Los rostros del otro. Varios autores. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Varios autores
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Документальная литература
Год издания: 0
isbn: 9789587903478
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hasta ese momento. El Comité Ejecutivo incluyó a representantes de los principales grupos de la resistencia y varios independientes. El Movimiento de Resistencia reactivó a la OLP que así pudo hablar en nombre del pueblo palestino (Sayigh, 2007, p. 149).

      El movimiento nacional palestino ocupó el vacío político, a pesar de su advenimiento en una sociedad desintegrada, y se relacionó con el surgimiento político de un grupo generacional. Estos jóvenes pertenecían al movimiento estudiantil en las universidades de El Cairo y Beirut, y procedían de las clases medias radicalizadas en Palestina y en la diáspora, por lo que accedieron tanto a los estudios superiores como a los asuntos públicos (Abu Tarbush, 2001, p. 331). La OLP permitió que ser palestino no solo fuera posible sino valioso para todos ellos sin importar su lugar de residencia o su postura ideológica (Said, 2013, p. 199).

      Al no acordar con el movimiento nacionalista palestino, el sionismo laborista encausó su política colonialista en Palestina y aplicó el método de “ir creando los hechos sobre el terreno” (Masalha, 2011, p. 9). Por tanto, los nacionalistas enfrentaron coyunturas bien diferenciadas, por un lado, según habitaran ya fuera en Cisjordania, la Franja de Gaza y Jerusalén Este; o en el Estado de Israel o Línea Verde (la frontera según el armisticio de 1949); y, por otro lado, si eran refugiados en dichas regiones de Palestina (denominados territorios en disputa o simplemente los territorios desde Israel); o estaban en esa misma condición que al exterior de los límites de la Palestina histórica (Regan, 2011, p. 242).

      El movimiento palestino se identificó en solidaridad con otros movimientos revolucionarios anticoloniales y antiimperiales, y optó por la guerra de guerrillas como la estrategia de su thawra (revolución 1969-1982). Esto fue aprovechado para aumentar la autoconciencia palestina y ser el catalizador de un movimiento de masas cuyo objetivo era “la liberación de la patria” (Abu Iyad, 1981, pp. 36-37, citado en Sayigh, 2004, p. 667). La guerrilla encarnó las ideas de la resistencia armada y la revolución, su iconografía se reprodujo en lo cotidiano de las interacciones sociales y rituales de los campamentos (Khalili, 2004, p. 142).

      El resurgimiento del movimiento nacional dotó a su población de una organización y dirección política. Los dos tipos de Estados propuestos a lo largo de este proceso fueron, uno palestino, democrático y laico, o el binacional (palestino-israelí); y otro que logró erigirse, Israel. En otras palabras, en esta fase primero se quería liberar toda la Palestina “histórica” para alcanzar un Estado laico y democrático que diese lugar a musulmanes, judíos y cristianos, sin embargo, tiempo después se optó por el pragmatismo y la búsqueda de una solución de “dos Estados”.

      REVOLUCIÓN ARMADA Y GUERRA DE LIBERACIÓN POPULAR PALESTINA

      El liderazgo fundacional de la OLP no soportó la trascendencia de la derrota, y en 1969 la guerrilla se estableció como actor regional por derecho propio. Su adhesión a la lucha armada, junto a la adopción de las bases en su organización, le permitieron movilizar al electorado palestino y, al fin, traducir “politización potencial en acción política” (Sayigh, 2004, pp. 667-668). Es así que los exiliados palestinos pasaron de ser refugiados a convertirse en una fuerza política considerable, a luchar por su propio destino; de campesinos a revolucionarios como ocurrió con otros movimientos del siglo XX.

