El Hermafrodita dormido. Fernando González. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Fernando González
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Языкознание
Год издания: 0
isbn: 9789587203691
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en donde estuvo agonizando de peritonitis. De la agonía no recuerda sino que tenía ansia infinita de beber agua de Los Andes, de una fuente maravillosa que nace en “Las Palmas”, cerca de Medellín.

      Luego se estuvo durante un año convaleciente y escribiendo constantemente: tengo una gana loca de ser bueno. Es decir, de comprender más cosas, de apropiárselas, de trascender más y más la apariencia.

      IV

      Pero afirma que deviene consciente, reaccionando. Por eso no reniega de sus locuras pasionales en cuanto lecciones. Rameras, odios, hábitos desordenados…, en fin, dice que en el retrete invoca a Dios para que lo saque de la carne, pero espíritu maduro, como estrella que aparece en las cimas de Los Andes.

      Reacciona demasiado fuertemente y luego se enerva. Oscilaciones terribles de inervamiento tenso y depresiones. De ahí que sus juicios sean tajantes, y que luego se contradiga, para terminar por irse para un templo a buscar a Dios y decirle que lo saque de las apariencias. Por eso se burla de su persona y sostiene que el valor de sus escritos está en que son la relación de sus luchas, no en la verdad, la que no se halla nunca en palabra de hombre. Esta es, a lo sumo, manifestación de una conciencia que deviene. La verdad es muda, no sufre adjetivos, ni nombres; únicamente un verbo: SER. La apariencia EXISTE, es decir, es manifestación.

      El lector de este libro debe tener presente lo anterior al leer juicios sobre naciones y hombres, de los cuales ahora se ha desprendido Lucas Ochoa como de vestidos. Los juicios, afirma, son como el rastro que deja la babosa en el sembrado de lechugas.

      Pero es fácil entender a nuestro hombre cogiendo al acaso una de sus libretas de bolsillo del año 1933, vivido en Francia. Hojeándola al azar, se ven, pegados a las páginas, multitud de tiquetes de la Sociedad francesa de básculas automáticas, y otros de la Sociedad de fotografías balanzas automáticas. En los primeros está únicamente el peso, con la fecha, mientras que en los segundos se halla también el retrato. En ambos vemos que el peso de Ochoa ha descendido en tres meses a 56 kilos, subido a 60 y vuelto a 57.

      Uno de tales retratos, en el que parece que se hubiera vuelto todo cabeza, tiene esta leyenda alrededor:

      “AGOSTO, 7, 1933. — El 4 de agosto enterré al pie del árbol del jardín un papelito con la promesa de no enojarme durante un mes. Los hijos y la mujer me rogaban cambiar lo de no fumar por no enojarme, y resolví sostener el no fumar y agregarle la ecuanimidad”.

      En agosto, 20, 1933, hay una nota que reza:

      “Me parece que la tierra fecunda mis propósitos. ¿Acaso no somos hijos de la tierra? Así como a las plantas, y éstas a nosotros, así a mis propósitos. Hay mucho hálito divino en la tierra. Hoy enterré un papel con la promesa de no emitir juicio en dos semanas”.

      Por ejemplo, en la siguiente nota vamos a coger vivo a nuestro hombre. Ama a Francia mucho; la cree el lugar en donde hay más razonables y equilibrados, y, sin embargo, en julio, 10, en la libreta, alrededor de uno de los retratos, hay esta leyenda:

      “JULIO, 10, 1933. — Retrato de un hombre que está más triste que la tristeza. Hace cinco días que no fumo, pero estoy hecho un alma de asesino. Odio a Francia porque hay muchas rameras. Odio a Francia, exportadora de rameras. Odio a Francia, porque me ha hecho nacer el disgusto por todo: parricidios, infanticidios, estupros, avaricia, moho de la moneda sueldo”.

      Un espíritu presa de la carne pasional, loco entre la carne. Al lado de otro retrato se lee:

      “Parezco un futuro guillotinado. ¡Qué abismo de dolor en este rostro! Pienso en lo odiosa que es mi vida de Europa. ¡Dejar mi tierra ancha e inocente por este hormiguero humano!”.

