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El estrés no solamente afecta al cerebro, sino a todo el organismo, porque el cerebro se comunica e interactúa con todo el cuerpo. Nuestro cerebro percibe todo lo que puede ser amenazador, ya sea físico o psicológico y genera una serie de respuestas para defender al organismo de la amenaza, aunque la amenaza no se haga efectiva.
El exceso de respuestas a situaciones nocivas tienen efecto acumulativo. El trabajador del caso del hotel familiar respondía una y otra vez al malestar que le generaba la sobrecarga de trabajo lo que terminó por dañar su organismo con los síntomas que hemos descrito. Esos síntomas tuvieron solución mediante la aplicación de un tratamiento, como hemos dicho, pero a veces, cuando la repetición se alarga en el tiempo, puede acarrear una enfermedad psiquiátrica más grave que el cuadro de ansiedad que presentaba este trabajador.
El neuroendocrinólogo norteamericano Bruce S. McEwen, su artículo El cerebro y el estrés, publicado por la revista IntraMed, afirma que, después de una experiencia estresante, no es posible volver el reloj hacia atrás, de ahí que se pueda hablar de recuperación, pero no de reversión del daño producido.
Esto se explica porque, aunque el individuo tiene la capacidad de volver a la estabilidad psíquica después de un proceso estresante, la respuesta de su organismo a ese factor estresante puede alterar el funcionamiento del organismo y hacer que su capacidad de recuperar la estabilidad sea menor que la previa.
Esto sucede, naturalmente, en casos de estrés de alta intensidad y, además, crónico, repetitivo. No sucede lo mismo en casos de estrés de baja intensidad que el individuo puede solucionar por sí mismo.
El estrés afecta a diversos sistemas de nuestro organismo, como el sistema inmunológico o el sistema nervioso autónomo, de ahí que pueda acarrear enfermedades fisiológicas, no solamente psicológicas.
Caso
Durante algunos meses, he venido sufriendo problemas constantes de pareja que me han generado grandes niveles de ansiedad y mucho malestar. Últimamente he desarrollado alergias, algo que nunca antes había sufrido. Me han dicho que puede deberse a un fallo de mi sistema inmunológico que antes me protegía de los alérgenos y ahora ha dejado de protegerme. Y la causa, tengo la seguridad, es el largo período de ansiedad y estrés que he venido sufriendo en casa.
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En este caso, el paciente ha somatizado el malestar que sufre con su pareja y, dicho de forma sencilla, lo ha convertido en alergia. La ansiedad sufrida en el trascurso del tiempo ha terminado por alterar su sistema inmunológico y los estímulos que antes no le generaban alergia, como el pelo de un animal, un producto químico como la lejía o la floración de un árbol, le empezaron a producir alergia. Se sometió a tratamiento en una unidad de alergología y también acudió a psicoterapia para ver de solucionar sus problemas de pareja.
Caso
El doctor alemán Leichsenring F, Leweke, experto en medicina psicosomática y psicoterapia, publicó un interesante artículo en 2017 en la revista en línea IntraMed titulado ¿Qué es el trastorno de ansiedad social? en el que describe el caso clínico de un estudiante de 26 años.
El paciente dijo sufrir una enorme ansiedad cuando tenía que presentar un trabajo, acudir a un examen o entrevistarse con un profesor. Fuera del ámbito educativo, el joven dijo tener apenas amistades y evitar las fiestas y reuniones. Incluso dejó de contestar el teléfono para eludir invitaciones. Este malestar se había iniciado durante la adolescencia y se acrecentó al llegar a la universidad.
Sus síntomas eran palpitaciones, temblores, rubor, sudoración y temor a pasar vergüenza ante una situación.
Se le aplicó un tratamiento de psicoterapia conductual cognitiva, no siendo necesario recurrir a la farmacoterapia en, en otros pacientes, había sido imprescindible.
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La ansiedad social es un trastorno que produce síntomas similares a los que vimos en el caso de la sobrecarga de trabajo, pero se diferencia claramente en cuanto a los sentimientos del paciente. Aquí lo que teme es que los demás le juzguen de forma negativa, que le encuentren aburrido, tonto o incapaz de participar en una conversación. Toda su sintomatología aparece ante la posibilidad de enfrentarse a una situación social, una reunión, una conversación, una fiesta, un juego o deporte en grupo, un examen, etc.
El DSM-5 hace hincapié en no confundir el trastorno por ansiedad social con la ansiedad de actuación. En esta última solamente se presenta la ansiedad cuando hay que hablar o actuar en público. Es lo que popularmente conocemos como miedo escénico y también tiene tratamiento específico.
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