La perdiz con reclamo en la España rural y urbana. Antonio Gallardo Romero. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Antonio Gallardo Romero
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Сделай Сам
Год издания: 0
isbn: 9788416848829
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pues referencias a esta práctica ancestral encontramos en textos tan importantes como la Biblia, en El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha o bien en Diálogos de la montería de don Luis Barahona de Soto. Nos encontramos, por tanto, ante una afición que, a lo largo de los siglos, ha unido en su práctica a millones de aficionados que han ido transmitiendo un importante patrimonio vital y cultural a las generaciones futuras.

      En aquella ocasión, añadía que la obligación de proteger este bagaje cultural e histórico correspondía especialmente a los propios aficionados a esta modalidad, que debían trabajar por conservar y defender todo este magnífico patrimonio etnológico.

      Un buen ejemplo de esa labor de protección y defensa de la perdiz con reclamo es esta obra escrita conjuntamente por Antonio Gallardo y Antonio Romero, dos excelentes aficionados a esta modalidad y grandes conocedores de la caza menor. Dos jauleros que, con la redacción de este libro, cumplen con su obligación de preservar el patrimonio cultural e histórico del mundo de la perdiz con reclamo.

      Antonio Gallardo es un joven cazador malagueño, también pescador, plenamente identificado con una caza sostenible y racional de la que es firme defensor y promotor a través de una labor personal muy presente en RR SS. En esta labor, Antonio se muestra como un cazador inquieto, ávido de conocimiento y nuevas experiencias, mostrando un especial interés en todo lo que rodea a la conservación del medio natural, revelándose constantemente como una persona comprometida y preocupada por la protección del mismo, preocupación que lo convierte en un extraordinario representante de una caza moderna, sencilla y sensible con la defensa del medio natural.

      Por su parte, Antonio Romero, figura muy reconocida en el panorama político andaluz y español de los años 80 y 90, es un gran aficionado a la caza menor, en especial a la perdiz con reclamo y a la liebre con galgos. En los últimos años, se ha destacado en el panorama cinegético andaluz por la extraordinaria labor de promoción y defensa de esta última modalidad, la caza de liebre con galgos, de la que se ha convertido en un extraordinario defensor y protector con una argumentación brillante y objetiva. Con su verbo fácil, Antonio Romero ha sabido promocionar la verdadera imagen del mundo del galgo y ha rechazado con solvencia los argumentos que reiteradamente menosprecian esta práctica.

      La presente obra no es un libro cinegético al uso, es mucho más. Junto al relato de los autores sobre alguna jornada cinegética, algo muy propio de la literatura cinegética, el lector encontrará abundante información legal, técnica, económica, institucional e incluso culinaria, sobre una modalidad cinegética que es mucho más que caza, es también cultura, historia e incluso, para algunos, una forma de vida. Personalmente, me parece un enorme acierto las referencias que contiene a la incidencia de las actuales prácticas agrícolas sobre la caza menor y las implicaciones que la Política Agraria Común de la UE ha tenido y está teniendo sobre aquella, así como, por su riqueza cultural, el capítulo referido a vocabulario, refranes y dichos populares.

      En suma, estamos ante una obra global sobre la perdiz con reclamo, una obra que aborda a esta modalidad desde varios puntos de vista, a cual más enriquecedor, razón por la que se convierte en una obra dirigida no solo al aficionado a la jaula, sino también a aquel otro cazador que tenga interés en acercarse a esta práctica ancestral. Sin duda, este libro es una extraordinaria herramienta para ello.

      CAPÍTULO I

       APUNTES HISTÓRICOS SOBRE LA CAZA DE PERDIZ CON RECLAMO

       Antonio Romero Ruiz

      La caza de perdiz con reclamo hunde sus raíces en la noche de los tiempos, los orígenes de la caza de la perdiz deben remontarse a la Prehistoria. Los íberos, que ya las cazaban con reclamo, utilizaban para atraparlas una especie de lazo denominado “zalagarda”. Su técnica consistía en atraer a las perdices al lugar donde se instalaban los lazos con un reclamo amarrado en una estaca. Los pueblos que colonizaron Iberia (fenicios, cartagineses, griegos y romanos) también la practicaban. Existe constancia en el municipio andaluz de Porcuna de mosaicos romanos del siglo V y VI a. C., que representan iconografías tituladas Cazador de perdices en un conjunto escultórico llamado Cerrillo Blanco.