      Fatah reincorporó a la resistencia los símbolos de la cultura campesina y la identidad como la kufiya, el dabkeh y la restauración del prestigio de los notables del pueblo. Esta “ruralización” de la resistencia contribuyó con algunos objetivos estratégicos: repercutió en los campamentos por ser de origen rural y los movilizó como combatientes. Además, se basó en las teorías de los años sesenta, donde los campesinos protagonizaron como clase revolucionaria las guerras de liberación argelina y vietnamita, y la revolución china. La Resistencia palestina financió la reproducción de la estructura de clases palestina en el exilio, así disimuló el verdadero dominio de la Resistencia de la clase media urbana y la subordinación de los refugiados en los campamentos (Sayigh, 2004).

      La OLP actúo respaldada por una historia de la que se manifestó heredera y que le dejó un camino recorrido como experiencia que supo aprovechar. Ese proceso, minado de altibajos y contratiempos, tal vez no brindó la impresión de homogeneidad. Sin embargo, se sostuvo en el tiempo con una serie de transformaciones.

      La población del interior estaba más cercana a la práctica de una guerrilla popular inspirada en la doctrina del general vietnamita Võ Nguyên Giáp, el revolucionario argentino “Che” Guevara, y los líderes e ideología del Frente de Liberación Nacional de Argelia (FLNA). Con respecto a la Revolución argelina, se trató de uno de los casos más emblemáticos de un proceso revolucionario de independencia dado que Francia quería que ese territorio norteafricano formase parte de una “Unión Francesa” y se trató de una liberación colonial estrepitosa. La guerra de liberación de Argelia fue citada como un ejemplo de lo que podría hacerse en Palestina. Se establecieron células guerrilleras clandestinas, pero la seguridad y la inteligencia israelí contrarrestaron esta implementación. Por ello, ante esa presión, el liderazgo de Fatah trasladó su cuartel general a Jordania.

      Los Estados árabes quedaron debilitados en los aspectos físico y político, después de su derrota; asimismo, se les dificultó el control sobre los grupos guerrilleros surgidos. La decisión de Fatah de emprender una insurrección armada contra el ejército israelí en las recién ocupadas Gaza y Cisjordania atrajo la atención pública. La guerrilla atacó y resistió contra objetivos israelíes dentro y fuera de la Línea Verde.

      Las fuerzas de la Organización defendieron el campo de refugiados palestino de Karameh en Jordania el 22 de marzo de 1968, y su capacidad para confrontar con las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) en combate abierto conllevó un apoyo inusitado dentro de los campamentos. Esta agrupación quedó así a la vanguardia de la lucha de liberación. Entonces, el fedayín, héroe palestino dispuesto a sacrificarse por la causa, alcanzó proporciones míticas, provocando que miles de adolescentes se unieran a la ‘Asifa (resistencia, brazo armado de Fatah) (Kimmerling, 2008, p. 238).

      La importancia de la fecha radica en que marcó la primera batalla de la época entre fuerzas regulares israelíes y fuerzas irregulares palestinas. El combate duró todo el día, los guerrilleros palestinos contaron con el apoyo del ejército jordano, no obstante, la acción habría prevalecido entre los otros dos contendientes. La guerrilla dañó las columnas israelíes poco acostumbradas a una situación de desventaja. Esta contienda inauguró tres elementos: primero, quizás el periodo de mayor crecimiento de la guerrilla palestina; segundo, aumentó el apoyo dentro de los campamentos y despuntaron voluntarios de todo el mundo árabe; y tercero, en un año los fedayín constituyeron una fuerza para ser considerada en Jordania (Said, 2013, p. 218). Ese enfrentamiento, que alcanzó una condición mítica (un sitio destacado de su memoria colectiva), impulsó a los habitantes de Cisjordania que demostraron ser capaces de resistir frente al ejército israelí, que recién había vencido a tres ejércitos árabes (Cobban, 2003, p. 170).

      La corriente palestina adquirió así una nueva fisonomía en lo político y lo simbólico; del mismo modo, forjó su construcción identitaria en una renovada articulación. Ellos se sintieron representados por la lucha de los fedayín, de modo tal que reconfiguraron sus señas identitarias. La población fue intransigente frente a ocupación mediante la práctica conocida como sumud, la resistencia diaria de permanecer