»También se alude a estas Sefirot en el versículo “Con Sabiduría Dios estableció la tierra, con Entendimiento afirmó los cielos y con su Conocimiento las profundidades fueron hendidas” (Proverbios 3:19-20). Igualmente está escrito: “Con Sabiduría se construye una casa, con Entendimiento se afirma y con Conocimiento sus cámaras se llenan” (Proverbios 24:3-4)
»Todas estas fuentes enumeran tres cualidades: Sabiduría, Entendimiento y Conocimiento. Sin embargo, el Conocimiento no es una Sefirá sino meramente el punto de confluencia entre la Sabiduría y el Entendimiento. No obstante, de muchos modos se comporta como una Sefirá y así a menudo aparece incluido entre ellas”
»Las siguientes siete Sefirot se nombran en el versículo. “Tuyos, ¡Oh Dios!, son la Grandeza,15 la Fuerza,16 la Belleza,17 la Victoria,18 y el Esplendor,19 por Todo20 en el cielo y en la tierra; tuyo ¡Oh Dios! Es el Reino…21 (1 Crónicas 29:11). Es aquí donde son definidos los nombres de todas las Sefirot inferiores”
Ahora bien, como el Árbol de la Vida se compone de diez dimensiones cuyas energías son válidas en dicho nivel de acuerdo con el tipo de energía que se desarrolla en su interioridad, podemos decir que cada dimensión constituye un «dominio de la realidad diferente», y por ese motivo quiero citar al doctor Humberto Maturana en su trabajo:22
«… En consecuencia, en este camino explicativo, las explicaciones son constitutivamente no reduccionistas y no trascendentales, ya que en este camino no hay una búsqueda de una única explicación fundamental para todo. Del mismo modo, cuando un observador acepta este camino explicativo, se da cuenta de que dos observadores que traen a la mano dos explicaciones mutuamente excluyentes, frente a lo que para un tercer observador parece ser la misma situación, no están dando diferentes explicaciones de una misma situación, sino que los tres observadores están operando en diferentes, aunque igualmente legítimos, dominios de la realidad y están explicando diferentes aspectos de sus respectivas praxis del vivir. El observador que sigue este camino explicativo se da cuenta de que él vive en un multiverso, es decir, en muchas realidades explicativas diferentes, igualmente legítimas, pero no igualmente deseables, y que en el multiverso un desacuerdo explicativo constituye una invitación a una reflexión responsable acerca de la coexistencia y no a una negación irresponsable del otro. Como resultado, en este camino explicativo una ilusión es el enunciado de una distinción escuchada desde un dominio de realidad diferente de aquel en el que tiene lugar y donde es válida, y la experiencia de una ilusión es una expresión en el observador de su confusión de dominios explicativos».
Podemos decir que cada Sefirá es un «dominio explicativo diferente»; sin embargo, a pesar de que dichos dominios explicativos sean diferentes, son objetivos en sí mismos, es decir, intrínsecamente constitutivos del universo y de la psique. Por lo tanto, siendo la realidad existente un «multiverso», es decir, una realidad multidimensional donde cada dimensión es válida en su propio nivel, existen verdades en cada realidad dimensional, pero cuando obligamos a una verdad válida de una dimensión en particular a trabajar fuera de su marco constitutivo, entonces estamos operando de modo negativo, ya que intentamos aplicar a un sistema objetivo una energía diferente, porque dicha energía es válida únicamente en la dimensión de la cual es sustancialmente compatible. Si bien existen interconexiones dimensionales a través del sistema de los 22 senderos de las letras hebreas, estas conexiones no implican la mezcla de las energías válidas en cada nivel dimensional, sino las influencias que se generan de una dimensión sobre otra.
De este modo, podemos decir que las Sefirot (dimensiones energéticas específicas) poseen energías válidas dentro de dicho universo, y energías que influencian sobre las otras dimensiones. Estas influencias dimensionales simbólicamente están representadas en los 22 canales. Cada energía (de cada letra hebrea) simboliza en realidad no simplemente un tipo de energía de conexión, sino una energía específica en sí misma. Por este motivo, en el misticismo judío decimos que existen 32 caminos de la Sabiduría, ya que englobamos, en esos 32 caminos, las 10 dimensiones y las energías de los 22 canales del Árbol de la Vida. Por eso los canales son considerados como energías en sí mismos.
