El artículo de The New York Times ofrece al menos tres conclusiones. La primera ya la vimos: desde hace años los medios tienen, se les haga caso o no, nuevos lectores de los que depende buena parte de sus audiencias, los robots de los buscadores. La segunda es que esos robots dan mucha importancia a los titulares de las noticias para jerarquizarlas. Y la tercera es que, además, les gustan los titulares aburridos. No aprecian la lírica, la ironía ni los juegos de palabras. Prefieren los encabezamientos planos con las palabras clave de la información (las que la mayoría de los lectores usarían para encontrar esa noticia), lo que se llama, en jerga profesional, la información seca. Por eso es mucho mejor para Google un titular como “El Real Madrid gana 1-3 al Atlético” que “Los de Solari cogen altura”.
Lo óptimo, desde el punto de vista de conseguir tráfico, sería entonces utilizar varios titulares distintos para una misma noticia. Por un lado, titulares atractivos, literarios, con doble sentido o ironía para atrapar la atención de los lectores en las puertas por las que estos acceden a los artículos, que es donde surge la tentación de lanzar anzuelos envenenados: en la portada de nuestro medio, en los boletines de noticias (newsletters) o en los mensajes que publicamos en las redes sociales. Por otro lado, titulares secos, con las palabras clave, para gustar a esos otros lectores robots, que a su vez atraerán a muchas personas al colocar más arriba esas informaciones entre sus resultados de búsqueda.
Los expertos en SEO que contratan los medios para lograr que las noticias aparezcan destacadas en los resultados de búsqueda acaban proponiendo titulares y haciendo otras muchas sugerencias –el titular no es el único aspecto que valora el algoritmo de Google–. Ese es su trabajo, y es ahí donde surge la polémica en las redacciones. ¿Se pervierte el periodismo si se hacen caso de estas recomendaciones? La cuestión no siempre es sencilla.
En octubre de 2018 el huracán Leslie se acerca a España procedente del Atlántico. Atraviesa Portugal y se acerca a las provincias de Zamora y Cáceres con rachas de viento de más de cien kilómetros por hora. Cientos de miles de personas se preparan para sufrir sus efectos y buscan información tecleando en Google el nombre del fenómeno meteorológico. Los SEO indican que, para que una noticia de servicio público llegue a la mayor parte de esos lectores, hay que incluir las palabras “huracán Leslie” –después se convirtió en “tormenta Leslie” – en el titular. ¿Tendría en este caso sentido resistirse y titular, apelando a supuestos principios periodísticos, que “un enorme vendaval se acerca por el Atlántico”?
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