Zeus podía hacer lo que quisiera, pero si Hera no estaba de acuerdo no lo secundaba en absoluto, e incluso hacía todo lo posible por sabotear los mandatos de su marido. Por supuesto, si los actos de Zeus le complacían, no tenía reparo en apoyarlos. Desde entonces y hasta este momento, los dioses pueden mandar en el mundo y en el universo, pero mandan en su propia casa.
Hera no fue siempre fiel, y si Zeus tuvo descendencia sin contar con ella, ella tuvo a Hefesto y a Tifón sin contar con él.
Busto de Hera
Hades, señor del inframundo
Hades es el señor del Hades, porque tanto el dios invisible del infierno griego como el Averno llevan el mismo nombre. Hades está en el Hades, según algunas fuentes, por una estratagema de Zeus, al que no perdonará nunca su condición e intentará arrebatarle el trono del Olimpo.
El Averno, o inframundo griego, es un lugar gris y triste según el héroe de Homero, Odiseo, que al igual que Orfeo, Teseo, Piritoo y Heracles, es uno de los pocos seres que bajan hasta ahí sin estar muerto, y logra huir y burlar la vigilancia de Cerbero.
Tras la muerte, la mayoría de los seres humanos iban a parar al Averno, pero no como un castigo por sus pecados, sino como un paso natural después de haber vivido, y acudían ritualmente a esta cita, si no contentos, sí con tres monedas para pagarle al barquero Caronte el transporte entre tierra firme y el Averno, a través del lago Estigia. No se especifica qué pasaba con los muertos más pobres que carecían de las tres monedas, que en todo entierro griego colocaban sobre los ojos y la boca, o dentro de la boca del fallecido.
Tras cruzar el lago, del otro lado los esperaba el terrible can de tres cabezas, Cerbero, que dejaba que entraran, pero que no permitía que salieran.
Odiseo hace el viaje y encuentra en el Averno a su padre, quien le confiesa que la existencia en ese lugar es gris, triste y aburrida, nada más, un lugar más parecido al limbo o al purgatorio semítico, que a un verdadero infierno. Odiseo escapa y sigue su búsqueda de Ítaca, la isla que es su hogar, perseguido por las maldiciones de Hades que complicarán un poco más su regreso.
Hades, hermano de Zeus, es el hijo mayor de Cronos y Rea, el primero con buena forma que nace de dicha unión, por tanto, digno descendiente de sus padres, y quien por ley natural estaba destinado al trono.
En su juventud, y junto con Hera y Poseidón es devorado por su padre, para ser salvado más adelante por el joven Zeus.
Hades, Dios del Inframundo
Como dios tiene muchos dones y poderes, es rico y héroe de mil batallas contra los titanes, querido y respetado por los habitantes del Olimpo y los habitantes de Gea, su aspecto es bello y grandioso, pero no puede abandonar, al menos no del todo, su residencia.
Cuando lo hace rapta a Perséfone en lo que hoy es Sicilia, hija de Zeus y de la diosa Deméter, y tras raptarla la hace su esposa y cohabita con ella solo un tercio del año, el que corresponde al invierno, para dejarla en libertad de volver a la Tierra y convivir con los suyos durante la primavera, el verano y el otoño.
Aunque Deméter no estuvo contenta al principio y arrasó Sicilia en venganza por el rapto de su hija, al final aceptó el pacto.
En algunas versiones, Perséfone vuelve siempre al Averno para comer el fruto de la dulce granada, y en otras lo hace simplemente porque es la orgullosa esposa de uno de los más poderosos de los dioses, y lo hace en invierno, para recordarle a la humanidad cuál es su verdadero destino.
Hades, en sus excursiones por la Tierra y en ausencia de su celosa esposa, Perséfone, perseguía ninfas y mujeres, como cuenta el poeta Ovidio, que relata que Hades tuvo relaciones con las ninfas Mente y Leuce, más tarde la planta menta y el árbol álamo respectivamente, por hechizo y venganza de Perséfone.
Para algunos Hades era estéril y no tuvo nunca descendencia a pesar de sus aventuras amorosas, pero para otros es padre de Macaria, la que apagaba las velas de la vida, y de Melione, la diosa de los fantasmas.
