Pequeño circo. Nando Cruz. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Nando Cruz
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Зарубежная прикладная и научно-популярная литература
Год издания: 0
isbn: 9788418282126
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gente que se subía al escenario y se tiraba. Uno de ellos era Carlos no-sé-qué-pollas, el de Subterfuge. Entonces llevaba rastas y era underground. Cuando salió Cancer Moon, nadie se atrevió a subir al escenario. Por Josetxo. Le tenían miedo. Era tan intenso… Percibías esa sensación de peligro, de que algo podía pasar.

      CÉSAR ESTABIEL: Ese concierto no lo olvidaré en mi vida. Cuando salió Cancer Moon, yo estaba en primera fila. Josetxo pasó la mirada por todos los de la primera fila, clavándola en cada uno, y me dejó absolutamente helado. Marcó una línea de respeto absoluta. Yo ya ni bailé ni nada. Me quedé todo el concierto mirándole la cara. Tenía una pose muy intensa, cogía el micro con las dos manos y lo apretaba mucho.

      Veías a Josetxo y te quedabas helado, aunque a lo mejor no sabías por qué. Ahí había una comunicación distinta.

      ROBER!: Josetxo se transfiguraba. Se metía mucho en el concepto de las canciones. Es de las cosas que había que ver. Es de los pocos cantantes de aquí a los que le he visto hacer eso. Notabas que no estaba ahí. O estaba más que nadie. Metía la cabeza para dentro, le salía la espalda hacia arriba, se ponía rojo… Se transformaba. Y no era solo en los conciertos. Yo he ensayado con él muchas veces, y era empezar a cantar y se ponía así. Los demás estábamos todavía calentando o pensando en la cena, y él ya se había transformado. Estaba el chiste del Dr. Jekyll y Mr. Hyde, porque era un tío muy educado y suave, pero en directo era una mala bestia.

      RICARDO ANDRADE: Josetxo no era un destroyer. Lo veías babeando mientras cantaba, todo revirado, pero controlaba la situación. Toqué con él varias veces y Josetxo mandaba, eh. Estaba perdido en su vida, pero le gustaba estar en el escenario porque ahí lo guiaba todo. Y transmitía. Era acojonante.

      ROBERTO HERREROS: Parecía Lux Interior. Se retorcía como un reptil. Y Jon Zamarripa creaba atmósferas con su guitarra entre Television y Spacemen 3, aunque a veces también podían sonar a los Stooges. Eran buenísimos.

      FERNANDO GEGÚNDEZ: El concierto histórico fue el que dieron en Urduña, una ciudad de unos seis mil habitantes a unos cuarenta kilómetros de Bilbao. Yo era veterinario y cuando llegué allí aquel verano me junté con la flor y nata del pueblo. Dijimos de montar un concierto y todos querían meter hardcore, pero yo dije, «no, vamos a meter a Cancer Moon y a Los Bichos; los dos grupos juntos va a ser un lujo». Fue la única vez que tocaron juntos.

      No recuerdo dónde lo montamos. Tengo muy memoria mala de esos años. Fueron años de mucho crapulismo. Era un sitio cerrado, eso seguro. Y vino mucha gente. No sería de pago. Igual era en el marco de las fiestas. Ellos ya eran muy amigos. Josetxo «Bicho» y Asio venían a Bilbao cada poco porque habían confraternizado con nosotros y en Pamplona estaban solos. Se corrían la juerga y volvían. Aquello para los dos grupos fue una revelación. Fue decir, «joder, menos mal que no estamos tan solos». El sonido no estuvo muy allá, pero Jon estaba de muy buen humor ese día y eso siempre influía.

      RICARDO ANDRADE: Para nosotros era increíble ver que a nivel local había gente que no tenía nada que envidiar a los grupos de fuera. Siempre hemos tenido esa vergüenza, pero ver surgir grupos como Cancer Moon y Los Bichos…

      FERNANDO GEGÚNDEZ: También se habla muy bien de una actuación en Sevilla. La organizó Blas Fernández, que era muy fan de Cancer Moon. Josetxo y Jon tenían un excelente recuerdo de aquel concierto.

      BLAS FERNÁNDEZ: La conexión Cancer Moon-Sevilla fue brutal. Yo ponía las maquetas en mi programa de radio52 antes de que saliera Hunted by the Snake, y cuando salió el disco mi novia hizo camisetas con la portada. No sé cuántos centenares de camisetas hicimos, pero las vendíamos como churros en un puestecillo que montamos en la calle. Esa primera vez que tocaron en Sevilla se quedaron flipaos con la reacción de la gente. Por supuesto, les regalamos camisetas. Los recuerdo bajando de la furgoneta y al pobre Josetxo deshaciéndose del calor.

      Poquísimo después volvieron a Sevilla como teloneros de Died Pretty en la sala Roll Dancing.

