De los orígenes a nuestros días
No resulta fácil esbozar unas notas sobre la historia del País Vasco en sus orígenes pues, si bien hay suficientes datos para hablar con certeza sobre la evolución de la ocupación humana del territorio, surgen muchas dudas acerca de un aspecto fundamental: el origen del pueblo vasco como tal y, muy especialmente, de la lengua vasca que, como es sabido, no tiene relación alguna con las hablas indoeuropeas que han dado lugar a las lenguas modernas de su entorno geográfico europeo.
Este aspecto sobre el origen étnico y lingüístico de los vascos es una cuestión sobre la que historiadores y antropólogos han establecido diversas hipótesis, aunque sin alcanzar un consenso definitivo. El origen de la especificidad etno-cultural y lingüística de los vascos sigue siendo un enigma.
Los primeros pobladores
Los primeros vestigios de civilización en la península Ibérica se remontan al Paleolítico Inferior, como demuestra el yacimiento arqueológico de Atapuerca en la provincia de Burgos, Patrimonio de la Humanidad de la Unesco, donde se han descubierto fósiles que datan de más de un millón de años.
Desde el Paleolítico Superior (en torno al 15 000 a. C.), los restos más importantes se encuentran en el norte de España en las cuevas de Altamira y en las costas mediterráneas de la península Ibérica.
Lo cierto es que, en base a los hallazgos realizados, se sabe que el poblamiento en el actual País Vasco se remonta a hace unos 150 000 años. En las cuevas de Ekain, Altxerri, Alberdi o Santimamiñe han sido hallados objetos de piedra, huesos y otros elementos, tanto de neandertales como de los cromañones, pertenecientes a la etapa del Paleolítico. Y, aunque no han alcanzado la celebridad de otras cuevas existentes en la cornisa cantábrica, aquí también se hallaron pinturas rupestres muy notables, especialmente las de Santimamiñe, pero también las de Altxerri y Ekain, todas ellas catalogadas por la Unesco como Patrimonio de la Humanidad.
No se sabe mucho sobre el paso del nomadismo al sedentarismo en el Neolítico (4500 a 2500 a. C.), ni de la aparición de los primeros poblados agrícolas y ganaderos en tierras vascas, etapas de las que solo perviven como testimonios diversos dólmenes, crómlech y necrópolis. La entrada a la edad de los metales (2500 a 900 a. C.) es aquí lenta. Y, aunque tampoco son tan conocidos como los de Galicia o Asturias, en el País Vasco han sido hallados restos de diversos castros (Arrola, Malmasín, Bolumburu…) que permiten corroborar la presencia de tribus celtas indoeuropeas durante la Edad del Hierro.
Edad antigua
Hacia el 200 a. C., los romanos alcanzan las tierras del actual País Vasco, que nunca llegarían a dominar completamente. Al igual que en las regiones vecinas de Cantabria y Asturias, aquí su presencia, influencia y dominio será débil e incluso, en las zonas de montaña, inexistente.
El periodo romano, en cualquier caso, supone la entrada del País Vasco en la historia, pues las primeras referencias escritas sobre la región pertenecen a esta época. A través de los historiadores romanos podemos conocer la existencia de diversas tribus que habitaban la región: autrigones, caristios, várdulos y vascones. Cabe aclarar que estas tribus no estaban asentadas solo en el actual territorio de la comunidad autónoma vasca, sino también al otro lado de los Pirineos y en buena parte de la Navarra actual e incluso más allá, en el noreste de Aragón.
De los pueblos germánicos al ducado de Vasconia
La débil romanización del territorio vasco favoreció el hecho de que tras la caída del Imperio romano fueran los vascones quienes ejercieran el dominio sobre la región. Esta tribu, cuyo núcleo original se hallaba en la Navarra actual, fue asimilando al resto de tribus que citaban los romanos en sus crónicas. Esta es la razón por la que más adelante comenzará a usarse el término vasconia (territorio habitado por los vascones) para referirse a todo el conjunto. Y, al igual que habían hecho ante los romanos, los vascones también se enfrentaron a las sucesivas oleadas de pueblos germánicos que penetraban en la Península: suevos, alanos, vándalos, alanos, e incluso a los visigodos. A pesar de que estos últimos crearon un gran reino peninsular con capital en Toledo, no está claro que su invasión llegara a incorporar plenamente los territorios de Bizkaia y Gipuzkoa. Tan solo los francos pudieron ejercer un verdadero dominio sobre toda la región. Estos crean, hacia el 601, el ducado de Vasconia, que inicialmente solo alcanzaba hasta la vertiente norte de los Pirineos, pero más adelante traspasaría estas montañas y se extendería por la vertiente meridional de los Pirineos. Así, la invasión musulmana de la Península a partir de 711 se vería frenada en el sur de la actual Navarra por la presencia, más al norte, de vascones y francos.
El reino de Navarra
Carlomagno, emperador de los francos, reorganiza el poder feudal en toda el área pirenaica y crea, a partir de 785, diversos condados dependientes de Tolosa que hoy conocemos con el nombre genérico de marca