Pequeño circo. Nando Cruz. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Nando Cruz
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Зарубежная прикладная и научно-популярная литература
Год издания: 0
isbn: 9788418282126
Скачать книгу
así porque eran muy velvetianos y superpunk; letras como de cómic, canciones de minuto y pico… Una cosa irrepetible. En todos estos grupos estuvo Jon Zamarripa.

      Jon también era de buena familia. Vivía en una casa gigante en el centro de Bilbao. Todos los hermanos trabajaban de pilotos, así que lo criaron su madre y su tía monja. A él no le dio por la aviación.

      IBON ERRAZKIN: Íbamos mucho a ver conciertos a Vitoria. Había una sala, The End, y por allí pasaron todos los grupos pequeños que solo iban a Madrid y Barcelona. Allí vimos a The Gun Club, a los Weather Prophets, a Primal Scream tocando su primer disco, a The Dream Syndicate…

      FERNANDO GEGÚNDEZ: En el año 88, Bilbao era garajeo total. Pero ya empezaba a tenerse en cuenta esta plaza y comenzaban a pasar grupos. Primero por Vitoria y luego por Bilbao. Vinieron los Fleshtones, Robyn Hitchcock, los Flamin’ Groovies…

      IBON ERRAZKIN: Sonic Youth tocaban en Madrid y Barcelona48, y la fecha que tenían libre era un miércoles. Les dijeron que era bastante posible que no viniera mucha gente al concierto de Vitoria y les propusieron abaratar un poco el precio de la entrada. Costó quinientas pesetas, un precio ridículo por aquel entonces. Precisamente por eso nos animamos mucha gente. Ir de Donosti a Vitoria, si al día siguiente tenías que trabajar o estudiar, era complicado. Cuando llegué estaba toda la gente de Bilbao. Fue un evento, aquello. A Josetxo Anitua, que estaba allí, ya lo conocía.

      ROBER!: Yo no pude ir porque era muy joven y vivía en Barakaldo. Me había comprado el Bad Moon Rising poco antes porque había leído sobre ellos en algún fanzine. Estaba alucinado con ese grupo, pero nadie los conocía. Yo era el pequeñín y siempre me llevaban en coche, pero ese día no fue nadie de Barakaldo.

      FERNANDO GEGÚNDEZ: The End era una sala para quinientas o seiscientas personas. No sé si estaba llena, pero no estaba desangelada. Yo no era muy aficionado a Sonic Youth, pero me quedé con la boca abierta. Probablemente hasta entonces aún no les entendía, pero aquel concierto cambió completamente mi predisposición hacia ellos. Vi que ahí había otro concepto de todo. Y el poderío de Kim Gordon me dejó flipado. Recuerdo el comentario de Josetxo: «Ya sabemos quién manda en casa».

      IBON ERRAZKIN: Me gustó mucho el concierto. Me encantaban Sonic Youth. Posiblemente fui al concierto con Peru49 y con Javi Pez50. Javi adoraba a Sonic Youth. Tenía toda su discografía. Conocíamos el EVOL y el Sister, pero no tocaron ninguna canción de esos discos. Tocaron Daydream Nation entero. Fue un flash.

      FERNANDO GEGÚNDEZ: A Josetxo le encantaba Sonic Youth. Más que a Jon. Josetxo sabía lo que iba a ver. Jon iba por influencia mía, era como muchos músicos: tenía cuatro o cinco iconos y no investigaba mucho más. Pero Josetxo era un fan diletante total de la música.

      Yo era amigo de Jon y a Josetxo lo conocía de mis historias periodísticas. Ya lo había entrevistado varias veces. Les presenté ese día en la The End. Tuve el presentimiento de que se podían caer bien y fue un flechazo brutal. Josetxo vio en Jon a un Lou Reed. Y físicamente había algo: Jon tenían un aspecto loureediano.

      Josetxo me comentó que se venía a vivir a Bilbao por los estudios. Estudió Económicas, aunque no llegó a ejercer. Le dije en qué bar de Bilbao nos podría localizar. Era el Kubil. No tardó nada en aparecer. Al siguiente sábado ya estaba por allí.

      UNAI FRESNEDO: A ese concierto de Sonic Youth del 88 no fui, pero a la segunda gira, la del 90, sí. Tengo una foto de ese día con Thurston Moore. Nos la hicimos en los camerinos de la sala Txitxarro, cuando le estábamos dando un recopilatorio de Munster.

      Unai Fresnedo, de Radiation, Thurston Moore, de Sonic Youth, y Gorka Pastor, de Munster, en la sala Txitxarro en septiembre de 1990. (Cedida por Unai Fresnedo.)