2. Las verdades y su relación con cada dimensión
«El alma divina de la persona tiene acceso a cierta información, que no le es transmitida por el pensamiento».
MOSHE JAIM LUZZATTO
En un debate debemos ser conscientes en qué dimensión están operando las explicaciones que se argumentan, de lo contrario, si nuestra posición dimensional es otra, entonces todo el sistema argumental no es correctamente interpretado. Para poder comprender un sistema de interpretación debemos buscar su correspondencia dimensional específica, para encontrar, de ese modo, cómo se autojustifican los argumentos esgrimidos. Aunque cada dimensión tenga sus propios axiomas, lo que entendemos como altamente positivo de la cábala hebrea aplicada a la Psicología es la toma de consciencia del nivel dimensional en que estamos operativos para comprender la realidad dimensional específica y sus argumentaciones en dicho nivel. A esta característica le podemos agregar la simultaneidad de verdades válidas en cada nivel dimensional, ya que esta coexistencia de dominios explicativos diferentes (según Maturana) provoca una comprensión mayor de la realidad y no una reducción de la realidad de acuerdo con el dominio explicativo de mi subjetividad. Ser conscientes de esta flexibilidad de la psicología del misticismo judío es fundamental a la hora de comprender de manera integral el sostén de las aparentes paradojas que propone el campo del misticismo judío. La paradoja surge entonces cuando lo que es una verdad válida en una dimensión carece de validez en otra, y cuando somos conscientes de que la psique debe trabajar en las diez dimensiones diferentes otorgando validez e invalidez simultáneamente a diferentes marcos argumentales. Por este motivo, la comprensión del Daat (el Conocimiento) como la energía sustancial de los 22 canales y como la energía que alimenta toda la estructura del Árbol de la Vida es fundamental porque permite una flexibilidad mental para subir o bajar de cada universo dimensional. Un dominio explicativo (Sefirá) no puede ser dogmatizado porque provocamos la consiguiente invalidez del resto de las dimensiones. Todo dominio explicativo es válido en su nivel dimensional específico, y esa validez es objetiva. Por lo tanto, tenemos dos estructuras de objetivación de la realidad anteriores a nuestra perspectiva subjetiva. La realidad eterna del Ein Sof es la primera realidad objetiva, y la clasificación de las Sefirot representa un segundo estadio de realidad objetiva.
Así que podemos comprender cada Sefirá y la relación de cada acto subjetivo de la realidad dentro de dicha dimensión, y podemos integrar dentro del Árbol de la Vida todas las teorías explicativas del ser humano porque cada Sefirá representa un símbolo arquetípico de cada energía dentro de la realidad general. Las diez dimensiones representan diez realidades objetivas diferentes, y la diferencia de la magnitud energética que opera dentro de cada dimensión se fundamenta sobre la diversa correlación de las dos variables fundamentales del Universo contraído de la Briá (el tiempo y el espacio). En cada dimensión en particular, al modificarse la correlación entre tiempo y espacio, se produce una magnitud energética diferencial, y esta diferencia no pertenece al grado de subjetividad de la psique, sino que son diferencias objetivas. Por lo tanto, si pudiéramos modificar las variables de tiempo y de espacio, entonces podríamos físicamente operar en cualquiera de las realidades objetivas al cambiar la magnitud de las energías en cada nivel dimensional.
Así pues, aunque existe la «objetividad» dentro de la Eternidad, desde nuestra perspectiva operamos sobre diez diferentes grados de objetividad diferencial, por lo que no es simplemente la subjetividad del sujeto la que altera el grado de percepción de la realidad, sino la posición objetiva dentro de un marco conceptual específico (Sefirá). Aunque hipotéticamente dos personas piensen exactamente igual, si se encuentran posicionadas en marcos objetivos diferentes, por el grado de magnitud energética los argumentos serán diferentes. Si traducimos lo que estamos explicando dentro del misticismo judío en términos de la psicología junguiana podemos decir que la realidad eterna del Ein Sof, es decir, el grado de máxima realidad objetiva, se denominaría con el nombre