La mejor manera de plantearse el entrenamiento es trabajar a diario durante varias sesiones cortas, de forma consistente y sin prisas.
Tu discapacidad te puede impedir o dificultar que hagas correcciones rápidas en el momento adecuado. Muchos adiestradores tradicionales te dirán que el timming1 lo es todo. Que debes hacer la corrección tan rápido como sea posible para que el perro lo comprenda, y que tienes que dar la recompensa instantáneamente para que el perro relacione que el ejercicio ha sido llevado a cabo de forma satisfactoria.
Puede que sea imposible para ti hacer todo esto rápidamente, pero la consistencia, la constancia y la paciencia son mucho más importantes que un buen timming.
Tu perro entenderá la corrección cuando se la des, eso tenlo por seguro. Recibirá una “señal” verbal, gestual, que interpretará como “no es lo que te he pedido y te quedas sin premio”. A esto le llamamos marca de ausencia de refuerzo. Un MAL o un A-A dicho en un tono neutro hará que el perro lo intente de nuevo sin miedo a equivocarse y sin bajar la motivación, porque, si lo hace mal, no ocurre nada desagradable.
Debes tener siempre presente que, si tu perro se equivoca cuando estás enseñándole un ejercicio nuevo, es porque no se lo has sabido transmitir de forma adecuada. Plantéate si le estás pidiendo demasiado en esa sesión, o si le estás dando demasiada información. Vuelve un paso atrás y ve incrementando el grado de dificultad de forma progresiva.
Termina siempre las sesiones de forma positiva. Esto es primordial para que al perro le guste aprender y esté dispuesto y listo para cada sesión de entrenamiento. Un perro que termina una sesión de trabajo frustrado difícilmente querrá trabajar. Baja el nivel de refuerzo y termina siempre con éxito, aunque eso suponga pedirle a tu perro algo que ya sepa hacer.
Construye una relación entre el éxito en el ejercicio y la recompensa mientras trabajas con la paciencia y consistencia necesarias para cada ejercicio. Lo más importante es dar a tu perro la oportunidad de que comprenda realmente cada paso antes de dar el siguiente.
El adiestramiento tradicional aboga por enseñar un ejercicio a un perro, corrigiéndolo cuando se equivoca. Este método se conoce como aprendizaje basado en el ensayo y error, en el que la ley de efecto de Thorndike preconiza: toda conducta premiada tiende a repetirse, mientras que toda conducta castigada tiende a suprimirse (o a derivar hacia otra).
Este libro ha sido escrito en una secuencia específica. Creemos que debes conocer y entender a tu perro para poder formar un buen equipo de trabajo. Para ello, los primeros capítulos te ayudarán a saber algo más acerca de tu perro, os ayudarán a convivir juntos y a trabajar juntos.
Tanto si es tu primer perro como si es el décimo, o si tu perro ya ha sido entrenado por otra persona, es necesario que aprendas a comunicarte, a reconocer sus patrones de conducta y a anticiparte a los problemas.
Nadie puede saber lo que piensa un perro, pero, cuanto más consciente seas de cómo reacciona y por qué, más fácil será el entrenamiento. Tómate tu tiempo para aprender tanto como puedas antes de empezar a entrenarlo.
Con el entrenamiento estás enseñando a tu perro a obedecerte y a respetarte. Le estás enseñando que tú eres el que manda. Recuerda que tu fuerza física o la falta de ella no debería suponer diferencia alguna.
Lee un capítulo completo antes de empezar a enseñar cada ejercicio. Esto te dará una visión más amplia del ejercicio en conjunto. Debes entender cada paso, cada criterio de refuerzo, cómo y cuándo subir el nivel de dificultad antes de esperar que tu perro comprenda el ejercicio. Si no lo tienes claro y estás confuso, vuelve a leerlo. No trates de enseñar algo que no comprendas completamente. Sólo conseguirás confundir y frustrar a tu perro.
Cuando estés listo para enseñar un ejercicio, vuelve al principio del capítulo y repasa cada paso según lo vas enseñando.
Los factores más importantes son la constancia y la paciencia. Poco a poco, paso a paso y sin prisas.
El bloqueo en el aprendizaje
Todos los perros sufren bloqueos en diferentes puntos del entrenamiento. Éstos son días en los que los ejercicios que has estado practicando con éxito durante semanas de repente suponen una dificultad para el perro. Tienes que ser consciente de ello, para que no te frustres cuando a tu perro un día parezca que se le ha olvidado todo lo que le has enseñado. En realidad no se le ha olvidado; es solamente una etapa por la que está pasando, y lo más importante: es normal que así ocurra con algunos ejercicios. A esto se le llama tensión del programa y no suele incidir en los resultados finales.
Cuando tu perro se bloquee, lo mejor es encontrar un ejercicio que sea capaz de hacer y puedas premiar y terminar la sesión de trabajo de forma positiva.
En la siguiente sesión, si tienes que volver al principio del todo y trabajar el “sienta”, hazlo. Trabaja sesiones muy cortas a un nivel muy elemental. Cosecharás resultados satisfactorios durante unos pocos días. Es importante que no te frustres ni seas impaciente con tu perro. No es culpa suya. No está siendo desobediente a propósito.
Lo mejor de todo esto es que, una vez superado el bloqueo mental, la mayor parte de los perros aprenden más deprisa.
Cuenta con que habrá días a lo largo del entrenamiento en los que tu perro no recuerde lo que se le ha enseñado y parezca incapaz de aprender cosas nuevas. Puede que ocurra más de una vez a medida que progreses en el entrenamiento. No tengas prisa. Trabaja con él de forma positiva.
Entrenar a un perro es un compromiso a largo plazo.
Divertíos
Nuestro lema es: El adiestramiento debe ser divertido. Es un fantástico tiempo compartido con tu perro, y, aunque deberías tomártelo en serio, también debes tomártelo con cierto sentido del humor. Puedes divertirte y al mismo tiempo alcanzar el éxito.
Tu perro es una criatura que respira, vive y piensa, y no un robot. Disfruta de lo que le hace único. Acepta sus características caninas.
Durante las sesiones de entrenamiento no olvides observar a tu perro. ¿Te mira? ¿Mueve la cola excitado? Si es así, se está divirtiendo con el trabajo y disfrutando con el entrenamiento. Haz las sesiones de trabajo cortas y productivas. Tu perro las esperará cada día con ganas.
Trabaja a favor y no en contra de sus características “perrunas“ y sobre todo, ¡divertíos!
Nuestra idea es reducir al máximo el riesgo de que el perro se equivoque. Estamos firmemente convencidos de que lo mejor es enseñar el ejercicio de manera que siempre tenga éxito y, por lo tanto, que siempre puedas premiarlo.
Por supuesto, no es realista decir que el perro no se equivocará nunca, pero, si progresas despacio con cada ejercicio, verás que la corrección rara vez es necesaria. Tu perro entenderá qué es lo que se le pide y lo hará correctamente, puesto que ésa es la manera en la que se le ha enseñado.
… Y no lo olvides nunca: el entrenamiento tiene que ser divertido para ambos.
1 timming: tiempo que transcurre entre la conducta y el refuerzo.
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