes y subordinados están por siempre exentos de arresto o interferencia por parte de todos los tribunales de todo el espacio; tampoco están sujetos a la dirección administrativa del gobierno superuniversal de los Ancianos de los Días, ni de la administración del universo local de los Hijos Creadores.
29:3.3 (323.1) Estos centros y directores del poder llegan a la existencia por acción de los hijos del Espíritu Infinito. No pertenecen a la administración de los Hijos de Dios, aunque se afilian con los Hijos Creadores durante las épocas posteriores de la organización material de un universo. Pero los centros del poder están en cierto modo estrechamente asociados con el supercontrol cósmico del Ser Supremo.
29:3.4 (323.2) Los centros del poder y los controladores físicos no se capacitan; son, todos ellos, creados en perfección y son inherentemente perfectos en la acción. Tampoco pasan de una función a otra; sirven siempre según su asignación original. No hay evolución en sus filas y así son las siete divisiones de ambas órdenes.
29:3.5 (323.3) Puesto que no tienen un pasado ascendente que recordar, los centros del poder y los controladores físicos no juegan; son totalmente serios en todas sus acciones. Están siempre en función; no hay disposiciones en el esquema universal para la interrupción de las líneas físicas de energía. No pueden abandonar jamás, ni siquiera por una fracción de segundo, la supervisión directa de los circuitos de la energía del tiempo y del espacio.
29:3.6 (323.4) Los directores, centros y controladores del poder no tienen nada que ver con toda la creación, excepto con el poder, la energía material o semifísica; no la originan, pero sí la modifican, manipulan y direccionalizan. Tampoco tienen nada que ver con la gravedad física, excepto para resistir su poder de atracción. Su relación con la grave-dad es completamente negativa.
29:3.7 (323.5) Los centros del poder utilizan vastos mecanismos y coordinaciones del orden material en asociación con los mecanismos vivientes de las varias concentraciones segregadas de energía. Cada centro individual del poder está constituido de exactamente un millón de unidades de control funcional, y estas unidades modificadoras de la energía no son estacionarias como lo son los órganos vitales del cuerpo físico del hombre; estos «órganos vitales»