Natación para todos. Terry Laughlin. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Terry Laughlin
Издательство: Bookwire
Серия: Natación
Жанр произведения: Сделай Сам
Год издания: 0
isbn: 9788499108896
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necesarias para nadar. Para nadar, incluso a un nivel rudimentario, se necesita que a uno lo enseñen, y para superar esa fase se necesitan instructores expertos, un recurso precioso y escaso.

      Aquellas personas que no reciben instrucción o que reciben una instrucción ineficaz pueden conformar un catálogo como el siguiente, que permite comentar las frustraciones más comunes en natación:

      • Atletas que son capaces de correr millas sin esfuerzo, pero se encuentran jadeando después de un solo largo en la piscina y se preguntan si la natación requiere una forma física especial (cosa que no es cierta).

      • Nadadores con experiencia que pueden nadar una milla o más, pero entrenan durante años sin mejorar o mejorando muy poco. Cuando buscan ayuda, a menudo se les dan consejos difíciles de seguir o que producen pocos cambios. Al cabo de varios años, un nadador dedicado puede recibir docenas de trucos y consejos para nadar mejor por parte de otros compañeros bienintencionados. No obstante, incluso cuando estos consejos producen una cierta mejora, a menudo es breve o difícil de reproducir.

      • Demasiados nadadores lo suficientemente buenos para unirse a un equipo llegan a creer que la natación no debe ser divertida. Cuando los entrenadores creen que sólo un entrenamiento exhaustivo y durísimo puede ayudar a un nadador a nadar lo mejor posible, la natación pasa de ser un juego desenfadado a una tediosa repetición. El resultado es que nadadores muy competitivos se retiran cuando son aún adolescentes, y más tarde, cuando son adultos, prefieren otros tipos de ejercicio a la natación. Yo mismo he experimentado todo esto.

      Durante mis veranos de adolescencia jugaba al balón por la mañana y «jugaba» todas las tardes en la piscina del pueblo. Al explorar todo lo que podía hacer en el agua que era imposible hacer en tierra —y al estar completamente despreocupado acerca de cuestiones como la forma física o la velocidad— aprendí a moverme en el agua espontáneamente. No era eficiente, pero me sentía cómodo y seguro en el agua, y eso es muy importante.

      A los 15 años me uní por primera vez a un equipo de natación y comencé a concentrarme en nadar más rápido y con más intensidad. Aunque me encantaba entrenar y participar en competiciones —como me sigue gustando 40 años después— poco a poco fui perdiendo el sencillo placer del juego despreocupado en el agua. El tiempo durante el cual mejoré fue relativamente breve: progresé de los 15 a los 18 años, pero, a pesar de entrenar más duro que el resto de mis compañeros, me estanqué, y a partir de los 19 años experimenté un retroceso. A fuerza de cruzar barreras de dolor y nadar miles de largos, a los 21 años la natación se había vuelto algo aburrido para mí, por lo que me «retiré» como atleta y comencé a trabajar como entrenador.

      Pero poco después de empezar a entrenar a nadadores a los 21 años, comencé a ver formas de hacer la natación placentera y satisfactoria de nuevo, sin renunciar a trabajar la resistencia o la velocidad. Al final de la treintena, después de 17 años entrenando a otros nadadores según el método tradicional y sin que nadie me asignara a mí series repetitivas y agotadoras, comencé a practicar de nuevo, en un equipo de natación máster. Al concentrarme en hacer lo que me parecía correcto en lugar de en cansarme, comencé a progresar de nuevo y he experimentado una mejora continua desde ese momento.

      A la edad de 55 años, al practicar natación siempre me concentro en sentirme conectado al agua. Y, para mi sorpresa y entusiasmo, cada vez nado mejor. Nadar jamás me ha resultado tan satisfactorio. Todas las sesiones de piscina son divertidas e interesantes. Cada largo se hace más suave, más lleno de propósito, más harmonioso que los millones de yardas que nadé en la universidad. Durante más de 20 años he visto crecer sin interrupción mi eficiencia y mi conciencia sobre cómo trabajar con el agua.

