Escultura Barroca Española. Entre el Barroco y el siglo XXI. Antonio Rafael Fernández Paradas. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Antonio Rafael Fernández Paradas
Издательство: Bookwire
Серия: Volumen
Жанр произведения: Документальная литература
Год издания: 0
isbn: 9788416110797
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Las fuentes literarias e iconográficas de este episodio se pueden encontrar en: LÓPEZ PLASENCIA, José Cesáreo. “El paso de la Hermandad del Despedimiento, de la parroquia Sevillana de san Isidoro. Fuentes e iconografía de un misterio desaparecido”. Laboratorio de Arte, 2011, nº 23, pp. 265-294.

      [30] Jn 13,4-10.

      [31] Según los evangelios de Mateo (26,31-35) y Marcos (14,27-31). En los de Lucas (22,31-34) y Juan (13,37-38), sin embargo, se incluye este pasaje durante la celebración de la cena.

      [32] El evangelio de Lucas no distingue a ningún discípulo y en el de Juan ni siquiera aparece este pasaje.

      [33] Lc 22,43.

      [34] Este episodio solo es citado por Lucas (22,44). Este fenómeno se denomina Hematidrosis.

      [35] Juan no contempla esta acción de Judas, sino que fue Jesús quien preguntó a los que le iban a apresar “¿A quién buscáis?” (Jn 18,4).

      [36] Jn 18,12-23.

      [37] Lc 23,8-12.

      [38] Mt 27,19. Según el Evangelio de Nicodemo se llamaba Claudia Prócula.

      [39] El sanedrín no tenía potestad para condenar a muerte a un reo, de ahí que Jesús tuvo que comparecer ante dos tribunales, uno religioso y otro político.

      [40] La flagelación se realizaba con el llamado Flagrum taxillatum, cuyas correas finalizaban en bolitas de metal o huesos de carnero. Santa Brígida contó 5.480 azotes y sor Mª de Jesús de Ágreda 5.115. Relacionado con este episodio, los místicos contemplaron a Jesús, dolorido y humillado, recogiendo su ropa del suelo. Vid: FERNÁNDEZ PARADAS, Antonio Rafael y SÁNCHEZ GUZMÁN, Rubén. Orígenes, desarrollos y difusión de un modelo iconográfico. Jesús recogiendo sus vestiduras después de la flagelación (siglos XV-XX). La Laguna: Sociedad Latina de Comunicación Social, 2012.

      [41] Así lo atestiguan los evangelios sinópticos. Sin embargo, Juan afirma que fue él mismo quien cargó con la cruz. Este es un pasaje simbólico, recordando las palabras que pronunció Cristo y que recogen los sinópticos: “Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame”. No obstante, los crucificados no cargaban con la cruz completa, sino con el patibulum, que sería colocado sobre el cuello mientras que el stipes se ubicaba en un lugar fijo.

      [42] Evangelio de Nicodemo 10,1.

      [43] La fuente iconográfica de estas representaciones es el conocido “Cristo pensieroso”, frontispicio de la Pequeña Pasión de Durero (1511).

      [44] Meditaciones de San Buenaventura, sobre la Passión de Nuestro Salvador Jesuchisto… En Bruselas: por Francisco Foppens, MDCLIX, p. 172.

      [45] Son muchas las publicaciones que relacionan la postura de los brazos escasamente abiertos con el movimiento religioso promovido por Jansenio en el siglo XVII; sin embargo, ya aparecen crucificados de este tipo a finales de la Edad Media y, además, son numerosos los pintores católicos que lo presentan con estas características. Debemos recordar asimismo que muchos de ellos son imágenes de marfil de pequeño tamaño que deben la forma de esculpir los brazos a que están realizados de una sola pieza, sin añadidos.

      [46] Los crucificados eran ajusticiados desnudos, aunque son muy pocas las representaciones de Cristo desprovisto de ropa en la Edad Moderna. Entre ellos se encuentran el realizado en marfil por Benvenuto Cellini (Basílica de El Escorial) o el crucificado que Miguel Ángel realizó para la basílica del Santo Spirito de Florencia, cuyo original se ha perdido aunque en el Museo Casa Buonarroti se puede contemplar una copia atribuida al artista.

      [47] Para más información sobre esta pieza, véase: GÓMEZ GARCÍA, Carmen. Disposición del paño de pureza en la escultura del Cristo Crucificado entre los siglos XII y XVII. Madrid: Universidad Complutense, 2007.

      [48] Según se puede leer en La Leyenda Dorada, años después de ser descubierta la cruz, santa Elena envío a Ciriaco al mismo lugar para que los buscase y cuando llegó “surgieron por sí mismos de debajo de la tierra y quedaron al descubierto, brillando como si fueran de oro”. VORÁGINE, Santiago de la. La Leyenda Dorada. 2 vols. Madrid: Alianza, 1992, vol. 1, p. 293.

      [49] PACHECO, Francisco. Arte de la pintura, su antigüedad y grandezas… En Sevilla, 1649. p. 603. Este texto ha sido transcrito y comentado por Bonaventura Bassegoda i Hugas en: Francisco Pacheco. El arte de la pintura. Madrid: Cátedra, 1990, p. 719.

      [50] BROWN, Jonathan. Imágenes e ideas en la pintura española del siglo XVII. Madrid: Alianza, 1981.

      [51] MUELLER-LOEWALD, Sharon. “Quatre figures féminines apocryphes dans certains Mystères de la Passion en France”. En: Fifteenth-century Studies. Detroit, 2003, vol. 28, pp. 173-183,

      [52] Se basa en diversos escritos como el Evangelio de Nicodemo, el Apocalipsis de Moisés o La Leyenda Dorada.

      [53] Era la cortina que separaba el “Hecal” o santo” del “Debir” o Santo de los Santos. Los teólogos han visto en este episodio un símbolo que define la supresión de la ley y culto mosaicos y la aceptación de la nueva ley mesiánica.

      [54] Los artistas interpretan plásticamente este fenómeno con la inserción del sol y la luna a la derecha e izquierda de la cruz, respectivamente.

      [55] Los teólogos han interpretado ambas sustancias simbólicamente como el Bautismo y la Eucaristía.

      [56] En textos medievales, es denominado Estefatón.

      [57] La “posca” era una bebida refrescante que tomaban los soldados romanos compuesta de vinagre y agua. Según el evangelio de Juan fue un gesto compasivo (19,28-30) aunque los sinópticos lo transforman en un nuevo motivo de burla recordando las palabras del Salmo 69,22: “Veneno me han dado por comida, en mi sed me han abrevado con vinagre”.

      [58] Esta obra fue policromada por Juan de Valdés Leal.

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