El oficio del sociólogo en Uruguay en tiempos de cambio. Miguel Serna. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Miguel Serna
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Социология
Год издания: 0
isbn: 9789876918053
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los ojos de la sociedad uruguaya dónde actuó el Estado social del Frente Amplio. De ahí la importancia de la descripción y el relato como modos de producción del conocimiento.

      El Estado social de proximidad introduce en la vida de las clases populares una serie de ambigüedades y de tensiones que no pueden tener sino resolución política. Señalemos dos, muy rápidamente. Esta presencia del Estado en los intersticios más alejados y más olvidados de la sociedad favorece la inscripción territorial de las clases populares. Y esto tiene un aspecto virtuoso, que es lo que acabamos de señalar a través de la idea del “soporte”. Pero al mismo tiempo puede favorecer la desconexión de estos segmentos de las clases populares de la estructura de las relaciones sociales que determinan la morfología de su existencia. El Estado puede así reforzar la creencia de que los pobres son pobres porque están ahí, en los barrios pobres, concentrando así los esfuerzos en tratar de sacarlos de la pobreza, descuidando el control de las fuerzas sociales que mantienen a esos trabajadores en condición de empobrecimiento permanente. Así, podemos señalar en el origen de la concepción del Mides un relativo error de conceptualización. Se suponía que el Estado debía acercarse a esos grupos para llevar a las personas hacia los derechos universales o hacia las instituciones universalistas. Esto es ya muchísimo más inteligente y sofisticado que la simple distribución de recursos que se encuentra detrás de la idea de “redistribución”, tan cara a las versiones más economicistas de la izquierda. Pero, en realidad, yendo a buscar individuos y familias a las que acercarse evitaron pensar en la trama de relaciones sociales en la que estos se encuentran implicados.

      Y una última ambigüedad. Estas políticas sociales de proximidad se han constituido en un importante soporte de integración, y en este sentido no podemos sino desear su continuidad, que se estabilicen y se consoliden. Por ejemplo, se ha dado, este último año (2019), un importantísimo paso en ese sentido cuando se integró a los técnicos, los “operadores”, a la planta del Ministerio, como funcionarios públicos, que hasta entonces trabajaban como personal contratado exterior al Estado. De ese modo se refuerza su capacidad de acción y se protege su actuar de los vaivenes propios a los cambios de gobierno en democracia. Pero al mismo tiempo esa presencia alimenta la ilusión colectiva de que la pobreza se combate actuando sobre los individuos y sobre las familias que la padecen. Una vez más: que de lo que se trata es de sacar al pobre de la pobreza en la que ese encuentra. Mucho de lo que está vehiculado a través de metáforas como “hay que llegar al núcleo duro de la pobreza”. Una visión geométrica, espacializada, de la vida social que lleva a creer que la pobreza es un fenómeno que está ahí y que hay que actuar sobre él.

      Ahí se advierte la responsabilidad social y política de la sociología. Nuestro trabajo consiste en desarticular estas facilidades de pensamiento con las que muy frecuentemente el periodismo y los políticos y razonan porque las ciencias sociales les han brindado un vocabulario fácil de manejar. Pero el problema es que simplifican la vida y no nos queda sino recordar, para concluir, que “la vida es más compleja de lo que parece…” (cantabile, sobre melodía de Jorge Drexler).

      * Profesor de Sociología, Université Sorbonne Nouvelle Paris 3. Miembro del Institut des Hautes Études de l’Amérique Latine. [email protected].

      1. Verónica Filardo y Denis Merklen, Detrás de la línea de la pobreza: la vida en los barrios pobres de Montevideo, Buenos Aires, Gorla-Pomaire, 2019.

      2. Un capítulo aparte merecería la cuestión de por qué la sociología uruguaya no practica la etnografía, o la investigación por inmersión o por integración social, una práctica muy frecuente y de ricos resultados en la Argentina y Brasil, por ejemplo, por no citar el caso de la sociología francesa donde estos métodos son habituales desde los muy difundidos trabajos de Pierre Bourdieu sobre el campesinado kabil o sobre “el baile de los solteros” en el Bearne.

      3. Cf. Denis Merklen, “Du travailleur au pauvre”, Études rurales, Nº 165-166, 2003, pp. 171-196, y “Un pobre es un pobre: la sociabilidad en el barrio, entre las condiciones y las prácticas”, Sociedad, Nº 11, 1997, pp. 21-64.

      4. El monumental libro de Robert Castel, Las metamorfosis de la cuestión social: una crítica del salariado (1995 por su primera edición en francés) cumplió un papel fundamental en ese intento de retorno a la centralidad del trabajo.

      5. Verónica Filardo y Denis Merklen, “Las rupturas”, en Detrás de la línea de la pobreza, pp. 90-91.

      6. Verónica Filardo y Denis Merklen, “Las rupturas”, pp. 112-113.

      7. Verónica Filardo y Denis Merklen, “Las rupturas”, pp. 120-122.

      Itinerarios de la profesión del sociólogo en Uruguay

      Marcos Supervielle*

      Intento de una historia de la profesión del sociólogo

      Primera etapa: la etapa ensayística

      Como en toda América Latina, se desarrolla en Uruguay a partir de la segunda mitad del siglo XIX un “pensamiento social” particularmente orientado a dar cuenta de lo que en la época se denominaba la “cuestión social” y, quizá más modernamente, el “orden social”. Ello se realiza desde una perspectiva ensayística. El tono general de estas reflexiones es el de denuncia y/o el de proponer soluciones a los problemas que se perciben en la sociedad.

      Este encare ensayístico aparece hoy en día como una debilidad, pero, aun así, tenía la virtud de proponer un programa de construcción de una sociedad, en momento en que tenía un estado todavía incipiente. La denominación “sociología” se asociaba a la idea de dar cuenta de la sociedad existente y eventualmente de colaborar de alguna manera con la construcción de un nuevo orden social quizá más justo, y sobre todo más integrado.

      Es interesante que el tratamiento de estos temas generales se hacía articulado a la búsqueda de “soluciones” a grandes problemas y, por lo tanto, sin ningún ánimo especulativo de tipo filosófico sino impregnado de un estilo pragmático, con una vocación a ser profesionalizante. El encare de los Varela (José Pedro y Jacobo), orientados al desarrollo de la educación a través de la educación pública, y el de Ángel Floro Costa inscribiendo su mirada en un positivismo orientado a introducir la idea de desarrollo en la sociedad uruguaya son ejemplo de esta corriente de pensadores sociales del fin de siglo XIX, estilo que se prolongará algo así como cincuenta años más. En estos pensadores, el “soporte” de sus ideas es la riqueza de su retórica, y no la descripción empírica “objetivante” la que motivaba sus reflexiones. Es cierto que estos ensayos a veces se apoyaban en una sociología académica y libresca, con vocación erudita, que se dictaba en las cátedras de Sociología de la Universidad en estos años.

      Aun así, esas reflexiones apuntaban a resolver problemas existentes reales en la sociedad uruguaya. Y, como apunta Gerónimo de Sierra muy correctamente en un artículo, el desarrollo y la profesionalización fueron tardíos con respecto a otros ámbitos de América latina. A su vez, siguen la pauta lúcidamente sintetizada por Arturo Ardao: “Los logos podrán venir de Europa, pero los pathos y los ethos son bien nuestros”.

      Consideramos que las dos partes de esta reflexión final son muy ciertas: efectivamente, los logos venían de Europa y en menor grado, al acercarnos a la mitad del siglo XX,