Ciudad y Resilencia. Отсутствует. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Отсутствует
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Документальная литература
Год издания: 0
isbn: 9788446049906
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posterior despegue del consumo de masas nos hicieron separarnos deprisa de prácticas y culturas propias de economías tradicionalmente pegadas a los territorios. Con la centralidad del asfalto y las conurbaciones, las economías campesinas fueron consideradas obsoletas, y las economías del cuidado (hogar, reproducción y mediación social) continuaron siendo invisibilizadas. Por otra parte, todo lo que apuntara a economías comunales fue sancionado, privatizado o introducido en la lógica neoliberal: desde los montes hasta las redes de apoyo vecinales, pasando por la construcción de un cooperativismo reducido a fórmula jurídica que incrustar dentro de los grandes mercados.

      Cultivar sociedad pasa por construir nuevas economías y dar forma a esa economía moral (saludable, alimentaria) que sirva de freno a los atropellos de las elites o de las bases populares de la ultraderecha. Requiere, por un lado, retomar la idea de que el saber y el poder emancipador, recordando a Foucault, provienen de los márgenes, no del corazón o del cerebro de la bestia. Por otro lado, como señalan Sassen o Carlson, tenemos que repolitizarnos en clave de «somos territorios», «somos lazos sociales» y «somos especie». Y para ello no necesitamos precisamente banderas puntiagudas.

      Los escenarios de pandemias, vuelco climático, escasez de materiales básicos para la industria y el fin de una energía fósil accesible y «barata» apuntan hacia la opción agroecológica desde una reconstrucción del empuje social. Es ya la salida alimentaria, como indican el IPCC, la FAO o el informe científico «La política de biodiversidad más allá del crecimiento económico». Se trata de reconciliarnos con un manejo sostenible de nuestros bienes naturales, desde la biodiversidad hasta los ciclos del agua, pasando por la fertilidad de la tierra y la consolidación de sistemas agroalimentarios territorializados. Frente al abismo neoliberal, una puerta se abre. Porque «el Estado no puede ser la respuesta frente a la mundialización del riesgo», tal como nos advierte María Eugenia Rodríguez Palop. En cambio, el contagio cooperativo en todas las escalas sí puede construir potencialidades que ahora no se ven.

      En el campo alimentario, nuestra apuesta es lo que llamamos «Agroecología en 3C»: construir desde la tríada Cooperación-Cuidados-Circuitos Cortos. La pandemia capitalista, autoritaria y patriarcal trabaja de forma suicida para conectarnos al hardware global del negocio de la comida, bajo el potencial mando único de futuros disciplinamientos sociales. Obstaculiza la cooperación social y facilita que la pequeña producción abandone o se integre en dichos mercados. Llama «economía esencial» no al cuidado, al derecho a la alimentación o a la producción sostenibles, sino al funcionamiento del negocio de la comida. Sanciona los circuitos de proximidad, aunque el discurso se vista de verde y de representaciones visuales que nos devuelven a un campo idílico, desconectado de los ciclos planetarios (agua, nitrógeno, fertilidad, biodiversidad, etc.) y vacío de culturas campesinas.

      Nuestra perspectiva se ha focalizado en analizar sistemas agroalimentarios propios de países o regiones centrales en lo que a economías mundiales se refiere. Presenta una presión fuerte hacia la integración subordinada en los mercados globales. Son padecidos, a la vez que legitimados, por una ciudadanía carente de derechos reales en su mayor parte. Están atravesados por otras dimensiones del poder: género, clase socioeconómica, procedencia cultural, zonas rurales y despobladas, barrios periféricos, entre otros.

      En nuestros contextos «globalizados», las 3 Cs son esenciales para que una política o práctica o forma de vida pueda ser considerada agroecológica. Existen sucedáneos, algunos de ellos en la agricultura certificada como ecológica. Recibe etiquetados «verdes» pero vuelve a reproducir esos esquemas: no alientan la cooperación en el territorio (la pequeña producción apenas decide sobre políticas que le afectan, mercados y economías se alejan de prácticas municipales o comunitarias), no cuidan la vida (no se priorizan los derechos de todas ni se reduce la huella de carbono o la pérdida de biodiversidad) y no disminuyen la lógica de exportación dominada por distribuidores y transformadores globales hacia los centros consumidores con mayor poder adquisitivo (se pierde soberanía alimentaria y el derecho a una nutrición adecuada y saludable). Claro está que no faltan manifiestos, declaraciones e incluso políticas activas que, desde las propias elites, reconocen el problema. Pero el grueso de lo que realmente se hace en municipios, comarcas, a escala estatal o desde la Unión Europea, sigue sancionando o invisibilizando las propuestas agroalimentarias que se inspiran en las 3 Cs.

      La Agroecología en 3C es una mirada, una forma de evaluar rápidamente en qué campo nos estamos situando: si en el de continuar acrecentando la barbarie o en el de empezar a estar en el mundo de otra forma, más viable y justa. Nos permite, a su vez, construir herramientas para relocalizar economías que sostengan cuerpos, lazos y nuestras casas. Agrupamos estas herramientas en tres planos en los que incidir:

      – Visión territorial: promover territorios vivos y sistemas agroalimentarios más locales, creando sinergias entre economías cuyo compromiso fundamental es cuidar de la vida (cuerpos, lazos, hogar); escalar prácticas agroecológicas hacia los lados y desde abajo, encaminando las políticas públicas desde la cogestión de territorios y no desde su subordinación a lógicas «globalizadoras».

      – El derecho global a la alimentación y nutrición adecuada: establecer la alimentación y la producción cercana y sustentable, y no el negocio de la comida, como derecho fundamental y economía a ser potenciada en diferentes ámbitos territoriales (municipio, comarca o biorregión, instituciones públicas que regulan estos derechos).

      – Articular experiencias desde abajo hacia arriba: escalar hacia arriba como acompañamiento del escalamiento territorial, impulsando redes de iniciativas de producción y consumo sustentables desde los diferentes «abajos», cerrando ciclos de materiales y energías, componiendo, de forma participativa, políticas públicas y consejos alimentarios a escala biorregional.

      Resulta, pues, imprescindible identificar los territorios como espacios vivos y relocalizar los sistemas agroalimentarios como algo esencial a proteger por la política (pública) y lo político (lazos e instituciones sociales). Para ello, se trata, en primer lugar, de pensar desde el territorio: cuencas hidrográficas, pisos ecosistémicos interrelacionados, hábitats manejados de forma específica en forma de bosques, dehesas, regadíos naturales, humedales, costas, etc. Buscar entonces las potencialidades de cada lugar, desbordar los límites administrativos, articularse desde iniciativas que surjan desde y para el territorio. Las políticas con matriz en la Unión Europea deberían abandonar los tratados internacionales que no abogan por la soberanía alimentaria de los pueblos y abonarse realmente a la producción de proximidad.