      Mosaico romano. Amman, Jordania.

      Aparece en unas de las fábulas de Esopo (circa 560-620a. C.), una de las principales referencias en los siglos V y VI a. C: La perdiz y el cazador. En la Biblia hay referencias a la perdiz y a la modalidad de perdiz con reclamo. Los animales son tratados en las tierras donde se escribió la Biblia, otorgándole a cada uno un significado, y de sus hábitos y comportamientos la humanidad puede aprender.

      Observemos a la perdiz, heb. Qôrê, “el que grita”, o “el que llama”.

      Aunque es muy común en Tierra Santa, abunda en el desierto de Judá, la perdiz se menciona solo dos veces en la literatura sagrada: en el 1 Samuel 26:20, donde David al ser perseguido por el rey Saúl, compara su situación a la de una perdiz a la que han salido a dar caza en el monte; y en el Jeremías 17:11, donde se hace referencia a su hábito de empollar huevos ajenos, como símbolo de la insensatez de adquirir riquezas injustamente, pues estas duraran poco.

      Aristóteles (siglo IV a. C), en su obra Investigación sobre los animales, hace también referencias a la perdiz y a la modalidad de caza llamada reclamo. Plinio el Viejo (siglo I) en su libro Historia natural, hace varias alusiones a la perdiz y a sus funciones en aquella época para acompañar al hombre en sus faenas de caza. Griegos y romanos nos dejaron un legado de mosaicos de gran belleza con imágenes de pájaros enjaulados. En El Quijote, Cervantes escribe “váyase usted señor Hidalgo con su perdigón manso”. Felipe II (1527-1598) dictó una ley prohibiendo la caza de perdiz con reclamo bajo multa de 6000 maravedís y seis meses de destierro, al tiempo que él mismo abatía perdices con otros medios.

      En la cultura medieval las aves, asociadas al elemento aire, casi siempre representan la espiritualidad, las almas. Odón de Túsculo elaboró una clasificación comparativa con los hombres: los sencillos serían como las palomas, los astutos como la perdiz, los confiados como el halcón, los sociables como las golondrinas y los que buscan la soledad, como la tórtola.

      En época más moderna, Alfonso XIII de Borbón, quien desde el mismo momento de su nacimiento en mayo de 1886, era rey, al haber fallecido su padre, Alfonso XII, cinco meses antes, el mismo año que juraba la Constitución, acabando con la regencia de su Madre María Cristina de Habsburgo-Lorena, promulgaba la Ley de caza de 1902, en la que se prohibía el reclamo, excepto a los dueños de los cotos, lo cual generó gran conflictividad.

      Museos de varios países del mundo contienen obras con perdices y lances de la caza con reclamo. Muestras de ello la encontramos, por ejemplo, en el Museo del Prado.

      Goya y Lucientes, Francisco de. Caza con reclamo, 1775. Óleo sobre lienzo, 112 x 179 cm.

      Puesto de caza con reclamo de dos pájaros enjaulados, un mochuelo y un jilguero. Completan la escena un perro agazapado y una red sobre el árbol que enmarca al grupo. Formó parte del primer encargo que recibió Goya para la Real Fábrica de Tapices de Santa Bárbara. El tema elegido, la caza, estaba en consonancia con el uso que los monarcas hacían del Sitio Real de El Escorial, donde pasaban el otoño.

      Nani, Mariano. Bodegón de caza con una liebre y dos perdices. 1785. Óleo sobre lienzo, 69 x 48 cm.

      Muestra las presas recientemente cazadas almacenadas en un interior. Su realismo descriptivo se aprecia en detalles como la sangre que aún gotea de la liebre, y su sentido decorativo queda evidenciado por su perfecta y equilibrada composición. Asimismo, la obra, realizada para Carlos IV cuando aún era príncipe, retrata el gusto de la Familia Real por la caza.

      CAPÍTULO II

       LA CIENCIA AL SERVICIO DE LA CAZA.