Ideas creativas para un matrimonio feliz. Michael Perrot. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Michael Perrot
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Сделай Сам
Год издания: 0
isbn: 9786124252563
Скачать книгу
de aprender acerca de estos intereses. Trata de comprender su entusiasmo. ¿Cómo podría tu esposo hablarte acerca de estas cosas si tú no tienes la menor idea acerca de ellas? Como esposo, quizás no estás involucrado en algún interés de tu esposa, pero hazle preguntas hasta tener algún concepto acerca de lo que significa. Cuanto más intereses en común ustedes tengan, tanto más comunicación habrá. ¿Y qué de alguna actividad nueva que podrían disfrutar juntos?

      * Compartan los sentimientos. Los hombres conversan fácilmente en la esfera de los hechos —cómo su equipo ganó el partido, el costo del combustible, etc.—, estas cosas son parte de la comunicación. Pero, para sentirse cercana, una mujer tiene que compartir los sentimientos, sean de sí misma o de su esposo. Los varones, en particular, tienen que trabajar bastante para poder compartir en este nivel. El expresar sus penas y aspiraciones les hace sentirse vulnerables; sin embargo, el compartir los sentimientos lleva a la confianza y al amor.

      * Asistan juntos a la iglesia. Se ha dicho sabiamente: “Si encuentras la iglesia perfecta, no te unas a ella, pues en el momento en que te juntes, ¡ella dejará de ser perfecta!”. No obstante esto, indudablemente es cierto que una pareja que asiste al culto cada domingo, que trata de construir su vida sobre las enseñanzas de Cristo y se goza de la comunión con otros que tienen igual parecer, tendrá mucho en común.

      * Salgan juntos. Ustedes gastan tiempo y dinero en su casa o departamento. ¿Les gusta hacerlo? Sin embargo, necesitan salir del hogar juntos. Si día tras día, mes tras mes, nunca salen, entonces habrán hecho de esta casa, que ha sido un logro tan grande, una cárcel más que un hogar. Salgan a otros lugares, hagan cosas, sea con otros o solos. El salir amplía los horizontes de su vista y provee mucho de qué conversar.

      * Tomen vacaciones. Las vacaciones son una buena inversión en el matrimonio y en la vida familiar. Encuentren la oportunidad de relajarse fuera del hogar a pesar de que las vacaciones con niños no son siempre “islas de descanso”. Pero si una pareja puede conseguir tener una “mini luna de miel” de 24 ó 48 horas a solas, tendrá gusto en planearla, gusto en realizarla y gusto en recordarla.

      ¿Qué de los desacuerdos?

      ¿Tienes que ganar en cada discusión? ¡En tal caso tus victorias son derrotas! Derrotas para ti, puesto que podrías perder el respeto de tu pareja y, si persistes en que tienes razón, incluso su amor. No son los desacuerdos los que valen, sino la manera en que los manejas.

      ¿Cómo manejar los desacuerdos?

      * Abiertamente. Decide compartir abiertamente lo que piensas y sientes. No te digas, “Si él me amara en verdad, sabría lo que quiero”; ninguno de ustedes puede conocer los pensamientos del otro. Debes decirlo tal como es y sin exagerarlo. Las palabras “nunca” y “siempre” raras veces están asociadas con la verdad. Cuando te esté hablando, no lo interrumpas. Es más fácil ser abiertos cuando hay algo de cortesía.

Mito:“Si él me amara en verdad, sabría lo que quiero”.

      * En privado. Escoge el lugar. Si es necesario criticar, hazlo cuando no haya otra persona presente. Si criticas en público, tendrás una pareja enojada en privado, no querrá escuchar lo que le dices, y, si hubiera necesidad de cambio, será menos probable que eso ocurra.

      * Dócilmente. Escoge tus palabras. “Me sentí herido” es mejor que “Tú me lastimaste”. La primera frase reconoce el dolor; la segunda, juzga. Si uno emplea palabras duras, la tarea se hace más difícil. El “hablar del asunto tal como es” puede servir de pretexto para un ataque. Debes optar por palabras más suaves, pues así hay más posibilidad de ser escuchado. En vez de “No estoy de acuerdo contigo” se puede decir “Mi punto de vista es…”. Uno puede discrepar sin ser desagradable. Las palabras pueden herir… o sanar.

