BIOPOLÍTICAS Y POLÍTICAS DEL CONOCIMIENTO
LA BIOÉTICA FRENTE A LA VIOLENCIA
1. Las mil caras del nihilismo social
3. El concepto del nihilismo global
4. De la bio-ética a las biopolíticas
DESINTEGRACIÓN SOCIAL Y BIOÉTICA
1. Desintegración social y nihilismo global
3. Principios jurídicos y bioética
4. Respuestas biopolíticas frente a la desintegración social
EDUCACIÓN, ACTITUDES Y POLÍTICAS DE VIDA
2. ¿Revalorización de la vida?
3. Cuarentenas: ¿aislamiento o resocialización?
4. A qui profite le crime? (A quien beneficia el crimen ?)
5. ¿Esperar a Godot o reprogramar el futuro ?
6. La ciudadanía global está en marcha
POST CORONAVIRUS, BIOPOLÍTICAS Y RELIGACIÓN SOCIAL
INTRODUCCIÓN
EN BUSCA DE LA VIDA DIGNA
Los procesos y las experiencias que estamos viviendo durante los confinamientos debido a la pandemia del Covid19 interpelan de manera global a todos los humanos sobre el sentido de la vida que emana de nuestra civilización actual. La epidemia del Coronavirus no es el único motivo que nos inquieta. El planeta tiene más de mil millones de personas en condiciones de pobreza y esta suma se incrementó bruscamente hacia el final del primer semestre de 2020. Por otro lado, en los últimos años estamos tomando conciencia de la gravedad del calentamiento global y de sus consecuencias. Estamos en peligro y sabemos que necesitamos revalorizar las fuentes de la vida natural: el agua, los árboles, el aire, los animales, los ríos, los mares. Asimismo, los índices de homicidios, de suicidios, de muertes por sobredosis de droga, de violencias de género, de violencia escolar, de víctimas de guerras, son alarmantes.
Todo esto motivó las reflexiones, escritos y conferencias que aquí presento en este libro esperando que junto conmigo se interesen por el destino de nuestras vidas, de nuestro planeta, de nuestras comunidades, de nuestros países. El horizonte de las crisis que vivimos debería llevarnos aparentemente más allá de las diferencias ideológicas. Esto creían los ecologistas que con mucho entusiasmo movilizaron millones de personas para influir en las distintas cumbres mundiales sobre el cambio climático. Pero en los últimos años descubrimos que aún ante las catástrofes algunos líderes y sectores sociales adoptan la “negación” como respuesta. Y la misma actitud se repitió ante las consecuencias de la pandemia Coronavirus. Cuando uno correlaciona estas actitudes con el nihilismo que emanan las cifras de suicidios, de homicidios o de violencias domésticas, se podría creer que la pulsión de muerte, como la llamaba Freud, constituye una base antropológica muy fuerte. Algunos, como Edgar Morin, piensan que esos comportamientos provienen de las raíces antropológicas del “homo sapiens demens”, la dimensión oscura de nuestra herencia genética. Sin adoptar una visión dualista o maniquea, que ya tuvo secuelas dramáticas en la historia humana, deberíamos preguntarnos porqué se reproducen las violencias y las negaciones en la sociedad actual. Es lo que intentamos hacer aunque no de manera exhaustiva porque como saben los especialistas las explicaciones sobre las violencias, dominaciones, negaciones, son múltiples.
Muchos se quedaron sorprendidos por el alcance de la huelga mundial contra el calentamiento global que convocó Greta Thunberg, la adolescente sueca de 16 años el 19 de septiembre de 2019. Millones de jóvenes y adultos se movilizaron en más de 150 países y Greta fue invitada a disertar sobre el problema en la Asamblea de Naciones Unidas. ¿Es la señal de que despertamos hacia una nueva perspectiva de las relaciones económicas, política y sociales? ¿O es simplemente un grito desesperado?
Entre 2019 y 2020 hemos visto que varias catástrofes pasaron a primer plano: los incendios forestarles en la Amazonia, en Bolivia, en Australia, en California; las inundaciones en diversos lugares del mundo, los efectos del cambio climático en Siberia, en la Antártida, en el norte de África, la epidemia del Coronavirus. Junto con esto nos sentimos conmocionados por las oleadas de inmigrantes desesperados en Europa, escapando de África y Asia, en Estados Unidos, escapando de América Central, en Turquía, escapando de Siria, en Libia, escapando de Asia y todos en vías hacia Europa.
También nos conmocionan las cifras de las violencias en el mundo. De acuerdo con el Estudio Mundial sobre el Homicidio 2019 de la ONU en 2017 hubo 464.000 homicidios, un mayor número que el de las víctimas de guerras y conflictos armados. América aparece con el 17,2 aparece con la tasa más alta de homicidios en todo el mundo. Brasil, México, Venezuela, El Salvador, aparecen entre los países con la mayor tasa de homicidios por habitantes. (ONU. Viena).
Las nuevas generaciones están interpretando los problemas sociales en términos vitales poniendo delante de las creencias ideológicas, culturales o religiosas. Aparece como tema central el cuidado de la vida del Planeta, de los seres humanos en general, de las mujeres, de las poblaciones marginadas, de los pobres, de los excluídos. En todas partes, de Norte a Sur, de Este a Oeste del Planeta, aparecen movimientos sociales que reclaman derechos, justicia, seguridad, ayuda. La vida está cobrando una centralidad que durante décadas fue ocupado por las guerras entre los Estados, por las disputas ideológicas, por los conflictos religiosos,