Fundamentos teóricos e históricos de la dirección y la actuación escénicas. Rolando Hernández Jaime. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Rolando Hernández Jaime
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Изобразительное искусство, фотография
Год издания: 0
isbn: 9789587149975
Скачать книгу
complemento esencial del trabajo de aquel.

      1.1.4 La acción, material fundamental del arte teatral

      Como ya dije, la acción es el elemento esencial del teatro: lo que caracteriza y define su existencia. Así como en la realidad, lo que distingue la existencia del ser humano y de los fenómenos que en la vida tienen lugar, es la actividad y el movimiento, o sea el accionar activo de los diferentes entes y formas en que esta se manifiesta; así también sucede en el teatro, como el arte que más directamente refleja la vida: la acción es el elemento primario que integra su cuerpo funcional.

      De la misma forma que entre el colectivo humano que realiza el teatro se destaca uno de sus miembros, en la estructura funcional dramática se destaca también la acción, entre el amplio conjunto de recursos que se integran en el arte teatral. Ya desde la Poética de Aristóteles se define al teatro como la imitación de una acción, pues a través de ella se expresa, principalmente, el trabajo del actor y, a partir de ella —y por supuesto considerando también la palabra como acción— conocemos todos los acontecimientos, las peripecias, los hechos y los sucesos que integran la historia representada.

      Es la acción, como conjunto de actos ejecutados por los personajes en el desarrollo de la obra dramática, el material fundamental en el trabajo de y con el actor; por tanto, también en el arte teatral en general. En este punto, recordemos que la palabra “drama” viene del latín y tiene sus antecedentes en los términos dórico “drán” que significa “actuar” y en el griego “δράμα” que significa “hacer” o “actuar”. O sea que, desde sus orígenes, la acción está en la base de las definiciones teóricas y prácticas de la representación escénica.

      La acción, tanto en su sentido más general (esto es, como base de la trayectoria y el accionar escénico), como, sobre todo, en los pequeños actos sicofísicos por los que este accionar está integrado, es la célula fundamental de la estructura dramática.

      La organización creativa de esa estructura celular, o sea la plasmación de la acción dramática a través del actor y los demás recursos escénicos, son la clave central para la realización eficaz de una puesta en escena.

      A las especificidades de la naturaleza de la acción me referiré ampliamente en el desarrollo del libro.

      1.1.5 La dramaturgia, componente rector del teatro

      Entre los múltiples componentes del arte teatral hay uno que los guía y rige: la dramaturgia, que asumimos en su doble condición: como conjunto de leyes y reglas que permiten la construcción de un texto o estructura dramática literaria y, a su vez, como acumulado de códigos dramatúrgicos que sirven de guía para el proceso de puesta en escena de dicho texto o estructura.

      Las leyes de la dramaturgia, en cualquiera de sus variantes funcionales, rigen todo el proceso de estructuración teatral, tanto en lo literario (cuando aún no es teatro propiamente dicho, sino solo un texto escrito con la finalidad de ser representado) como en lo escénico (cuando se produce todo el proceso de montaje del espectáculo teatral).

      El montaje se desarrolla a partir de los contenidos y la estructura dramática de la obra, pero la manera en que esos contenidos y esa estructuración rigen el proceso no es una receta, algo inflexible o rígido, pues se trata de elementos que, una vez interpretados, sirven de base y orientación al curso de la creación. Se es más fiel a la obra no cuando se interpreta estrictamente lo expresado en su letra, sino cuando se reflejan sus contenidos esenciales.

      Así como en todas las demás artes, el material que utiliza el teatro es el que le propicia la vida real, pero, para que ese material adquiera un sentido teatral en su carácter esencial, tiene que ser reelaborado y estructurado según las leyes del drama; de lo contrario, estaremos ante otro género literario o ante otra de las múltiples formas del arte escénico.

