–Bien… te contestaré la llamada ―dijo ella.
–Eso es algo que puedo esperar con ansias, eso es bueno. Porque este lugar es horrible. Sin embargo, la comida es mejor de lo que esperaba.
Este encuentro la había hecho recordar por qué disfrutaba de la compañía de Moulton. Había logrado transformar la incómoda charla sobre su padre en otra cosa. Y lo había hecho sin que ella sintiera que lo estaba molestando.
Se sentaron en el sofá durante otros quince minutos mientras Moulton le contaba cómo había sido su vida en las últimas semanas. Él se lo estaba tomando con calma y no tenía problemas en admitir su culpa y remordimiento. A Chloe le hizo bien escucharlo, no solo porque creía que era un buen hombre en el fondo, sino porque también le demostraba que la gente era capaz de ser honesta.
Y a causa del caos que podía sentir que estaba a punto de estallar entre ella, Danielle y su padre, estar en presencia de cualquier tipo de honestidad era muy refrescante.
Salió de allí cuarenta minutos después de haber dejado su coche en el aparcamiento. Moulton no había intentado besarla de nuevo, aunque secretamente ella hubiera deseado que lo hiciera. Se fue extrañamente satisfecha, sintiendo que finalmente estaba avanzando después de tres semanas de sentirse estancada y bloqueada.
Mientras caminaba hacia su coche en el estacionamiento, sonó su teléfono. Ella respondió de inmediato. Probablemente era Danielle o su padre. Si era su padre, pensó que esta vez podría contestar e inventar alguna excusa para haber evitado sus llamadas tantos días. Pensó que él aceptaría cualquier motivo, por el solo hecho de que había reaparecido repentinamente en su vida después de casi veinte años.
Pero el número que vio en la pantalla no era ni el de su padre ni el de Danielle. Era un número de la oficina del FBI. Ella se estremeció un poco al contestar. Recibir una llamada de la oficina un domingo era la señal de que le esperaría un lunes estresante.
–Habla la agente Fine ―respondió ella.
–Fine, soy Johnson. ¿Dónde estás ahora mismo?
Ella tuvo que contener una sonrisa antes de contestar.
–En la ciudad ―respondió de la forma más vaga posible.
–Necesito que visites una escena del crimen en Falls Church. Parece que está dentro de tu área de especialidad. Un vecindario rico, un asesinato de la alta sociedad.
–¿Debo ir hoy?
–Sí, hoy. El cuerpo fue descubierto el viernes por la mañana. La policía ha hecho su parte y no ha encontrado nada.
–¿Solo hay un cuerpo?
–Sí. Pero necesitamos que un agente se asegure de que no esté relacionado con un caso similar que hubo en esa zona el año pasado.
–Señor… ¿cree que Rhodes pueda manejarlo sola? Estoy lidiando con algunas cosas personales.
Hubo un breve momento de silencio en el otro extremo.
–¿Alguien ha muerto? ¿Un ser querido ha muerto? ―preguntó él.
–No, señor.
Sabía que Johnson conocía algunos detalles de la historia de su padre. Se preguntaba si él estaba pensando en todo eso silenciosamente del otro extremo del teléfono.
–Lo siento, Fine. Has pasado tres semanas armando un perfil en la oficina. Quiero que vayas a la acción. Quiero que Rhodes y tú estén en Falls Church dentro de tres horas. Si pueden llegar en dos, sería incluso mejor.
Ella abrió la boca para protestar, pero se detuvo antes de hacerlo. Dado todo lo que le estaba sucediendo, no tenía ninguna gana de estar metida hasta el cuello en una investigación por asesinato. Pero al mismo tiempo, sabía que involucrarse en un caso podría ser exactamente lo que necesitaba. No solo la distraería del drama con su padre, sino que la pondría en el estado mental adecuado para encontrar una manera de hacer caer a su padre.