      “JULIO, 11, 1933. — Estoy en el séptimo infierno y no sé por dónde salir. La vida me presenta su cara de los mil horrores. ¿Qué hice? ¿Quién me suelta su veneno?

      Si esto no se compone pronto, pronto, moriré.

      Casi estoy seguro de un cáncer”.

      V

      Al copiar lo anterior, resolví transcribir toda la libreta, para que se entienda en las circunstancias tormentosas en que emitió sus juicios-insultos contra la libre Francia y para que se conozca bien al individuo que escribió este libro acerca de Italia. Como actualmente está entregado a mirar para el cielo, es contra su voluntad que esto se publica; sostiene que son cadáveres, partículas cadáveres de un alma que trajina, excrementos pasionales. “Tú –me dice– no comprendes que no tiene valor lo escrito o lo actuado sino en cuanto desenfunda el alma” (se refiere al acto de sacar un cuchillo de su vaina). “El género humano es solidario y no hay Francia ni Italia: hay hombres, y mientras uno solo se quede atrás, ninguno pasará de esta etapa. Los juicios que publicas son apenas reacciones de un alma que está tan metida en la carne como una nigua1. No quiero bulla con mi nombre; ofréceme fama o dinero y quizá me venda, pero diré que me vendí y llamaré a Dios en la noche y en los templos y retretes hasta que me reciba lo que me diste. Ya me he vendido; ya me he prostituido en todo, y lo diré, porque mi alma chilla como Jonás dentro de la ballena, o como gatos en el tejado”.

      Copiemos, pues, la libreta y ninguno se sienta ofendido, que los juicios de este libro son reacciones causadas por los policías policromos de Italia, por la mujer única de Marsella, por las actitudes de Aquiles Starace o de Mussolini, o bien, por el encuentro de algún motorista de tranvía impertinente o por la lectura diaria de crímenes horribles. También, que Ochoa se hunde en la inmundicia y luego sale enfurecido, lanzado para arriba como pelota de caucho y renegando de todo…, para terminar mirando al cielo, como los gallinazos que se asolean en los tejados de las casas en Medellín.

      LIBRETA Nº 615

      JULIO, 4, 1933. — Hechos, hechos. La conquista de mí mismo.

      * * *

      Hace hora y media que ni fumo ni pienso. Son las diez y cuarto. No pienso, luego soy.

      * * *

      No bebí café en La Prefectura hoy. (Plaza en Marsella).

      * * *

      Estoy un poco mejor. Hace dos años que sufro, envenenado, paroxismos, incapacidad.

      * * *

      Tema para desarrollar: san Francisco de Asís no pasaría hoy de obtener una notícula irónica, corrosiva, en Le Journal, y no podría hacer lo que hizo.

      La Prensa es el medio de hoy para imponer movimientos. Por ejemplo, si se le propone popularizar el monótono canto guerrero de los negros: ¡Ay, ay, aaayyyy!!!

      * * *

      Hace dos horas y un cuarto que no fumo, pero emito juicios. No puedo detener el cinematógrafo interno, tan vulgar como el mundo en que vivo. Somos netamente solidarios.

      * * *

      Hace dos horas que no fumo. Tengo deseos de quemar los cigarrillos. Los dejé en casa. Cuando los queme, se levantarán las volutas del humo como en un sacrificio.

      * * *

      JULIO, 5, 1933. — Hoy voy a quemar mis cigarrillos.

      A las doce, quemé los cigarrillos que tenía.

      * * *

      La doctrina de la relatividad, Nietzsche, acabaron con lo existente y dieron nacimiento a los sugestionadores. Con una camisa se hace hoy un movimiento. Antiguamente, Jesucristo dijo que si no había fortaleza dentro, existía un sarcófago lleno de huesos y camisa.

      * * *

      JULIO, 6, 1933. — ¡Terrible curso! La familia me es insoportable porque la amo. Un hombre que ama, es pasional. Hay que romper.

      ¡Insoportable mi vida en Europa! Sobre todo ¡formar una familia! ¡Eso fue lo mejor que hice! ¡Un error, un error haberme vinculado! ¡Llévame pronto de esta carne y de estos sentidos que se