Poseidón, señor de todas las aguas
También señor de los terremotos, “el que mueve la tierra”, es hermano de Zeus e hijo de Cronos y Rea en la mitología griega, pero es un dios más antiguo en la cuenca egea, cuyo culto se extiende del reino micénico a prácticamente todo el mediterráneo, donde el comercio marítimo, milenario en la zona, requería de un ser divino de sus características que protegiera las naves.
En la Odisea de Homero, Poseidón pone toda clase de trampas a Odiseo (Ulises) para impedir que llegue a Ítaca, desde sirenas y tormentas, hasta islas trampa donde el héroe tendrá que vérselas con todo tipo de problemas, debido a que Odiseo dejó ciego a Polifemo el cíclope, hijo de Poseidón, pero finalmente deja en paz al héroe y no acaba con él, tanto por la intercesión de Atenea, como por el carácter cambiante del dios, que es el mismo carácter de los mares.
En la tradición oral, Poseidón (el Neptuno romano) recorre los mares a bordo de una cuadriga tirada por gigantescos hipocampos, o caballos terrestres, y con su famoso tridente provoca y calma tormentas, eleva las olas o tranquiliza el mar, ayudado por los Cuatro Vientos. Rescata o hunde dependiendo del humor que esté, y si un día apoya a los griegos, al otro día perdona y protege a los troyanos.
Junto a otros dioses y diosas, Poseidón se confabulaba para ayudar o martirizar a héroes, dioses, semidioses, titanes, seres míticos y humanos. A menudo era cambiante y pasaba de un bando a otro, o simplemente se olvidaba del asunto y se iba a sus dominios a disfrutar de la existencia. No ambicionaba el Olimpo, pero a veces se aliaba con Hades en contra de Zeus, o con Zeus en contra de Hades, para finalmente retirarse a sus mares donde todo lo dominaba sin oposición alguna desde su suntuoso palacio submarino.
Como sus hermanos, Zeus y Hades, es hermoso y poderoso y lleva una vida sexual apasionada, activa y demasiado libre, pues toma a la diosa, titánide o mujer que se le antoja, como a la gorgona Medusa, de quien nace Pegaso, o a Etra, la esposa de Egeo, con la que tiene como descendiente al héroe Teseo.
Una de las leyendas más curiosas sobre este dios cuenta que Poseidón persiguió y violó a la mortal Céneo, la cual no quería ser esposa de nadie ni tener hijos, por lo que después de tener relaciones con el dios, le pide a este que la convierta en hombre, a lo que Poseidón accede encantado.
Los dioses olímpicos tenían el poder de transformar la realidad, de convertir a las cosas en personas y a las personas en cosas, pero la transexualidad, el cambio de género, es original de Poseidón.
Poseidón, señor de todos los mares
La descendencia de Poseidón es larga, cerca de sesenta hijos reconocidos con más de veinte hembras de todo tipo y ascendencia; sus hijos también son de todo tipo, algunos humanos, otros semidioses, sin faltar los monstruos ni los seres míticos. Cuentan las leyendas populares que en realidad tuvo tantos hijos que pobló buena parte del Egeo, y en algunos templos se le veneraba como tal, como padre del Egeo, quien, además de ser un mar, fue su rival en amores.
Poseidón, además de los mares, rige sobre el monte Helicón y es el patrón de los caballeros y señor de los caballos, que obedecen todos sus mandatos.
Atenea, la diosa sabia
Atenea (Minerva en Roma), es hija exclusivamente de Zeus, nace de su cabeza simbolizando tanto la generación patriarcal como la sabiduría y la inteligencia. Es una guerrera, pero a la vez es diosa de la paz y la civilización. También es señora de la estrategia, militar o civil, de la ciencia, de la justicia y de la técnica y la tecnología, es decir, de la habilidad para encontrar soluciones a los problemas y construir toda clase de ingenios y herramientas. Es Atenea la que le enseña a Heracles el arte de la taxidermia, con la que el semidiós desuella al león de Nemea y curte su piel para llevarla como capa o abrigo sobre