El Tesoro de David: la revelación Escritural a la luz de los Salmos. Eliseo Vila. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Eliseo Vila
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Религия: прочее
Год издания: 0
isbn: 9788417131753
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SIGLO XVIII

      Salmo completo: No hay, a mi juicio, otro Salmo que describa con mayor propiedad, extensión y claridad, las costumbres, acciones, palabras, mentalidad, sentimientos y destino final de los impíos que este Salmo 10. Por si no se hubiera dicho lo suficiente sobre los inicuos en los salmos precedentes, o algo pudiera quedar en el tintero en los salmos que siguen, el Salmo 10 aporta una descripción perfecta de su iniquidad. Por tanto, este salmo es un tipo, en forma y descripción, de este personaje inicuo que a pesar de que él mismo se vea, y tantos otros le vean, como el más excelente de los hombres, más que el propio Pedro, es detestable a los ojos de Dios. Esto es lo que impulsó a Agustín2 y a los que siguieron a entender este Salmo 10 con referencia al Anticristo. Y no resulta ilógico juntar este salmo con los precedentes en esta idea, puesto que David, en los salmos precedentes habla de los paganos convertidos y ora por los paganos que debían convertirse; mientras que en este Salmo 10 habla de los paganos que lo siguen siendo, que siguen prevaleciendo en poder sobre el débil ALMUTH3, y para los cuales no ve esperanza, o alberga muchas dudas sobre si llegarán a convertirse o no.

      MARTIN LUTERO [1483-1546]

      Vers. 1. ¿Por qué estás lejos, oh Jehová, y te escondes en el tiempo de la tribulación? [¿Por estás lejos, oh Jehová, y te escondes en el tiempo de la tribulación? RVR] [¿Por qué, oh Señor, te mantienes alejado, y te escondes en tiempos de tribulación? LBLA] [¿Por qué estás lejos, oh YHVH, y te escondes en tiempos de angustia? BTX] [¿Por qué, Señor, te mantienes distante? ¿Por qué te escondes en momentos de angustia? NVI] [Señor, ¿por qué permaneces lejos y te ocultas en tiempo de angustia? BLP] [Oh Señor, ¿por qué permaneces tan distante? ¿Por qué te escondes cuando estoy en apuros? NTV]

      ¿Por qué estás lejos, oh Jehová? Ante los ojos llorosos del salmista, el Señor parecía haberse quedado quieto en mitad de su sufrimiento, como si contemplara los acontecimientos sin sentir la menor simpatía por su siervo afligido. Y más que esto, parecía mantenerse alejado, como si ya no fuera su “pronto auxilio en las tribulaciones”4 sino una montaña inaccesible que ningún hombre pudiera escalar. La presencia de Dios es el gozo de su pueblo,5 pero la sospecha de su ausencia es su dolor desmedido.6 Por tanto, recordemos que el Señor está cerca de nosotros.7 El orfebre, cuando tiene el oro en el fuego, no está nunca lejos de la boca del horno; y cuando los santos son arrojados a las llamas, el Hijo de Dios está andando en medio de ellas.8 Al Señor, que conoce bien la fragilidad humana, no le sorprende que cuando somos probados con dureza, nos sea difícil soportar esa aparente negligencia suya al demorar nuestra liberación.9

      ¿Y te escondes en el tiempo de la tribulación? Lo que nos hiere en lo más hondo no es la tribulación, sino que nuestro Padre esconda de nosotros su faz.10 Cuando la prueba se junta con la deserción divina, nos encontramos en tanto peligro como Pablo cuando el navío en el que viajaba chocó contra un escollo en un lugar donde se encuentran dos corrientes.11 Y no debe sorprendernos que nos pase como a su navío, que la proa hincada quede inmóvil, y la popa se abra a la violencia del mar. Cuando nuestro Sol se eclipsa, todo se hace verdaderamente oscuro.12 Si necesitamos respuesta a la pregunta: “¿Por qué te escondes?” la hallaremos en el hecho de que: “sí es necesario”,13 y no solo para la prueba, sino para el peso y la carga que siente nuestro corazón bajo la prueba. Pero, ¿cómo puede ser de ese modo cuando en realidad, en el momento en que nos están afligiendo, es cuando el Señor debería brillar más que nunca, con mayor intensidad sobre nosotros? Si un padre consuela a su hijo mientras le está corrigiendo, ¿de qué serviría la disciplina? La vara y un rostro sonriente no son compañeros apropiados, la corrección exige un rostro grave y severo. Para que sintamos más el golpe, Dios desnuda nuestra espalda alejándose temporalmente de nosotros; pues solo aquella aflicción que experimentamos en lo más hondo es la que se transforma en aflicción bendita. Si Dios nos llevara en brazos cada vez que tenemos que atravesar una corriente de aguas turbulentas, la prueba quedaría minimizada, ¿y cómo obtendríamos la experiencia que la tribulación tiene por objeto enseñamos?