–Sí, señor ―dijo―. Llamaré a Rhodes ahora mismo.
Y así como así, ya estaba lista para trabajar en su primer caso activo en tres semanas. El momento no era el mejor pero, ¿quién era ella para discutir? Al final y al cabo, ella había entrado en el FBI para ayudar a la gente que lo necesitaba, para ayudar a hacer valer la justicia en un sistema penal en el que nunca había confiado plenamente.
A raíz de todo lo que había sucedido en relación a su padre en las últimas semanas, incluyendo su propio juicio erróneo sobre él, parecía adecuado que tuviera este pensamiento en su cabeza cuando se subió a su coche y llamó al agente Rhodes.
CAPÍTULO TRES
Si Rhodes creía que Chloe estaba teniendo problemas, lo había disimulado muy bien en todo el camino hacia Falls Church. De hecho, no había comentado nada sobre el cambio de Chloe durante las tres semanas que habían estado trabajando juntas en el proyecto de definir el perfil de un hombre que se cree que es el principal responsable de una serie de robos a mano armada a varios bancos de Nueva York. Por otra parte, Rhodes era una tipa dura y reservada. Incluso cuando su relación de compañeras había mejorado mucho luego de que Chloe salvara su vida tras una herida de bala casi fatal, Rhodes no daba señales de querer conocer a Chloe a un nivel más personal.
Y Chloe no tenía problemas con ello.
De hecho, la mayor parte del viaje desde Washington DC a Falls Church, Virginia, transcurrió en un silencio total. Johnson no les había dado mucha información, los detalles del asesinato eran prácticamente nulos. Todo lo que les había dicho era que el subcomisario de la policía local estaría en la escena para informarlas cuando llegaran.
Lo más parecido a una conversación significativa sucedió justo cuando bajaron de la vía de salida para entrar en Falls Church.
–¿Sabes mucho sobre esta ciudad? ―preguntó Rhodes.
–Un poco. Creo que la mayoría es de la clase alta. Si recuerdo correctamente, hubo un caso de estudio en la academia en este vecindario al que nos dirigimos, es una de esas áreas que es rica principalmente por lo que llaman dinero antiguo.
–Ah, te refieres a gente rica que es rica porque mamá y papá eran ricos y no supieron qué hacer con el dinero después de que murieron.
–Básicamente, sí.
Rhodes esbozó una sonrisa y miró por la ventana.
–Parece que tú y yo somos las agentes de referencia cuando se trata de casos así. Bueno, al menos tú. ¿Qué piensas al respecto?
Era algo que Chloe nunca se había cuestionado. Simplemente se encogió de hombros y respondió honestamente―: Me imagino que todo el mundo precisa una especialización.
Rhodes no habló más del tema luego de su respuesta. Chloe estaba haciendo todo lo posible para reflejar que no tenía muchas ganas de charlar ahora, pero intentó responder sin ser demasiado ruda. Al parecer, había funcionado. El resto del camino hacia la escena del crimen transcurrió en silencio. El lugar era una hermosa casa de dos pisos en un vecindario rico, la mayoría de los lotes eran muy arbolados o contaban con grandes jardines. El vecindario en sí estaba un poco apartado de los vecindarios más densamente poblados, y gracias a eso cada casa tenía un poco más de lugar para expandirse.
La presencia de una patrulla de policía en la entrada de la casa parecía completamente desubicada. Le daba a la residencia una apariencia casi embrujada cuando se la comparaba con las otras casas. Era como un defecto dentro del perfecto vecindario.
Estacionaron el coche y se acercaron hasta el pórtico. Como la puerta estaba cerrada, Chloe simplemente tocó para evitar dar la impresión de estar invadiendo la escena cuando había un oficial esperándolas. Alguien llegó a la puerta de inmediato, el oficial que lo hizo parecía tener cerca de unos treinta años. Él estaba bien afeitado, lucía como un hombre del montón, y parecía