Así, recordándote esta Presencia Invencible, mantienes la puerta abierta para que Él (la Presencia Yo Soy) teja en tu manifestación exterior toda su perfección.
Por Dios, no creas que puedes continuar usando decretos errados y que de alguna manera se van a enderezar y vas a manifestar cosas buenas, porque es imposible que eso suceda. En los hatos usan hierros para marcar con fuego a las reses. ¡Yo quisiera poder marcarte con un hierro que te fijara en la conciencia Yo Soy, y que no pudieras apartarte del uso constante de esa Presencia Grande y Gloriosa que eres!
En cuanto cualquier condición menos que perfecta aparezca en tu experiencia, declara vehementemente que no es verdad. Que tú aceptas sólo a Dios, la perfección, en tu vida. Cada vez que aceptes las falsas apariencias, las tendrás expresadas y manifestadas en tu vida y tus experiencias. Y no se trata de que tú creas o no lo que te estoy diciendo. Esto es una Ley. Comprobada a través de eones de experiencia. Hoy te la entregamos para liberarte.
Tú sabes que al mundo occidental le gusta engañarse con la idea de que le basta con no creer o no aceptar la antigua idea oriental de la brujería, para estar liberado de ella. La brujería no es sino el mal uso de los poderes espirituales, los mismísimos que usamos para el bien. La peor clase de brujería es empleada hoy por la política, con el uso del poder mental mal calificado. Si esta misma tremenda fuerza fuera empleada en sentido inverso, o sea, para recordar que la Acción de Dios está en cada persona que ocupa un puesto oficial, el que la emplea en esta forma no solamente se liberaría él mismo, sino que llenaría el mundo político de libertad y justicia y viviríamos pronto en un mundo natural en donde la Acción de Dios sería imperante en todo momento.
Como lo fue en Egipto lo es hoy. Aquellos que mal usan el poder mental, se atan ellos mismos a la inarmonía, encarnación tras encarnación. Hazte tú el propósito: Yo no acepto ni adopto condiciones del ambiente ajeno, ni de nada de lo que me rodea. Sólo de Dios, del bien, de mi Yo Soy.
Necesitas adquirir el hábito de gobernar tu energía. Si no siéntate varias veces al día y aquiétate. Aquieta tu ser exterior. Esto permite que se te supla con energía. Aprende a ordenarla y controlarla. Si quieres que ella (tu energía) esté quieta, mantente quieto. Si la necesitas activa, ponte activo. Tienes que enfrentarte a las cosas y elevarte por encima de ellas.
El estudiante debe estar alerta para reconocer en sí mismo sus hábitos. No debe esperar que alguien se lo diga. Debe examinarse y cortar todo lo que no sea perfecto. La forma de hacerlo es declarando que no se tiene tal o cual hábito indeseable. Luego, siendo yo creación de Dios, soy hijo de Dios perfecto. Esto trae una liberación que no es posible conseguir de ninguna otra forma.
Mantenerse en viejas costumbres es como vestirse de ropa antigua. Recuerda:
No debes esperar que otro te las recuerde. Nadie lo puede hacer por ti; debes hacerlo tú mismo.
En este trabajo, en esta enseñanza y en esta radiación, todas las cosas viejas en el individuo salen para ser consumidas. Antes de quejarte de cada cosa que experimentes en ti y en tu mundo, recuerda que vienen para que te las quites, para que las transmutes. Ten cuidado de no fijar la atención en aquellas cosas de las cuales te quieres limpiar. Y es ridículo estar recordando las cosas que no resultaron. ¿No es algo maravilloso que después de siglos que tienes construyéndote limitaciones, puedas en poco tiempo limpiarlas y liberarte por medio de tu propia atención y esfuerzo? ¿No vale bien la pena? La forma más rápida de lograrlo es empleando humorismo. La sensación liviana y campante que da el humorismo permite hacer maravillosas manifestaciones.
Si tú te empeñas e invocas la Ley del Perdón, puedes consumir todas las malas creaciones del pasado con la Llama Violeta Transmutadora y ser libre. Debes estar consciente de que la Llama Violeta es la Activa Presencia de Dios actuando.
