¿Cómo nosotros podremos salir adelante? Bueno, dependerá de los mecanismos de formación que nuestro aparato psíquico vaya conformando. Sucede, sin embargo, que no siempre entendemos bien. La formación interdisciplinaria que vamos adquiriendo nos genera distintas perspectivas, y más de una vez nos habremos dado cuenta como lo predicado en la formación nos posiciona en lugares diferentes desde los cuales podemos identificarnos con el Siervo Sufriente, como seguramente muchos nos estamos identificando ahora, y muchos que padecen y son de fe también, hay personas que ligeramente hacen sus conclusiones mentales y las incorporan como ya cristalizadas, y para todo se necesita un proceso de purificación, los pensamientos y las ideas también tienen que catalizarse, es decir, pasar por un proceso de discernimiento, de purificación. Todo lo nuevo debe venir de manos de personas preparadas y probadas en el Camino de la fe, lo cual se desarrolla según aprendamos a vivir. Existen reacciones de conversión que, al no ser auténticas, se tornan muy conflictivas, con una sobrecarga de ansiedad, es como si dijésemos en este momento, ¿dónde está Dios?, tenemos que aclamarlo, sabemos que la historia es muy pedagógica. En la historia, en relación a la salvación, vemos que cuando un pueblo clama la presencia de Dios en medio de él, Dios asiste a su pueblo. Por tanto, insisto en medio de los desafíos de la vida, insisto, tenemos que clamar más la presencia del Señor en medio de nosotros. Creo que así también vamos a superar algunos estados de ansiedad que se puedan ir generando en medio de nosotros es algo así como si nos lanzáramos a andar sabiendo que Jesús puede o no escucharnos. NO, el Señor nos escucha y, como dijo Jesús “todo lo que pidan al Padre en mi nombre, lo obtendrán”. Enfatizo, es muy importante que la formación de nuestras visiones por así decirlo, pensamientos, sentimientos, sean mecanismos que permitan experimentar el poder de la Cruz de Jesucristo como Fuerza de Dios. Tengamos hoy una renovación, también en nuestra formación y que siempre esté presente. Intentemos analizar, tomar papel y lápiz, escribir frases que nos hayan quedado de este momento relacionado al bloque de los desafíos de la vida.
Claudio Rizzo.
1ª Predicación: “La soledad I”
“No conviene que el hombre esté solo”.
Génesis 2, 18
Ante tanta confusión reinante, no cuesta mucho darse cuenta de que, debido al egocentrismo, al individualismo, al indiferentismo posmoderno, la soledad pasó a ser una categoría de vida, muchas veces encubierta por la no disposición interior a la renuncia, al cambio. El verbo que se asoma como punto de reflexión es compartir… Y para ello, coincidiremos en que nadie comparte si primero no opta por renunciar a esa “parte” que va a “compartir”.
La soledad es una de las principales causas de infelicidad y aunque no constituye un trastorno en sí misma, va normalmente asociada a sentimientos de descontento, frustración y ansiedad que, con cierta frecuencia, desembocan en depresión.
Hoy podemos parangonar la soledad con el aislamiento.
Desmembremos juntos esta síntesis conceptual. Propongo revisar qué cosas nos causan infelicidad, cuáles son nuestros sentimientos de descontento o bien aquello que suscita insatisfacción continua. ¿Tendremos niveles de exigencia demasiado elevados? O ¿buscamos la exigencia en función de la excelencia? En lo que hace a la frustración, el núcleo que conviene avizorar es advertir y repasar mentalmente aquellas situaciones imprevistas que debemos aceptar con humildad, sabiendo que, si uno ha llegado a poner en manos de Dios esta crisis, ésta no nos debe afectar mucho. Incluso, admitamos que la frustración es producto de esperanzas malogradas.
Asumiendo las limitamos, siendo realistas en entender que no siempre podremos lograr lo que deseamos, disminuiremos la frustración. A la vez, no podemos obviar entender que la frustración produce ira. Podríamos encontrar una serie de sinónimos del término, tales como: mal humor, mala disposición, sentimientos de disgusto, molestia orientada hacia otros, agresividad, violencia ya sea contenida o manifiesta –verbal o física- resentimientos que son el cultivo interno de rencores y de problemas no resueltos, deseos de venganza (mental), el deseo de que el otro sea dañado o propiciar situaciones para que ello se concrete en la realidad.
La personalidad es un mosaico de reacciones, expresiones, pensamientos, respuesta a distintos tipos de situaciones, personas y eventos. Según la constitución psíquica propia de cada uno, estos u otros ingredientes que la ira usa como vehículo, se irán involucrando a la personalidad.
Existen algunas condiciones de vida que han propiciado el sentimiento de soledad. Recordemos el concepto de sentimiento como aquello que es el resultado del desarrollo de nuestras emociones positivas y/o negativas.
Podríamos traer a colación:
- Los cambios de domicilio que implican un cierto distanciamiento de determinadas personas.
- El tipo de relaciones que se establecen en una cosmópolis como Buenos Aires.
- La limitada relación con toda la familia, no solo con la nuclear.
- El incremento de separaciones y divorcios.
- La no planificación de las cosas (una familia, una profesión, un futuro de vida…
- La competitividad, por cierto, insana.
Es relevante tomar conciencia