María Claudia Falcone. Leonardo Marcote. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Leonardo Marcote
Издательство: Bookwire
Серия: Sociología y Política
Жанр произведения: Документальная литература
Год издания: 0
isbn: 9789871895618
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esto era una escuela superior. Es más –señala la entrada principal del edificio– todavía dice ‘Escuela superior’, luego pasa a ser ‘Facultad de Artes y Medios Audiovisuales’, y nosotros éramos el Bachillerato especializado de la Facultad de Artes y Medios Audiovisuales. No era fácil que un pibe quiera entrar acá porque era doble turno, los sábados también tenías clases y la tradición en La Plata era que ‘los hijos de los ricos van al Colegio Nacional, los hijos de los laburantes van al Industrial y al Bellas Artes van los putos y los drogadictos’ (se ríe); en aquella época se jodía con eso”.

      Martín militó en la Juventud Guevarista (JG) hasta 1976, luego tuvo que dejar la militancia e irse del Bachillerato. “Teníamos una actividad política muy fuerte, y se nos mezclaba la cosa de que por un lado queríamos andar con un chumbo y por otro lado había compañeros que coleccionaban autitos. Esa es la verdad. Ibas a cagarte a piedrazos con la policía y cuando volvías a tu casa tu vieja te cagaba a pedos porque no fuiste a tomar la leche”.

      En Bellas Artes conoció y forjó una gran amistad con Alejandro Ford, militante y referente de la UES. “El Negro Ford era un referente político fuerte dentro del Bachillerato y además era muy querible, porque había compañeros que eran difíciles. Claudia era difícil, era muy buena mina, pero te llevaba puesto, y el Negro tenía otra actitud. El recuerdo más fuerte que tengo de Claudia es que era una mina que se plantaba, iba para delante y te pasaba por arriba, con una actitud fuerte, convencida. Era difícil encontrar gente con esa solvencia y con esa actitud, y Claudia la tenía. Tenía una presencia muy fuerte.

      “Yo te voy a decir algo que seguramente te va a sonar a clisé pero que era así, para nosotros la vida era una fiesta porque íbamos a cambiar el mundo. Había un contexto social que te invitaba a eso, todo era agitación, por lo menos hasta mediados del ‘75. Como estudiante te sentías partícipe y con ganas de dar vuelta la cosa. Además, eso pasaba con una alegría bastante rara. Yo nunca más volví a ver pibes con esa alegría y ese empuje, en ningún lugar del mundo, salvo en Managua o en Cuba, pero porque había triunfado la revolución.

      “Teníamos la sensación de que estábamos construyendo un mundo nuevo. Nosotros sentíamos que estábamos haciendo la revolución, mezclado con la producción artística, con la sexualidad, una serie de cuestiones que no eran joda para un adolescente. Pasamos de la primaria y de la maestra que te cagaba a pedos a hacernos cargo de la vida, y estaba bien. Nosotros creíamos que estábamos cambiando al mundo, y de hecho lo estábamos haciendo. Una vez estábamos con el ‘Tata’ Cedrón y me dijo, ‘lo que pasa es que nosotros no apuntamos mal…erramos el tiro’. Y a mí me parece que fue así”.

      DELEGADA

      “ERA MUY inteligente. Yo tengo el recuerdo de una chica brillante. A veces le decíamos, ‘¿Cómo vas a hacer Claudia si no estudiaste un carajo?’, y ella se mataba de risa, y pasaba a dar Geografía y te hablaba de los vientos alisios como si hubiera estudiado toda la tarde.

      “Tenía mucha personalidad, era muy aguerrida y era como una líder dentro del curso. Era alguien que encaraba, que movía. Tenía un espíritu de liderazgo importante, eso se notaba, tengo ese recuerdo, de alguien con mucha energía y que organizaba”. La que recuerda es Mercedes Reitano, amiga y compañera de la misma división `C´, quien se lamenta hoy, al observar las fotografías del viaje de egresado de 1978, en la que puede verse a un grupo de jóvenes alegres posando frente a una cámara fotográfica.

      “Me da mucha tristeza pensar que Claudia podía haber estado en Bariloche con nosotras, pero más bronca me da que nosotras no sabíamos qué estaba pasando. Al menos yo, me comí durante mucho tiempo un sapo grande como una casa”, comenta lamentándose.

      “Para nosotras era ‘Claudia’, durante el primer año algunos la llamaban ’María Claudia’, pero eran muy pocos. Claudia era muy amiga mía, con una cabeza superior. Su mente estaba unos cuantos casilleros por encima de nosotros. Era muy inteligente”, repite Mercedes, que también recuerda con asombro el cambio corporal de Claudia. “Cuando la conocí era gordísima, y luego apareció en marzo del ‘75, muy flaca. Había adelgazado muchísimo”.

      Mercedes no participaba en ninguna agrupación política, poco le interesaban en ese momento las asambleas estudiantiles.

      “El año ‘74 fue todo un fervor, un quilombo, todos los días asambleas. Yo tengo el recuerdo de haber pasado medio año jugando a la batalla naval con una compañera en los pasillos del Bachillerato, y me acuerdo que pasaba Irma Zucchi, nuestra profesora de historia, y nos preguntaba:

      – ‘¿Qué están haciendo?’

      – ‘Estamos jugando a la batalla naval’ – le respondíamos

      – ‘¿Por qué no van a la asamblea?’ – nos preguntaba, incentivándonos a participar.

      – ‘Porque fuman’, le dijimos tontamente.

      “En primer y segundo año entrábamos a la una de la tarde y salíamos después de las dieciocho. Los sábados teníamos taller hasta las tres de la tarde. Mucho tiempo para después juntarnos no había. Pero igual hablábamos mucho, éramos muy de reflexionar sobre la amistad. Yo tengo recuerdos de estar hablando con Claudia acerca de lo importante que es la amistad y que si uno se pelea con el otro había que hablar. Que plomos que éramos (se ríe)”.

      Cuando comenzaron el segundo año, Mercedes se vio en una encrucijada, ya que todo el curso debía votar quienes serían los delegados o delegadas de la división. Cada uno tenía que poner en un papel quien deseaba que los representara en las asambleas estudiantiles en donde se debatían temas nacionales y locales, pero también cuestiones que hacían al funcionamiento del Bachillerato. Mercedes además de ser amiga de Claudia también lo era de María Rosa Torras “Marocha”. El grupo de amigas lo completaba Lydia Vanduziel. Las elegidas para representar a la división fueron Claudia, Marocha y Lydia. El voto de Mercedes fue neutral porque había que elegir a una sola candidata y ella no quiso “traicionar” a ninguna de sus amigas.

      13 Concentración Nacionalista Universitaria (CNU)

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