4. Los Supernafines Secundarios
26:4.1 (289.4) Los supernafines secundarios son ministros de los siete circuitos planetarios del universo central. Parte de ellos se dedica al servicio de los peregrinos del tiempo y la mitad de toda la orden es asignada a la capacitación de los peregrinos paradisiacos de la eternidad. Los voluntarios del Cuerpo de los Mortales de la Finalidad también ayudan a estos Ciudadanos del Paraíso en su peregrinaje a través de los circuitos de Havona, un arreglo que se ha mantenido desde que se completó el primer grupo de finalistas.
26:4.2 (289.5) De acuerdo con sus asignaciones periódicas al ministerio de los peregrinos ascendentes, los supernafines secundarios trabajan en los siguientes siete grupos:
26:4.3 (289.6) 1. Ayudantes de los Peregrinos.
26:4.4 (289.7) 2. Guías de la Supremacía.
26:4.5 (289.8) 3. Guías de la Trinidad.
26:4.6 (289.9) 4. Los que Hallan al Hijo.
26:4.7 (289.10) 5. Guías del Padre.
26:4.8 (289.11) 6. Asesores y Consejeros.
26:4.9 (289.12) 7. Complementos del Reposo.
26:4.10 (289.13) Cada uno de estos grupos de trabajo contiene ángeles de los siete tipos creados, y un peregrino del espacio siempre recibe la enseñanza de un supernafín secundario de origen en el Espíritu Rector que preside el superuniverso en el que naciera ese peregrino. Cuando vosotros los mortales de Urantia lleguéis a Havona, sin duda alguna seréis piloteados por supernafines cuyas naturalezas creadas —como es vuestra propia naturaleza evolutiva— se derivan del Espíritu Rector de Orvonton. Puesto que vuestros tutores surgen del Espíritu Rector de vuestro propio superuniverso, están particularmente calificados para comprenderos, consolaros y asistiros en todos vuestros esfuerzos por obtener la perfección paradisiaca.
26:4.11 (290.1) Las personalidades de transporte de la orden primaria de los seconafines que ope-ran desde las sedes centrales de los siete superuniversos transportan a los peregrinos del tiempo más allá de los cuerpos oscuros de gravedad de Havona, al circuito planetario exterior. No todos, pero la mayoría de los serafines de servicio planetario y en los universos locales que han sido acreditados para la ascensión al Paraíso se separará de sus asociados mortales antes del largo viaje a Havona y comenzarán inmediatamente un prolongado período de intensa capacitación para la asignación excelsa, anticipando lograr, como serafines, la perfección de existencia y la supremacía de servicio. Esto lo hacen ellos, esperando volver a reunirse con los peregrinos del tiempo, para contarse entre aquellos que por siempre siguen el curso de dichos mortales que han logrado el Padre Universal y han recibido asignación a un servicio no revelado del Cuerpo de la Finalidad.
26:4.12 (290.2) El peregrino llega al planeta de recepción de Havona, el mundo piloto del séptimo circuito, con una sola dote de perfección, perfección de propósito. El Padre Universal ha decretado: «Sed perfectos, así como yo soy perfecto». Ésa es la invitación-mandato asombrosa transmitida a los hijos finitos de los mundos del espacio. La promulgación de ese mandato ha estremecido a la creación entera en el esfuerzo cooperativo de los seres celestiales para ayudar a conducir a su satisfacción y realización ese extraordinario mando de la Primera Gran Fuente y Centro.
26:4.13 (290.3) Cuando, mediante y a través del ministerio de todas las huestes de ayudantes del esquema universal de supervivencia, finalmente sois depositados sobre el mundo de recepción de Havona, llegáis tan sólo con un tipo de perfección: perfección de propósito. Vuestro propósito se ha comprobado plenamente; vuestra fe ha sido probada. Se sabe que estáis a prueba de desilusiones. Ni siquiera el fracaso de percibir al Padre Universal podrá sacudir la fe ni alterar seriamente la confianza de un mortal ascendente que ha pasado a través de la experiencia que todos deben atravesar para lograr las esferas perfectas de Havona. Para cuando alcancéis Havona, vuestra sinceridad se habrá vuelto sublime. La perfección de propósito y la divinidad de deseo, con constancia de fe han asegurado vuestro ingreso en las moradas establecidas de la eternidad; vuestra liberación de las incertidumbres del tiempo es plena y completa; ahora debéis enfrentaros con los problemas de Havona y las inmensidades del Paraíso, para encontraros con aquello para lo cual por tanto tiempo os habéis estado capacitando en las épocas experienciales del tiempo en los mundos escuela del espacio.
