Amongst the rubble of her body
Her lovely lidded eyes I’ve sipped
Her fingernails, all pink and chipped
Her accent which I’m told is ‘broad’
That I have heard and has been poured
Into my human heart and filled me
With love, up to the brim, and killed me
And rebuilt me back anew
With something to look forward to
Well, who could ask much more than that?
A West Country girl with a big fat cat
That looks into her eyes of green
And meows, ‘He loves you,’ then meows again
Chica del oeste
Con su sonrisa torva y su faz de corazón
Viene del oeste donde los pájaros trinan graves
Su gran corazón a todos nos hospeda
Allí se implora, perdona y aconseja
Su despejada frente, los labios besados
Su muñeca enguantada de huesos
Que he sostenido en mi mano
Sus afrodisíacos y afeites
El cuerpo divino y su vía crucis
Que recorrí, sus palpitaciones
Su bebé nonato que llora «mami»
Entre los despojos de su cuerpo
Sus ojos-párpados adorables que sorbí
Sus uñas rosas rotas
Su acento «arrastrado» según dicen
Que yo escuché, que se vertió
En mi corazón y me rebosó
De amor, y me mató
Pero me rehízo
Con algo a lo que aspirar
¿Se puede pedir más?
Una chica del oeste con su gato gordo
Que mira sus ojos verdes
Y maúlla, «Te quiere», y maúlla otra vez
Esto que acaban de escuchar es una canción llamada “West Country Girl”. Es una Canción de Amor.
Arrancó, en su más tierna inocencia, como un poema, escrito hará cosa de dos años en Australia, donde siempre brilla el sol. Lo escribí con el corazón abriéndose paso entre mis fauces, consignando, a modo de inventario, el inconmensurable repertorio de matices físicos que me atrajo de una persona en particular... Chica del oeste. Me ayudó a esbozar mis propios criterios estéticos sobre la belleza, mi particular verdad sobre la belleza; pese a cuán oblicua, cruel y empobrecida pudiera antojarse. Una lista de cosas que amaba, y, en verdad, un desacomplejado ejercicio de adulación, urdido para conquistarla. Y, a decir verdad, funcionó y no funcionó. Pero la magia peculiar de la Canción de Amor, si alma tiene para tal propósito, es que perdura hasta donde el objeto de la canción no alcanza. Se adhiere a ti y te acompaña en el tiempo. Pero hace más que eso, porque, así como es tarea nuestra avanzar, desechar nuestro pasado, para cambiar y crecer —en resumen, para perdonarnos a nosotros mismos y al prójimo—, la Canción de Amor atesora en sus entrañas una inteligencia misteriosa que le es propia; y le permite reinventar el pasado y ponerlo a los pies del presente.
“West Country Girl” vino a mí con inocencia y a pleno sol, como un poema sobre una joven. Pero ha conseguido lo que toda canción de amor que se precie debe hacer para sobrevivir, ha reclamado su derecho a existir con identidad propia, su propia vida, su propia verdad. La he visto crecer y mutar con el tiempo. Se presenta ahora como una advertencia con moraleja, una receta con los ingredientes para una pócima de brujas, se lee como la autopsia de un forense, o un mensaje estampado en un letrero de caballete colgante a hombros de un tipo con los ojos desorbitados anunciando: «El fin del mundo está a vuestro alcance». Una voz ronca que en la oscuridad croa, «Cuidado... tengan cuidado... tengan cuidado».
De todos modos, me estoy adelantando. Me llamo Nick Cave y tengo algunas cosas que contarles.
People Ain’t No Good
People just ain’t no good
I think that’s well understood
You can see it everywhere you look
People just ain’t no good
We were married under cherry trees
Under blossom we made our vows
All the blossoms come sailing down
Through the streets and through the playgrounds
The sun would stream on the sheets
Awoken by the morning bird
We’d buy the Sunday newspapers
And never read a single word
People they ain’t no good
People they ain’t no good
People they ain’t no good
Seasons came, seasons went
The winter stripped the blossoms bare
A different tree now lines the streets
Shaking its fists in the air
The winter slammed us like a fist
The windows rattling in the gales
To which she drew the curtains
Made out of her wedding veils
People they ain’t no good
People they ain’t no good
People they ain’t no good
To our love send a dozen white lilies
To our love send a coffin of wood
To our love let all the pink-eyed pigeons coo
That people they just ain’t no good
To our love send back all the letters
To our love a valentine of blood
To our love let all the jilted lovers cry
That people they just ain’t no good
It ain’t that in their hearts they’re bad
They can comfort you, some even try
They nurse you when you’re ill of health
They bury you when you go and die
It ain’t that in their hearts they’re bad
They’d stick by you if they could
But that’s just bullshit, baby
People just ain’t no good
People they ain’t no good
People they ain’t no good
People they ain’t no good