      C. H. SPURGEON

      ¿Por qué estás lejos, oh Jehová, y te escondes en el tiempo de la tribulación? La respuesta a esta pregunta no parece difícil, pues está implícita en sí misma: Si el Señor no se escondiera, no sería tiempo de tribulación. Tanto sería preguntar por qué el sol no brilla de noche, pues si brillara no habría noche. Para que nuestro castigo sea eficaz es preciso que el Padre esconda de nosotros su sonrisa. Debemos ser sometidos a múltiples tentaciones, y que superarlas se nos haga a la vez duro, tedioso y difícil. El propósito de la vara es el de enseñarnos a ser mejores. Si no hubiera dolor, no sacaríamos provecho. Si Dios no se escondiera no habría amargura y, en consecuencia, no habría en el castigo efectos purificantes.

      BOSQUEJO. De hecho, la respuesta a esta pregunta proporciona tema para un hermoso sermón basado en la experiencia. Aunque permitidme sugerir que la respuesta no sea la misma para todos los casos, pues las razones que conducen al Padre a ocultar su rostro pueden ser diversas: pecados ocultos en el pasado, pruebas para mostrar el poder de su gracia, fortalecimiento de la fe, llevarnos a descubrir nuestra depravación, instruirnos, etc.

      C. H. SPURGEON

      ¿Por qué te escondes en el tiempo de la tribulación? Las épocas de tribulación deberían ser en realidad de confianza; tiempo para mantener nuestro corazón fijo en Dios, y con ello, disipar nuestros temores. “No tendrá temor de malas noticias; su corazón está firme, confiado en Jehová. Seguro está su corazón; no temerá”.14 Sin esta firmeza oscilaríamos como una veleta: movidos de un lado a otro por cada ráfaga de malas noticias; nuestras esperanzas se hundirían o flotarían según las nuevas que escucháramos. A menos que la fe y la oración la despierten, la Providencia parece estar siempre dormida. Los discípulos tenían una fe limitada en la capacidad de su Maestro para actuar sobre los elementos y, sin embargo, esa poca fe bastó para despertarle en medio de la tormenta, y hacer que les librara de la tempestad.15 Nuestra falta de fe impide que Dios nos muestre su poder, desalentándole a la hora de tomar partido en nuestro favor.

      STEPHEN CHARNOCK [1628-1680]

      “Discourses upon the Existence and Attributes of God. The Divine Providence”, 1682

      Vers. 2. Con arrogancia el malo persigue al pobre; será atrapado en los artificios que ha ideado. [Con arrogancia el malo persigue al pobre; queda atrapado en la trama que le ha urdido. RVR] [Con arrogancia el impío acosa al afligido; ¡que sea atrapado en las trampas que ha urdido! LBLA] [Bajo la soberbia del impío el pobre es consumido. ¡Queden presos en las tramas que ellos mismos urdieron! BTX] [Con arrogancia persigue el malvado al indefenso, pero se enredará en sus propias artimañas. NVI] [Con su arrogancia el malvado acosa al débil; ¡ojalá quede atrapado en la trama que ha urdido! BLP] [Con arrogancia los malvados persiguen a los pobres; ¡que sean atrapados en el mal que traman para otros! NTV]

      Con arrogancia el malo persigue al pobre. El segundo versículo plantea la acusación formal contra los malos: “Con arrogancia el impío acosa al afligido”. La imputación plantea dos elementos distintos: arrogancia y tiranía; la una es la raíz de la otra.

      ¡Que sea atrapado en las trampas que ha urdido! La petición es razonable, justa y natural. Incluso cuando nuestros enemigos son los jueces, es justo que los hombres sean tratados como ellos desean tratar a otros. Te pesamos en tu propia balanza, y medimos tu trigo con tu propia medida.16 ¡Terrible será tu final, oh Babilonia perseguidora, cuando se te dé a beber doble ración de la copa del vino del ardor de tu fornicación, que llenaste hasta el borde con la sangre de los santos, embriagándote con ella!17 Nadie va a disputar la justicia de Dios, cuando ahorque a cada Amán en su propia horca,18 y eche a cada uno de los enemigos de sus Danieles en sus propios fosos de leones.19

      C. H. SPURGEON

      Con arrogancia el malo persigue al pobre. El opresor, en su arrogancia, se atreve a perseguir al pobre. Y