Una tesis. El derecho a no obedecer. Fernando González. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Fernando González
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Языкознание
Год издания: 0
isbn: 9789587205947
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una volta i topi suonare la campana e sudarono un’ora attaccati alla corda senza riuscire a muovere il batacchio. Quando alla fine venne il campanaro e la corda si mosse e l´aria risuonò dei colpi festosi i topi corsero soddisfatti nelle tane a raccontare che essi avevano suonato la campana. Le leggi sociali sono lo sforzo dei topi che vogliono muovere la campana, esse ottengono lo stesso effetto utile di poter dare a chi le fa la soddisfazione intima della loro efficacia… quando il tempo ha preso il posto delle leggi.

      Y agrega:

      Inutile volere con leggi speciali fermare e torcere il corso degli avvenimenti.3

      Tal el concepto e ideas generales que tengo del modo como deben estudiarse y discriminarse estas disciplinas económicas; como mi plan es señalar un derrotero propio y mirarlas con mi personal criterio, quiero, en la segunda parte, mostrar los lineamientos del sistema en unos casos concretos y con tal objeto, elijo al azar algunos temas.

      CAPÍTULO V

      ALGUNAS IDEAS GENERALES.

      El hombre desde que nace se encuentra lleno de necesidades, nace con el instinto de vivir y de huir del dolor; contra ese dolor y proporcionalmente a él reacciona; esa reacción para satisfacer sus necesidades es lo que se llama TRABAJO.

      El hombre busca en lo que le rodea todo lo que le es necesario para llenar sus necesidades: lo que está fuera del hombre se llama económicamente Naturaleza.

      Riqueza se llama todo lo que el hombre se apropia de la Naturaleza para llenar sus necesidades.

      Hasta ahora tenemos, pues, al individuo, imperfecto porque necesita, y a la Naturaleza, que le suministra el modo de perfeccionarse.

      ¿Por qué obra el hombre? Porque siente necesidades, porque es imperfecto; si el hombre fuese perfecto no saldría de sí mismo. Podemos sentar esta proposición: el trabajo es una reacción proporcional a una necesidad. Satisfecha la necesidad cesa el acto. De suerte que el principio de la Economía Política, ciencia que trata de las necesidades y de su satisfacción, está en el individuo, y su fin está también en el individuo.

      ¿Y la sociedad? He aquí que el individuo al nacer necesita de la madre para cumplir su necesidad de alimentarse; he aquí que el individuo necesita satisfacer sus instintos sexuales; he aquí que el macho se acostumbra a su hembra, y ésta a aquél, y el hijo a la madre: tenemos, pues, LA FAMILIA. Esta se une a otras, para defenderse; y tenemos la sociedad política. Las necesidades del individuo hacen nacer las agrupaciones. Tenemos que aquéllas le hacen buscar en otros el medio de satisfacerlas, y que en este sentido puede decirse que los hombres, unos para otros, están comprendidos en el concepto económico de Naturaleza.

      Consecuencia: hay que partir del individuo al estudiar la Economía Política, y terminar en el individuo; el ciclo económico es este: necesidad, satisfacción. La sociedad es un medio para cumplir ese ciclo. A cada uno, lo que está fuera de él, le sirve para llenar sus necesidades. El ciclo económico es egoísta. No es posible poner el fin de la actividad en la sociedad; ese es el error de los colectivistas, de los gregarios. La sociedad es un medio para el individuo, así como lo es el trigo; el fin es el individuo: en este sentido entiendo yo el Superhombre de la escuela individualista.

      Entiendo por justo, en sentido lato, lo que es conforme a la naturaleza de las cosas, y en sentido restricto, lo que es conforme a la naturaleza de los hombres.

      Sentaré las siguientes proposiciones que se deducen de todo lo anterior:

      Primera. Es justo que el individuo sea dueño de las riquezas que se proporciona por su reacción contra las necesidades.

      Segunda. Nadie puede quitarle al individuo sus riquezas.

      Tercera. El individuo puede desplegar su actividad en toda la Naturaleza, menos en las riquezas ajenas, y nadie puede impedírselo.