      Igualmente, todo espectáculo, para que tenga un carácter dramático, debe mostrar un conflicto. Este es el elemento que le aporta la intensidad dramática, a partir del cual los sucesos que tienen lugar en la historia no son una simple narración de hechos pasivos e inactivos, sino un dinámico desarrollo de las acciones que se originan en tales sucesos, que interactúan en los hechos representados.

      Además, la dramaturgia en el arte teatral no está dada solamente en la obra escrita. El material dramático para producir un espectáculo puede no estar escrito (como ocurre con la Comedia del arte y otras variantes del teatro) y puede ser suficiente la existencia de un simple guion en el que aparezcan los elementos esenciales de una estructuración dramático-teatral, para que el actor desarrolle en la escena todo el accionar correspondiente al espectáculo planificado.

      Incluso, como en algunas variantes del Teatro de Creación Colectiva o del Teatro de Creación Sicofísica y Participativa, el espectáculo teatral puede anteceder la existencia de la obra escrita. En este último, partiendo de los sucesos contenidos en las diferentes fuentes literarias o de la definición ordenada de una cadena de sucesos obtenida de la vida cotidiana, de la mitología popular o de otros orígenes, es posible estructurar dramáticamente los contenidos teatrales para que el actor y el colectivo de creadores produzcan en la escena un espectáculo, y que después, con base en el mismo, sea escrita su versión literaria. Dicho sea de paso, muchas obras del teatro universal, incluyendo varias de Shakespeare, tal como hoy las conocemos, son el producto final de sus puestas en escena.

      En resumen, el componente rector y guía en la definición de la teatralidad de un espectáculo es su estructuración dramática, o sea el cumplimiento de las leyes de la dramaturgia, escritas o no, realistas o no, pero presentes en el hecho escénico.

      1.1.6 El trabajo del actor, material fundamental del arte de la dirección escénica

      Las funciones del director de teatro son múltiples y variadas, derivadas todas del amplio colectivo de artistas, técnicos y colaboradores en general que debe tutelar, así como de la heterogénea mezcla de expresiones artísticas y técnicas a las que debe enfrentarse en el cumplimiento de su compleja actividad. Pero, su función fundamental en el proceso de estructuración de la acción dramática es guiar el, a su vez, complejo proceso creativo del actor.

      Y si el actor es el portador de lo específicamente teatral, corresponde al director conducir su labor, pero sin perder de vista que su actividad es importante precisamente porque en ella se resume la de los demás miembros del colectivo creador.

      Repito, entonces, que uno de los rasgos esenciales del nivel profesional de un director de escena es su capacidad de trabajar con el actor y de armonizar en su creación los resultados técnico-artísticos de los demás participantes en el proceso de puesta en escena.

      En el trabajo del actor se reúnen los dos componentes o recursos fundamentales del teatro:

      la acción y la ejecución de dicha acción.

      La acción se hace en un hecho concreto solo cuando el actor la ejecuta. Por lo tanto, en la conducción del trabajo del actor y la acción dramática que él materializa se centra la función fundamental del arte de la dirección escénica.

      1.1.7 El público, componente creador del teatro

      En el teatro, el público no es un simple espectador de la obra de arte, sino un ente dinámico en el proceso de interacción que con él se produce en el momento en que el espectáculo se está desarrollando. En esta manifestación artística, el papel del público tiene una magnitud que no se llega a apreciar en ninguna de las demás artes, pues el público no es solo aquel para quien se realiza la obra artística, no es un simple consumidor del producto artístico, sino un elemento activo en la concreción final de la obra.

      El espectador de un cuadro, una obra literaria o una película puede aceptarlas con agrado o con disgusto, y la obra artística no sufrirá ninguna alteración por ello; en el teatro no sucede lo mismo, pues en él el hecho artístico se desarrollará mejor o peor según como el público se comporte. Me referiré a dos casos extremos en que esto se puede producir: si el público ríe en un momento en que lo reflejado en la escena se trabajó de forma muy seria y dramática, o si, por el contrario, calla cuando todo fue trabajado con la intención expresa de producir risa, el actor no se comportará