      La natación es única entre todos los deportes porque ofrece la oportunidad de desafiar la edad y mejorar continuamente década tras década. Mover un cuerpo humano a través del agua requiere tantas destrezas sutiles que la combinación de sincronización, concentración y conciencia puede ayudarle a dominar la técnica más de lo que la edad puede restar a su capacidad física. Puesto que yo espero continuar aprendiendo y mejorando hasta los 80 años, nado cada largo de una manera calculada para producir la mayor conciencia.

      Después de sentirme «quemado» por tratar de entrenar más duro y durante más tiempo, experimenté una gran renovación al descubrir una natación relajada y fluida. Esa experiencia la comparten ahora miles de personas y ayuda a explicar por qué el método Inmersión Total ha despertado tanta pasión. Al simplificar la ruta hacia la natación eficaz, hemos hecho posible que los nadadores persigan el objetivo de la mejora continua. Por fin hemos sustituido el ejercicio repetitivo por la práctica consciente. A continuación, le invitamos a examinar las razones por las que la natación le ha podido resultar frustrante hasta ahora, para después buscar soluciones basadas en el sentido común y emprender así el camino de la mejora continua.

      CAPÍTULO 3

       Soluciones fáciles para problemas comunes en natación

      Si la natación le resulta difícil, le consolará saber que a la mayoría de las personas les ocurre lo mismo que a usted. Prácticamente todos nos esforzamos demasiado para conseguir unos resultados demasiado pobres, y muy pocos nadadores están realmente satisfechos con cómo se sienten en el agua. Esto se debe a lo que yo llamo el «problema universal de la natación humana» o PUNH. Los seres humanos no estamos «programados» para nadar eficazmente y la instrucción tradicional refuerza nuestros errores instintivos. En el agua, la mayoría de los humanos dedica demasiado esfuerzo a intentar sobrevivir (no hundirse, no ahogarse) como para siquiera soñar con moverse con gracia, eficacia o verdadero placer. He aquí las razones por las que la «natación de supervivencia» es tan frecuente:

       1. Usted piensa que se hunde

      Y es cierto. Puesto que la única parte del cuerpo que flota son los pulmones, la posición natural del cuerpo humano es aquella en que el 95% permanece bajo el agua. La gravedad tira de las caderas hacia abajo, mientras que el pecho sube a flote. En realidad no se hunde, al menos en el sentido de ir a parar al fondo de la piscina. Sin embargo, su cerebro interpreta que se está hundiendo, sus instintos toman la delantera y usted hace lo que puede para mantenerse a flote, dando brazadas de supervivencia que consumen una enorme cantidad de energía pero son prácticamente ineficaces para propulsarle.

      Con años de entrenamiento, los nadadores que sean persistentes pueden aprender a nadar grandes distancias, pero en la mayoría de los casos siguen desperdiciando el 95% de su energía porque: (1) emplean más energía para luchar contra la tendencia a hundirse que para moverse hacia delante, y (2) las «costumbres erróneas» aprendidas durante sus primeros largos siguen grabadas a fuego en su memoria muscular.

       2. El agua es un muro

      Piense en lo «espeso» que parece el aire cuando saca el brazo por la ventanilla del coche, incluso aunque circule a una velocidad moderada. Bien, puesto que el agua es casi mil veces más densa que el aire, la resistencia del agua es enorme incluso a velocidades muy bajas. Para entender realmente que el agua es un muro, intente caminar —o incluso mejor, correr— la próxima vez que esté en la piscina. Un cuerpo desequilibrado y las brazadas de supervivencia se combinan con la fuerza de la resistencia que opone el agua y así se crea una verdadera tormenta de energía desperdiciada. Y malgastar la energía, no la falta de forma física, es lo que le hace cansarse tan rápidamente.

       3. El agua es difícil de controlar

      El agua se resiste a su cuerpo implacablemente y, sin embargo, se deshace en remolinos cuando intenta atraparla. Sus manos son diminutas comparadas con el cuerpo que tratan de propulsar y, además, incluso aunque lo hiciera a la perfección, empujar el agua hacia atrás es una forma de propulsión poco eficaz: ¿ha oído alguna vez que un barco de pedales haya batido un récord de velocidad? Comparado con el footing, donde lo que se empuja hacia atrás es tierra firme y el cuerpo se mueve a través del «delgado» aire, nadar es como intentar correr hacia arriba por una cuesta cubierta de hielo.

      La manera tradicional de enseñar natación