      Cuarta. El Estado4 es la entidad que tiene por objeto hacer respetar las propiedades individuales, y el derecho de cada uno a desplegar su actividad.

      Quinta. A nadie se le puede exigir que emplee su actividad en pro de los demás: la caridad oficial es injusta.

      Sexta. La sociedad es un medio para el individuo; este es libre de asociarse o no, y puede cambiar de sociedad, expatriarse.

      Séptima. Es injusto exigir al individuo que emplee su actividad en determinado sentido: servicio militar obligatorio, etc.

      Octava y última y resumen de todas: en ningún caso se puede sacrificar al individuo en bien de la comunidad.

      Obsérvese que a parecidas consecuencias llegan los pensadores no oficiales de todos los países.

      Tenemos, pues, que hemos llegado al individualismo. Veamos qué diferencia existe entre éste y el colectivismo. La primera teoría, en cuyo campo militan los pensadores más altos, mira al individuo como principio y fin de la actividad; la segunda dice que el principio y fin de la actividad está en la sociedad; cambia el medio en fin y el efecto en causa. (¡Absurdo!). Este colectivismo o socialismo considera justo el sacrificio del individuo en pro de la sociedad. Todo socialismo es una estatolatría: el hombre para la sociedad, y no ésta para aquél; la justicia es social, es distributiva, y no individual, conmutativa. “¡Stultorum infinitus est numerus!”.5

      La religión se pone del lado de la tesis colectivista, del lado de la tesis gregaria, porque le interesa que el individuo permanezca estacionario, y que las modificaciones evolutivas no hagan nacer la necesidad de modificaciones en la ley moral: ese es el origen del Socialismo Católico. La religión quiere anular al individuo, QUE ES UNA BESTIA INDÓMITA, y por eso predica la ESTATOLATRÍA.

      La tesis individualista no lleva a la exclusión del GREGARISMO. Efectivamente, el hombre tiene necesidades que se convierten en pro de sus semejantes: amor al prójimo, compasión, etc., son instintos o necesidades que aparecen en la evolución del individuo; pero no hay que equivocarse, son necesidades que radican en el yo, son egoístas: el egoísmo lleva al altruismo, que no es sino una modificación de aquél: el principio de la actividad es individual. Con esta última consideración se explica suficientemente el hecho de que los socialistas Gystrow, Lichtemberg y otros, hayan querido presentar a F. Nietzsche, el exponente más genuino del individualismo, como partidario de la tesis socialista. Por lo mismo, no deja de ser individualista Augusto Comte, por haber escrito el siguiente párrafo:

       Quand même la terre devrait être bientôt bouleversée par un choc céleste, vivre pour autrui, subordonner la personnalité à la sociabilité, ne cesseraient pas de constituer jusqu’au bout le bien et le devoir suprêmes. 6

      ¿Por qué eso? Porque la sociedad es un gran medio para el individuo.

      CAPÍTULO VI

      EL HOMBRE Y SUS NECESIDADES.

      El hombre es ser consciente y su personalidad aumenta en proporción al aumento de su conciencia. Las necesidades se multiplican por medio de cuatro factores: la lucha por la vida, la imitación, el hábito y la herencia. Sentaré las siguientes proposiciones: las necesidades tienen un mínimum fijo y un máximum indefinido; el hombre siempre está en estado de tendencia. Si el hombre, por medio del trabajo, llena sus necesidades, otras nacen y le impulsan a reaccionar.

      Premisa. Entiendo por felicidad el estado de un ser que nada necesita. La felicidad, para mí, es un concepto negativo, y en esto estoy de acuerdo con Schopenhauer.

      Previo todo lo anterior puedo escribir las siguientes proposiciones-deducciones:

      I. El trabajo es el efecto de las necesidades, y como todo efecto es proporcional a su causa;

      II. El hombre es indefinidamente progresivo (las necesidades tienen un máximum indefinido);

      III. Por el trabajo no se llega a la felicidad, pues el dolor crece indefinidamente;

      IV. El fin real del trabajo es aumentar la personalidad, o la individualidad.