La vieja y familiar voz de pasividad y ruina se vio ahogada por el momento, al menos, y apareció en primer plano una nueva voz... una voz que hablaba de la fuerza, del amor y todas las sensaciones positivas. En ese momento, comprendí que no me dejaría dominar por el miedo. Encontraría alguna manera de liberarme de la negatividad que dominaba mi vida. Así comenzó mi odisea. Un sabio de la antigüedad dijo, en cierta ocasión: «Cuando el alumno está preparado, aparece el maestro». El alumno lo estaba... y los maestros surgieron de todas partes. Comencé a leer, a asistir a talleres de trabajo y a hablar con todos los que querían escucharme. Siguiendo cuidadosamente todas las sugestiones y guías, desaprendí el pensamiento que me había tenido prisionera de mis propias inseguridades. Comencé a ver el mundo como un lugar menos amenazador y más alegre, y experimenté el sentimiento del amor por primera vez en mi vida.
A estas alturas, comencé a conocer a mucha gente que luchaba contra los mismos obstáculos que yo había aprendido finalmente a franquear... el principal de los cuales era el miedo. ¿Cómo podía yo ayudar?
Comprendiendo que los procesos que habían trasformado mi vida eran de tipo educacional, llegué a la convicción de que los métodos que yo había usado podían ser enseñados a cualquiera, con independencia de su edad, sexo o pasado. Decidí poner aprueba mi teoría en el mundo real impartiendo un curso en la New School for Social Research de Nueva York, cuyo título era: «Sienta el miedo... y hágalo igual». Se desarrollaba así:
Siempre que corremos un riesgo y entramos en un territorio poco familiar o nos colocamos en el mundo en una forma nueva, experimentamos miedo. Muy a menudo, ese miedo impide que progresemos en nuestras vidas. El secreto consiste en sentir el miedo y hacerlo de todos modos. Juntos examinaremos los obstáculos que nos impiden experimentar la vida tal como queremos vivirla. Partiendo del hecho de que muchos damos un rodeo eligiendo el camino más cómodo; con lecturas, discusiones en clase e interesantes ejercicios aprenderemos a identificar nuestras excusas para «atascarnos» y a desarrollar técnicas para controlar nuestras vidas.
Mi experimento de sacar el concepto de «miedo» del dominio de la terapia y de ubicarlo en el área de la educación tuvo mucho éxito. Mis alumnos se asombraron de cómo el cambio de su mentalidad remodelaba mágicamente sus vidas. Esos conceptos funcionaban para ellos como habían funcionado para mí. Y, cosa sorprendente, mis alumnos se convirtieron también en mis maestros. Reafirmaron conceptos y agregaron otros a mi acopio de conocimientos mientras yo escuchaba cuidadosamente sus enseñanzas.
Todos los que están leyendo este libro saben que, estén donde estén en este momento, no se encuentran en el lugar exacto donde quieren estar. Siempre hay algo que tiene que cambiar y sean cuales fueren las circunstancias de cada uno, tiene que estar siempre dispuesto a tomar las riendas de su vida.
No prometo que el cambio sea fácil. Hace falta valor para modelar la vida tal como uno la desea. Se interponen en el camino toda clase de obstáculos reales e imaginarios. Esos obstáculos no deben disuadirnos de emprender el camino. En su viaje a través de este libro usted se familiarizará con muchos conceptos, ejercicios y otros recursos que le permitirán liberarse de las complejidades del miedo... y le ayudarán así a vencerlo.
Usted aprenderá:
Cómo evitar cometer un error o tomar una decisión errónea.
Cómo se puede liberar de una programación negativa.
Cómo lograr que no le engañen nunca.
Cómo decirle «sí» a todas las circunstancias de su vida.
Cómo elevar su nivel de autoestima.
Cómo volverse más afirmativo.
Cómo conectar con su fuerza interior.
Cómo obtener más amor, confianza y satisfacción.
Cómo vencer la oposición de otras personas de su entorno cuando usted asume el control de su vida.
Cómo experimentar más placer.
Cómo lograr que sus sueños se conviertan en realidad.
Cómo ver en sí mismo a un ser con intención y sentido.
Al leer subraye las partes del libro que le «digan algo», de modo que después pueda encontrar fácilmente pasajes críticos que le ayuden a afrontar nuevas situaciones en la vida. Hacen falta muchos esfuerzos para incorporar nuevos conceptos a su conducta, de modo que empéñese en ejercitarse. La mejora que usted llegue a experimentar dependerá proporcionalmente de su nivel de participación activa. Asimismo, cuanto más comprometido esté, más se divertirá. Se sentirá sorprendido y complacido ante la cantidad de satisfacción que logrará al dar cada pequeño paso adelante.
Sea cual fuere el grado de inseguridad que usted siente, una parte de su ser sabe que hay en usted mucha «sustancia» y ahora es el momento perfecto para abrirle la puerta al poder y amor que contiene.
1. ¿A qué le teme usted… y por qué?
Me dispongo a dictar otra clase sobre el miedo. El aula está desierta. Espero que aparezca mi nuevo grupo de alumnos. Mi nerviosismo al dictar esas clases ha desaparecido ya hace mucho tiempo. No sólo porque lo he hecho ya muchas veces, sino también porque conozco a mis alumnos de antemano. Son como todos nosotros: tratan de hacer lo mejor que pueden y están inseguros acerca de si son suficientemente buenos. Eso nunca varía.
Cuando los alumnos entran en la clase adivino la tensión existente. Se sientan guardando la mayor distancia posible entre ellos, hasta el punto que los asientos sobrantes deben ser llenados por falta de espacio. No se hablan, sólo están sentados con aire expectante. Les quiero por su coraje al reconocer que sus vidas no funcionan como querrían. Y su presencia en clase significa que están dispuestos a hacer algo al respecto.
Comienzo por recorrer el aula y por pedirle a cada alumno que nos cuente qué le cuesta afrontar en la vida. Sus relatos se desarrollan así:
Don quiere cambiar su antiguo trabajo y consagrarse a su sueño de ser artista.
Mary Allen es una actriz que quiere descubrir por qué encuentra toda clase de excusas para no asistir a las audiciones de prueba.
Sara quiere abandonar un matrimonio de quince años y no sabe cómo hacerlo.
Teddy quiere vencer su temor a envejecer. Sólo tiene treinta y dos años.
Jean es una persona mayor que tiene miedo a enfrentarse con su médico; éste la trata como a una niña y nunca le da ninguna respuesta directa.
Patti quiere ampliar su comercio, pero no puede dar el salto requerido.
Rebeca quiere enfrentar a su marido con cosas que la han estado molestando.
Kevin quiere vencer un temor al rechazo que le hace muy difícil pedirle una cita a una mujer.
Laurie quiere saber por qué es desdichada teniendo como tiene todo lo que se puede desear en la vida.
Richard está jubilado y se siente inútil. Teme que su vida haya pasado.
Y así uno por uno, hasta oír la historia de todos.
Me fascina lo que sucede con el carrusel. A medida que cada uno desahoga su corazón, la atmósfera empieza a cambiar. La tensión se esfuma rápidamente y todos los rostros revelan un gran alivio.
En primer lugar, mis alumnos comienzan a comprender que no son los únicos seres del mundo que tienen miedo. En segundo término, comienzan a notar lo atrayente que se vuelve la gente cuando abre su corazón y comparte sus sentimientos. Mucho antes de que haya hablado el último