50 leyes del poder en El Padrino. Alberto Mayol. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Alberto Mayol
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Социология
Год издания: 0
isbn: 9789563248302
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de la información que recibes son mitos. Tener información propia es esencial.

       Ley n.º 24 En momentos difíciles, gana tiempo.

       Ley n.º 25 Todo grupo que aspira a acumular poder debe estructurarse con un carácter monolítico.

       Ley n.º 26 Es imperativo cuidar del propio mundo.

       Ley n.º 27 El respeto no es la mejor arma, pero es el mejor escudo.

       Ley n.º 28 La permisividad es una fuente de grandes problemas.

       Ley n.º 29 Quien perdona una traición, siempre estará en peligro.

       Ley n.º 30 Nunca aceptes una humillación, salvo que tengas posición dominante.

       El poder es más grande que tú

       Ley n.º 31 Nadie es inmune a la transformación del poder y si eres inmune, sencillamente morirás.

       Ley n.º 32 Todo hombre tiene su destino.

       Ley n.º 33 El crecimiento de tu poder no se ha consolidado si la sociedad no se ha enterado. Pero no se pueden enterar por ti.

       Ley n.º 34 Nada es personal en el juego de los intereses. Pero al observar el panorama comprenderás que todo es personal.

       El orden importa

       Ley n.º 35 No se debe resentir el darwinismo radical del poder.

       Ley n.º 36 Hay hombres para tiempos de paz y hombres para tiempos de guerra.

       Ley n.º 37 No se debe abusar de los recursos.

       Ley n.º 38 Cultiva el secreto y el poder crecerá estable.

       Ley n.º 39 Nunca se debe ostentar una negación y menos decir simplemente “no” a quienes se aprecia.

       Ley n.º 40 Un escenario de aparente debilidad puede convertirse en un problema real.

       Ley n.º 41 Desconfía de las situaciones extrañas.

       Ley n.º 42 Las historias verosímiles son un poder relevante.

       Ley n.º 43 El ejercicio del poder debe desplegarse con la mayor sutileza posible.

       Ley n.º 44 Todos los recursos son armas.

       TERCERA PARTE La importancia del orden

       Ley n.º 45 Hasta lo ilegítimo debe ser institucional.

       Ley n.º 46 El caos es el poder del lumpen.

       Ley n.º 47 Los favores articulan poder.

       Ley n.º 48 La posición es más importante que las piezas.

       Ley n.º 49 Abogados, abogados, abogados.

       Ley n.º 50 No hay poder en la mentira.

       Ley n.° 50 bis La lealtad del pueblo es tan frágil o tan intensa como es la categoría del líder.

       Coda

       Notas

      “Sobre aquello de lo que no se puede hablar, hay que guardar silencio”.

      (Ludwig Wittgenstein, T7)

      “Un mafioso no habla. Y si habla significa que no es un mafioso, sino un estúpido”.

      Dicho siciliano

      —No me dejarán entrar a esta película. No tengo la edad mínima.

      —Esta película no se puede ver cumpliendo las reglas.

      Diálogo con Boris López, 1991, El Padrino III

A13

      Instrucciones para cruzar el infierno

      Todos habitamos el poder, por fortuna o desventura.

      El poder es un sol nocturno. Posee la energía del astro rey y la oscuridad de la noche.

      El poder es el príncipe de este mundo.

      Es indispensable haber digerido este saber. La mayor parte de las veces vivimos en el mundo sin conciencia de estas breves sentencias. No imaginamos la relevancia de sus consecuencias. El poder puede estar en la dirección de la llamada telefónica, en la veloz respuesta silente de una mirada, en la risa burlona ante una presunta amenaza, en un pescado envuelto, en el título de un correo electrónico, en una cabeza de caballo en tu cama.

      Y es que normalmente pasamos nuestros días sin prestar atención a la más incómoda y menos simpática de las variables: el poder. Preferimos la ingenuidad, la risa, el juego, el delirio metafísico o el frenesí de la carne. Pero en cada acción, como un submundo réplica de nuestro mundo, el poder sube o baja, como un gráfico para cada humano, como el aroma de un barrio, como el destino de una familia. El poder. Podemos disfrutar livianamente de la vida y sin embargo se mueve. El poder se mueve.

      Incautos arribamos a nuestros destinos de cada día sin pensar siquiera cuánto poder hemos perdido, cuánto hemos ganado y cuánto podemos perder. Y todavía menos comprendemos que habitar el poder es compartir tu cuarto con Satanás. Siempre. Todos habitamos el poder y, por ello, en nuestro cuarto cada noche duerme Satanás, con gran calma, con la certeza absoluta de que no importa de cuántos valores nos blindemos, siempre podrá arrastrarnos al pecado en el preciso momento en que el poder exija nuestro pronunciamiento.

      No