      EL SCARFACE DEL INDIE

      FERNANDO GEGÚNDEZ: Los primeros ensayos de Cancer Moon fueron en casa de Jon. Informales, todavía, con una bobina de grabar. Porro tras porro iban saliendo las cosas. Iban haciendo pruebas sin batería. O a veces yo percutía lo que pillaba por ahí, porque estuve en todas esas sesiones. Un día llamaron a Jesús Suinaga, que había tocado la batería con Josetxo en La Tercera en Discordia y en Jugos de Otros. Cogieron local de ensayo en Eibar y así empezaron.

      ROBER!: Con Cancer Moon había mucha expectación. El día de su debut, el Gaueko estaba petado. Se había hablado mucho del grupo antes: en medios, en fanzines… En ese concierto estaba el quién es quién de Bilbao. Antes del disco hicieron unas maquetas muy rompedoras. Era gente que hacía cosas diferentes al rock radical vasco. Cancer Moon era otro mundo. Y encima, en inglés. Eso era salirse de todo. Entonces se veía como algo fresco y diferente. Fue más adelante cuando se cuestionaría lo de cantar en inglés.

      IÑIGO PASTOR: Recuerdo haber alucinado cuando salió la maqueta de Cancer Moon. Había algo ahí que no se había hecho nunca, ni siquiera parecido. Sus influencias eran grupos contemporáneos norteamericanos. Eran muy avanzados.

      ROBER!: Ese día a la batería estaba Jesús Suinaga, y al bajo, José, de Jugos de Otros. La otra guitarra la tocaba Jony Kontrol. Llevaban todos camisas blancas. Se las habían pintado en plan psicodélico. Jony Kontrol tocaba muy bien, pero no pegaba ni con cola. A medio concierto se ponía a pedir tabaco a la gente, para hacer la gracia. No duró nada, claro. Esa formación duró tres conciertos, todos los que hicieron ese primer año.

      FERNANDO GEGÚNDEZ: Entré a colaborar en el Ruta 66 porque mandé una carta preguntando que por qué no hacían caso a Los Extraños. Al cabo de unos meses me llamó Jaime Gonzalo diciendo que escribiera algo de Los Extraños. Y le dije: «Los Extraños ya no existen, ahora son Cancer Moon».

      Escribí el artículo sobre Cancer Moon, Jaime se interesó, le mandé la demo 12 errores de cirugía en estéreo [12 Stereo Surgery Mistakes] y le encantó.

      Jaime se empeñó en que quería producirles.

      JUAN HERMIDA: Siempre me quedé con las ganas de trabajar con Cancer Moon. Eran mi grupo. Tengo las demos de Hunted by the Snake. Conocí y entablé amistad con Jon Zamarripa y José Anitua por medio de Fernando Gegúndez. Si me llamaba Fernando y me decía que Cancer Moon tocaba en el Zeleste de Barcelona, me iba para allí. Pero Polar se hizo con Cancer Moon a golpe de talonario, el sello llamó a Jaime Gonzalo y le dijo al grupo que entraban a grabar ya.

      JAIME GONZALO: Polar era una subsidiaria de Max Music, que se había forrado haciendo maxis de música dance y de discoteca, y también se dedicaba a la distribución. Allí entró a trabajar Josep [Fontdevila], un personaje que tenía una tienda de discos por la Sagrada Familia de Barcelona, Hardcore Records, una de las mejores tiendas de aquellos tiempos. Había mucho garaje, mucho Sonic Youth… Este personaje se convirtió en el brazo derecho del capo de Max Music. Se decía que uno de los socios tenía la empresa para lavar dinero de la construcción. Era un cretino peligroso con ínfulas de gánster. Iba con pistola, con matones. El de Hardcore Records le convenció para que montase un sello para publicar rock independiente español. Era una persona deseada y admirada en la empresa: iba de mariscadas y putas con el jefe.

      Cancer Moon me ofrecieron trabajar con ellos a través de Fernando. Y el tipo de Hardcore Records, a quien también conocía, me dijo que quería poner en marcha el sello y necesitaba un productor. Podía haber cierto interés musical, pero el tal Josep no era una persona especialmente puesta en la materia. Por eso se hizo como se hizo.

      FERNANDO GEGÚNDEZ: Sacaron solo cuatro grupos: The Del-Hoyo, Vancouvers, Cancer Moon y Los Bombarderos.

      JAIME GONZALO: Yo tenía cierta experiencia. Había trabajado con The Pantano Boas, Desechables, Loquillo, Los Rápidos… Ante todo era una oportunidad de aprender, de ayudar a la gente a cumplir sus cometidos de tiempo y presupuesto, de aportar las ideas que pudiera y de que me aceptaran.

      Un problema de la época era la visión de los técnicos y los estudios. Se trabajaba con sonidos muy uniformes. No había diferencias entre