Cuando sientas un deseo de hacer algo constructivo, hazlo. Empéñate y lógralo, así se caiga el mundo. Que veas o no la manifestación no te debe preocupar.
Aún cuando los estudiantes sólo conocen las cosas intelectualmente, no deben permitir que sus mentes se la pasen regresando a las condiciones malas o erradas, ya que ellos saben que esa actividad les estropea el éxito. Es increíble que las personas no dominen este enemigo. Ningún estudiante puede triunfar hasta que deje de regresar a las condiciones negativas que está tratando de superar.
El trabajo íntegro de un Maestro es el de tratar de hacerle comprender al estudiante lo que significa aceptar. Aquello con lo que el individuo está de acuerdo mentalmente, está aceptado por él. Si él fija su atención en una cosa, se estará haciendo uno o unificándose con la cosa. Estará identificándose con aquello, malo o bueno. Cuando la mente acepta o está de acuerdo con alguna cosa o condición, el individuo está decretando aquello en su mundo.
Aquello que tú escuches o que medites con atención estarás aceptándolo, poniéndote de acuerdo, identificándote con ello por virtud de tu atención. ¿Crees tú que un hombre que ve una serpiente cascabel enroscada camina deliberadamente hacia ella para que lo muerda? ¡Por supuesto que no! Pues esto es lo que los estudiantes hacen cuando permiten que su atención regrese a los problemas.
La actividad interior gobierna de acuerdo con el Plan de Perfección. El exterior, cuando se le deja hacer, siempre gobierna erradamente. Cuando un cuadro constructivo se ilumina en tu mente, es una realidad, y surge a la realidad siempre que tú lo mantengas en tu recuerdo. Es posible hacerse tan consciente de la Presencia de Dios, que en cualquier momento se puede ver y sentir su radiación derramándose en uno.
Para todo lo que él no quiere, el estudiante demuestra toda la confianza en el mundo exterior. Para todo lo que sí desea, debe obligarse a tener la misma confianza en lo espiritual. Debe siempre confiar en sí mismo, y debe pensar: ¿Cómo puedo yo usar las indicaciones que se me han dado para intensificar esta actividad?
Capítulo II
Cuando Jesús dijo: «Yo Soy la Resurrección y la Vida», emitió una de las más grandes expresiones que se puedan hacer.
Cuando Él dijo Yo Soy, no se refería a la expresión exterior, sino a la Magna, Maestra Presencia del Dios Interior, porque dijo repetidamente: «Yo de mi ser propio no puedo hacer nada. Es el Padre nuestro, el Yo Soy, el que hace las obras».
También dijo Jesús: «Yo Soy el Sendero, la Vida y la Verdad», reconociendo así el único poder: Dios en acción dentro de Él.
También dijo: «Yo Soy la Luz que ilumina a cada hombre que viene al mundo», anunciando cada dicho de importancia vital con las palabras Yo Soy. Una de las formas más poderosas de liberar el poder de Dios: amor, sabiduría, verdad y ponerlo en acción en la experiencia exterior, es esa declaración Yo Soy en todo y en cualquier cosa que se desee.
Ahora vamos a referimos al dicho más poderoso de todos, tal vez uno de los más grandes que haya sido lanzado a la experiencia exterior por medio de la palabra: «Yo Soy la puerta abierta que ningún hombre puede cerrar».
¿Tú no ves cuán vital es esto? Cuando llegues a comprender plenamente esas afirmaciones magnas, te darás cuenta de la grandeza de su alcance.
Cuando tú reconoces y aceptas plenamente el Yo Soy como la magna presencia de Dios en ti, en acción, habrás tomado uno de los mayores pasos hacia la liberación.
Ahora bien, fíjate bien en la afirmación: «Yo Soy la puerta abierta que ningún hombre puede cerrar». Si tú pudieras realizarlo, tienes la llave que te permite atravesar el velo de la carne, llevando contigo toda la conciencia imperfecta que hayas acumulado, la puedes transmutar, o elevarla a esa perfección a la cual has entrado.
No podré jamás ponderar demasiado la importancia de meditar en el Yo Soy