(Al mencionar las limitaciones de este tipo de evangelio, estoy hablando principalmente a cristianos privilegiados, mayormente blancos y del hemisferio norte. No olvido ni por un minuto lo difícil que ha sido la vida de la mayoría de las personas en casi toda la historia. La vida ha sido, y sigue siendo, “un valle de lágrimas” para incontables millones de personas, y seguramente pueda entender por qué solo la esperanza en un mundo mejor le dio a estos hermanos y hermanas una razón para poner un pie al frente al otro y vivir otro día).
Sin lugar a dudas usted es consciente de que muchos cristianos tradicionales hoy día consideran que el concepto de que algo es universal —incluyendo la salvación— es sinónimo de herejía. A muchos ni siquiera les gusta las Naciones Unidas. Y muchos católicos y cristianos ortodoxos usan las líneas de la etnicidad para determinar quién está adentro y quién afuera. Encuentro estas convicciones bastante extrañas para una religión que cree que “un Dios creó todas las cosas”. Seguramente Dios es al menos un gran misterio como lo que ahora sabemos que es la forma del universo —un universo que se está expandiendo cada vez más rápido, al igual que la evolución de la conciencia que ha estado ocurriendo por siglos. ¿Cómo alguien podría leer todo o una partecita de Juan 17 y pensar que ya sea Cristo o Jesús no se refiere más que a unidad y unión? “Padre, que todos puedan ser uno”, dice Cristo en el versículo 21, repitiendo este mismo deseo e intención de muchas formas en toda su oración. ¡Sospecho que Dios consigue lo que ora Dios!
Junto con en Cristo a Pablo le encanta usar palabras como “sabiduría”, “secreto”, “plan oculto” y “misterio”. Él usa estos temas tantas veces, que probablemente los salteamos demasiado rápido, asumiendo que sabemos lo que significan. Pero el significado directo del secreto misterioso de Pablo es el Cristo del que estamos hablando en este libro. Para Pablo, Cristo es “aquel misterio que por siglos eternos se ha mantenido en secreto” (Romanos 16:25-27). Y sigue siendo un secreto bien guardado para la mayoría de los cristianos.
Como lo expresó valientemente San Agustín en sus Retracciones: “Porque lo que ahora es llamada religión cristiana existió incluso dentro de los antiguos y no les faltó desde el comienzo de la raza humana”4. Piensa en esto: ¿fueron los neandertales y los cromañones, los mayas y los babilonios, las civilizaciones africanas y las asiáticas, y los interminables pueblos nativos de todos los continentes y las islas aisladas durante los milenios, simplemente desechables o ensayos de vestimenta para “nosotros”? ¿Dios es realmente tan ineficaz, aburrido y tacaño? ¿El Todopoderoso opera desde un modelo de escasez de amor y perdón? ¿Tenía que esperar la Divinidad a que ortodoxos étnicos, católicos romanos, protestantes europeos y evangélicos norteamericanos aparecieran antes que la aventura del amor divino pudiera empezar? ¡No lo puedo imaginar!
La creación existe ante todo por su propio bien; segundo, para mostrar la bondad, diversidad y beneficencia de Dios; y luego para que los humanos se apropien de su uso. Nuestra pequeña cosmovisión del mundo basada en la escasez es la verdadera aberración aquí, y creo que contribuyó ampliamente al surgimiento del ateísmo y del “ateísmo práctico”, que es la real religión en funcionamiento en gran parte de los países occidentales en la actualidad. El Dios que hemos estado presentándole a la gente es simplemente demasiado pequeño y miserable como para que una persona con gran corazón confíe o ame.
Gran Amor y Gran Sufrimiento
Quizás te preguntes cómo, exactamente, los pueblos primitivos y las civilizaciones pre-cristianas podrían haber tenido acceso a Dios. Creo que fue a través de los viajes transformadores universales y normales del gran amor y gran sufrimiento5, que todos los individuos han experimentado desde los inicios de la raza humana. Solo el gran amor y el gran sufrimiento son lo suficientemente fuertes para sacarnos las protecciones de nuestro ego imperial y abrirnos a experiencias auténticas de trascendencia. El Cristo, especialmente cuando está hermanado con Jesús, es un mensaje claro acerca del amor universal y el sufrimiento necesario como patrón divino —empezando con las tres personas de la Trinidad, donde se dice que Dios se está derramando sin cesar y vaciándose de sí mismo. Como tres baldes giratorios en un molino de agua este proceso mantiene al Flujo eternamente fluyendo —dentro y fuera de Dios, y en una dirección positiva.