26:4.14 (290.4) La fe ha hecho ganar al peregrino ascendente el propósito de perfección que ad-mite a los hijos del tiempo hasta las compuertas de la eternidad. Ahora los ayudantes de los peregrinos deben comenzar su trabajo para desarrollar esa perfección de comprensión y esa técnica de entendimiento que son tan indispensables para la perfección paradisiaca de la personalidad.
26:4.15 (290.5) La habilidad para comprender es el pasaporte mortal al Paraíso. El deseo de creer es la llave de Havona. La aceptación de la filiación, la cooperación con el Ajustador residente, es el precio de la supervivencia evolutiva.
5. Los Ayudantes de los Peregrinos
26:5.1 (291.1) El primero de los siete grupos de supernafines secundarios que se encuentra es el de los ayudantes de los peregrinos, esos seres de entendimiento rápido y amplia compasión que le dan la bienvenida a los muy viajados ascendentes del espacio a los mundos estabilizados y la economía estable del universo central. Simultáneamente comienzan estos altos ministros su trabajo para los peregrinos del Paraíso de la eternidad, el primero de los cuales llegó al mundo piloto del circuito interno de Havona coincidencialmente con la llegada de Grandfanda en el mundo piloto del circuito exterior. En aquellos lejanos días los peregrinos del Paraíso y los peregrinos del tiempo se encontraban primero en el mundo de recepción del circuito número cuatro.
26:5.2 (291.2) Estos ayudantes de peregrinos, que actúan en el séptimo círculo de los mundos de Havona, llevan a cabo su tarea para los mortales ascendentes en tres divisiones principales: primero, la comprensión suprema de la Trinidad del Paraíso; segundo, la comprensión espiritual de la asociación Padre-Hijo; y tercero, el reconocimiento intelectual del Espíritu Infinito. Cada una de estas fases de instrucción se divide en siete ramas de doce divisiones menores de setenta grupos subsidiarios y cada uno de estos setenta grupos subsidiarios de instrucción se presenta en mil clasificaciones. Se proporciona una instrucción más detallada en los círculos subsiguientes, pero los ayudantes de los peregrinos enseñan un bosquejo de cada requisito del Paraíso.
26:5.3 (291.3) Ése es pues el curso primario o elemental que enfrenta a los peregrinos de fe comprobada y que tanto han viajado en el espacio. Pero mucho antes de llegar a Havona, esos hijos ascendentes del tiempo han aprendido a disfrutar de la incertidumbre, alimentarse de la desilusión, entusiasmarse frente a la derrota aparente, vigorizarse en presencia de dificultades, exhibir valor indomable frente a la inmensidad, y ejercer una fe inconquistable al enfrentarse con los desafíos de lo inexplicable. Por mucho tiempo, el grito de batalla de estos peregrinos ha sido: «Juntamente con Dios, nada —absolutamente nada— es imposible».
26:5.4 (291.4) Existen requisitos definidos para los peregrinos del tiempo en cada uno de los círculos de Havona; y aunque cada peregrino continúa bajo el tutelaje de los supernafines adaptados, por su naturaleza, a ayudar a ese tipo particular de criatura ascendente, el curso que se debe aprender ha de ser relativamente uniforme para todos los ascendentes que alcanzan el universo central. Este curso de logro es cuantitativo, cualitativo y experiencial —intelectual, espiritual y supremo.
26:5.5 (291.5) El tiempo tiene poca consecuencia en los círculos de Havona. De una forma limitada, entra en las posibilidades de avance, pero el logro es la prueba final y suprema. El momento mismo en que vuestro asociado superáfico considera que sois competente para pasar hacia adentro al próximo círculo, seréis llevado ante los doce ayudantes del séptimo Espíritu de Circuito. Aquí se os requerirá que paséis las pruebas del círculo, determinadas por el superuniverso de vuestro origen y por el sistema de vuestra natividad. El logro de la divinidad de este círculo tiene lugar en el mundo piloto y consiste en el reconocimiento y