      ANTONIO LUQUE: Descubrimos a Cancer Moon en Plastic53. Fue un grupo superimportante para Chinarro. Tocaron en Sevilla dos o tres veces y fui a verlos todas. Se notaba que sabían de música, que se procuraban unos sonidos raros, las canciones eran bonitas… Éramos muy fans.

      JAVIER CORCOBADO: Josetxo Anitua y yo nos sentíamos muy cerca y vivimos unas cuantas aventuras juntos. Cancer Moon era un grupo excelente, así como Los Bichos de Josetxo Ezponda. Recuerdo que, a veces, cuando yo iba a tocar a Bilbao, nos emborrachábamos y automedicábamos los tres juntos al borde de la ría de Bilbao, en la zona industrial oxidada de Zorrotzaure, cantando canciones de Boney M.

      MAESTROS SIN ESCUELA

      UNAI FRESNEDO: A Josetxo lo conocí cuando yo ya estaba en Munster. Un fin de semana que volví a Bilbao, salí por la noche y me haría algún comentario de que tanto Jon como él estaban muy a disgusto con Polar, que estaban libres de contrato y que querían hacer otro disco. A la vuelta le propuse a Iñigo que les sacara el disco en Munster.

      Iñigo les mandó cuatro días a Burdeos a grabar el Flock, Colibri, Oil con Kid Pharaon. Y, claro, para estos, cuatro días era meterles un estrés máximo. No quedaron contentos. Pero tampoco quedaron contentos conmigo, cuando luego les di cinco o seis meses para grabar el Moor Room. Estuvieron tres meses en el estudio Tío Pete y no terminaban de arreglarse en la mezcla con el técnico de allí. Estábamos paralizados y me había gastado el doble de lo que tenía previsto. Al final, dijeron, «ponemos nosotros la pasta que cueste ir dos días a IZ54 y hacemos la buena mezcla».

      Es, sin duda, el disco más caro que he hecho. Solo en Tío Pete ya pagaría quinientas o seiscientas cincuenta mil pesetas; el doble de lo que costaba un disco de Maddening Flames grabado con Paco Loco o de El Inquilino con Ian Burgess. Y porque había que terminarlo, que si no podían haber estado toda la vida, como My Bloody Valentine, y no sacarlo nunca.

      Y ese fue el palo: quedaron tan contentos con el disco que la mala repercusión les jodió más. Ninguno de los dos lo entendía. Muy buenas críticas, disco del año en Rockdelux, pero no terminaba de sonar en Radio 3. La gente no lo apreció. Pedíamos reportes de venta y… Fue un bajón. Sobre todo para Jon. Él se echó para atrás y dejó de interesarle salir y hacer.

      Había una cinta, las TV Tapes, que habían hecho en un ocho pistas. Me pasó una casete Josetxo y estuvimos hablando de editarla, pero tuvimos una discusión a raíz de lo que habían pagado en IZ y no prosperó.

      ROBERTO HERREROS: Entrevisté a Josetxo Anitua para Rockdelux en un BAM55. A la salida de la feria discográfica, Josetxo y yo nos sentamos en su coche, a petición suya, para estar más tranquilos. Tuvimos una conversación larga, agradable y sustanciosa. Era amabilísimo y bastante tímido. En la entrevista dijo, refiriéndose a la explosión indie, «a todos esos grupos les falta un sentido; el sentido de saber por qué hacen lo que hacen. Yo creo que no lo saben, ¿no?».

      CÉSAR ESTABIEL: Josetxo fue el primero que planteó este tema. Sería en el 94-95. Cuando le preguntaban si creía que la escena indie se estaba acomodando, decía, «lo que tenemos que empezar a preguntarnos los grupos a nosotros mismos es por qué estamos haciendo lo que estamos haciendo». ¡La de bandazos que hemos dado desde entonces!

      FERNANDO PARDO: Que llegara gente que usara ciertos códigos que Josetxo creía que eran solo para iniciados tenía que joderle. Era como, «te gusta mucho y eres capaz de imitarlo, pero no lo sientes, no lo haces tuyo en lo más profundo».

      Tiene mucho que ver con esa época de los 80. Parecía que, si estirabas fuerte de la asidera por donde tenías agarrada tu parte del mundo, podías cambiar un poco la órbita de la Tierra. Igual tampoco era para tanto, pero esa era la impresión que daba. Después, llegó un momento en que parecía que te iba menos la vida en ello. Más tarde, ya era, «lo que hay es lo que hay; no te engañes y no pienses que puedes».

      ROBER!: No crearon tanta escuela. A nosotros nos marcaron mucho, pero la mayoría de los grupos que salieron luego fueron por otro lado. Cantaban en inglés y a todos les gustaba Sonic Youth, pero eran