      * Tranquilamente. Escoge tu tono de voz. La gente reacciona tan rápidamente y se enoja tan fácilmente que siente no poder controlarse. Pero no es así. La ira aumenta con el nivel de la voz y se la puede controlar hablando sosegadamente. Las palabras y los tonos suaves producen respuestas tranquilas. Acuérdense del dicho: “Cuanto más gritas, tanto menos yo escucho”.

      * Honestamente. Escoge el modo. Hay dos trampas. La primera es echar la culpa (“Tú me vuelves furioso”) y la segunda es ir a la defensiva (“No puedo controlarme”). Él se hace la víctima y ve a su esposa como una persona totalmente irrazonable. Pero ella se siente igualmente inocente. Probablemente, la verdad se encuentra en medio de estos dos extremos. “Honestamente, yo sentía que tú te equivocaste, pero ahora veo que he contribuido a esto. Lo siento. Discúlpame”.

      * Cariñosamente. Escoge tu postura. No hay necesidad de una batalla entre dos voluntades. Si hay algo complicado de solucionar, deben sentarse juntos. Si están en lados opuestos de la mesa, ya hay una barrera: si se hallan en lados extremos de la habitación, ya existe distanciamiento. Pero si se sientan uno al lado del otro, aunque sus labios digan algo difícil de aceptar, sus brazos dicen “te amo”.

      * Con sentido práctico. Escoge un buen momento. En el preciso instante en que tú quieras hablar, ella podría estar demasiado cansada, o él demasiado preocupado para aceptarlo. Tal vez podrían acordar que, si alguno siente que las cosas se están saliendo fuera de control, podrían decir “lo dejaremos para otro momento”. Esto no es excusa para evitar tratar cuestiones importantes; lo que ocurre es que si en este momento continuaran, habría más dolor que progreso. Si es necesario, deben convenir en que discrepan, porque es mucho más importante ser felices que estar en lo correcto.

      * Sensatamente. Escoge cuál sería la consecuencia. Pregúntate: “¿Realmente vale la pena discutir esto?”. Dentro de un año, o de aquí a una semana, ¿importará esto? El matrimonio vale más que el problema. No dejen que este desacuerdo los divida o distancie. Estén decididos a fortalecer su relación.

No son los desacuerdos los que importan, sino la forma como los manejas.

      ¿Eres bueno escuchando?

      * ¿A quién o a qué miras? Un esposo pensaba que estaba ahorrando tiempo al leer el periódico, ver la televisión y conversar con su esposa, todo al mismo tiempo. Lo que pensaba su esposa no se sabe. ¿A quién o a qué miras? ¿A tu esposa o a algún objeto cerca de ella? Debes prestarle entera atención. Mírala, ¡excepto cuando estés conduciendo el vehículo! Escucha con los ojos igual que con los oídos.

      * ¿En qué estás pensando? ¿En lo que vas a decir cuando él haya terminado de hablar? Tal vez en verdad no lo estás escuchando.

      * ¿Cuáles son los sentimientos detrás de las palabras? Tras las palabras puede haber dolor, agrado o perplejidad. ¿Qué emociones escuchas tras estas palabras?

      • “Tú me hablaste toscamente delante de nuestros amigos”.

      • “Tú has hecho tantas promesas”.

      • “Acaban de informarme que van a despedir a varios del trabajo”.

      • “Creo que estoy embarazada”.

      • “Los niños han estado terribles hoy”

      • “He conseguido ese trabajo”.

      * Cuando no comprendes, le preguntas. Pregúntale, por ejemplo: “¿Quieres decir…?” o “¿Estás diciendo…?” o “¿Podrías explicármelo otra vez?”. Hazlo en ese momento o, si esto no fuera prudente, más tarde. Es importante no solamente que tú lo entiendas, sino que también tu pareja sepa que quieres entenderla.

      Las tres prohibiciones en el escuchar

      * No interrumpas. La interrupción a veces resulta en griterío, pues una voz trata de superar a la otra; en frustración, porque rompe el hilo de los pensamientos de quien está hablando, y en cólera, debido a que se percibe como una intromisión egoísta.

      * No descartes. Si tu esposa se siente herida, no le es de ayuda que digas: “No deberías sentirte así” o “Te sentirás mejor mañana” o “No importa”. Nunca debes menospreciar los sentimientos de ella. Si a tu esposo le dices: “Tú nunca me escuchas”, él te va a escuchar menos, pues sabe que esto no es verdad. Él escucha ¡a veces! Pero cuando