Solo porque no tienes la palabra correcta para Dios no significa que no estás teniendo la experiencia correcta. Desde el principio, YHWH hizo saber al pueblo judío que ninguna palabra correcta jamás contendría al misterio infinito de Dios. El Dios del mensaje de Israel parece ser: “No voy a darles ningún control sobre mí, si no su necesidad de controlar pronto se extenderá a todo lo demás”. Las personas controladoras tratan de controlar a los demás, y hacen lo mismo con Dios —pero sea lo que sea que amemos, siempre significa un cierto grado de renuncia al control. Tiendes a crear un Dios que es como tú —cuando en realidad se suponía que era al revés. ¿Alguna vez te sorprendió que Dios renuncie al control más que nadie en el universo? Si la verdad ha de ser dicha, Dios prácticamente nunca se aferra al control. Nosotros sí lo hacemos. Y Dios permite esto día tras día en todos los sentidos. Dios es así de libre.
Cualquier tipo de experiencia auténtica de Dios usualmente se sentirá como amor o sufrimiento, o ambas. Te conectará con la Realidad Completa en anchuras y profundidades siempre nuevas, “hasta que Dios sea todo en todos” (1 Corintios 15:28). Nuestros círculos de pertenencia tienden bien a expandirse o a contraerse conforme avanza la vida. (Al menos eso es lo que he observado al trabajar con personas como consejero, director espiritual y confesor). Nuestros patrones relacionales, una vez establecidos, determinan las trayectorias para toda nuestra vida. Si somos inherentemente escépticos y sospechosos, el enfoque se estrecha. Si tenemos esperanza y confianza, el foco continúa expandiéndose.
Déjame repetir nuevamente un punto que ha sido muy clarificador y fundacional para mí: La prueba de que eres un cristiano es que puedes ver a Cristo en cualquier otro lugar. Esto es lo que vemos en la experiencia del tren de Carryl Houselander, y en Jesús cuando señaló a la divinidad en “los hermanos y hermanas más pequeños” (Mateo 25:40), e incluso en el supuesto mal ladrón que fue crucificado al lado suyo (Lucas 23:43). La auténtica experiencia con Dios siempre expande tu visión y nunca la constriñe. ¿Qué más sería digno de Dios? En Dios no tienes que incluir menos y menos; siempre ves y amas más y más. Mientras más trasciendes tu ego pequeño más puedes incluir. “A menos que el grano de trigo muera, seguirá siendo solo un grano. Pero si lo hace dará mucho fruto”, dice Jesucristo (Juan 12:24).
Cuando miras a tu perro a la cara, por ejemplo, tan a menudo como yo miraba a mi labradora negra, Venus, realmente creo que estás viendo otra encarnación de la Presencia Divina, el Cristo. Cuando miras a cualquier otra persona, una flor, una abeja, una montaña —lo que sea— estás viendo la encarnación del amor Dios para ti y para el universo que llamas casa.
Haz una pausa para que te enfoques en una encarnación clara del amor de Dios que esté cerca de ti en estos momentos. ¡Tienes que arriesgarte!
Espero que una comprensión más amplia esté amaneciendo para ti. Cualquier cosa que te saque de ti mismo en una manera positiva —a todos los efectos prácticos— está operando como Dios para ti en ese momento. ¿De qué otra manera puedes empezar el viaje? ¿De qué otro modo puedes ser traído al frente, no por creencias ociosas sino por vitalidad interior? Dios necesita algo para seducirte hacia afuera y más allá de ti mismo, así que Dios usa tres cosas en particular: la bondad, la verdad y la belleza. Las tres poseen la capacidad de llevarte a una experiencia de unión.
No puedes pensar tu camino hacia esta clase de visión resplandeciente y expansiva. Debes ser atrapado en una relación de amor, y asombro de vez en cuando, que a menudo se desarrolla lentamente, por ósmosis, por imitación, resonancia, contemplación y al verse en el espejo. El Cristo siempre se da libremente, arrojado como un bastón desde el otro lado. Nuestro único rol en el proceso es alcanzarlo y atraparlo de vez en cuando.
Para Pablo y para los místicos comunes como tú y yo, el tipo de visión que estoy describiendo es una experiencia relacional y recíproca, en la que encontramos a Dios simultáneamente en nosotros mismos y en el mundo exterior más allá de nosotros. Dudo que haya